¿Pistorius, de campeón paralímpico a asesino?

El caso judicial del corredor sin piernas más veloz del mundo, Oscar Pistorius, pasará a la historia como uno de los más enrevesados para los estudiosos sudafricanos de procesos penales, sin importar el veredicto final que sea emitido.

Pistorius enfrenta cargos por posesión ilegal de armas y municiones, pero la principal imputación es de homicidio premeditado debido a la muerte a balazos de su novia Reeva Steenkamp en la madrugada del Día de San Valentín de 2013.

El acertijo número uno que debe descubrir el Tribunal Superior de Justicia de Gauteng Norte (TSG) es: ¿Por qué una estrella deportiva internacional de repente agarra una pistola de tiros explosivos para dispararle a su mujer de solo hace tres meses?

¿Por qué un héroe para millones de sudafricanos, sin historia probada de violencia doméstica, decide acabar con su privilegiado status social y económico y con la vida de su amante en la noche más romántica del año?

Sociólogos coinciden en que se trata de un evento con gran perfil psicológico y muchos matices de naturaleza humana. Pistorius jura que abrió fuego contra la rubia modelo de 29 años porque la confundió con un intruso en su vivienda.

La paradoja crucial del caso es que no existen testigos oculares y todas las evidencias son circunstanciales; por ende, posiblemente jamás se conozca lo que realmente sucedió el 13 de febrero en casa del famoso multi-medallista de oro paralímpico.

Tampoco hay indicios de que el reo esté dispuesto a confesar un crimen que significaría automáticamente cadena perpetua.

Pistorius paga 450 dólares diarios a un renombrado abogado para que lo salve del enredo, con el menor daño posible.

En cualquier variante, al final del juicio el acusado irá a parar a la cárcel, porque si la jueza Thokozile Masipa considera verídica la versión de los hechos contada por Pistorius, será declarado culpable de un cargo de homicidio culposo (muerte por negligencia).

Ese veredicto, más las imputaciones de tenencia ilícita de armamentos, podrían representar entre siete a 10 años de privación de libertad para el deportista otrora conocido por Blade Runner (cuchilla corredora, debido a las prótesis metálicas que usaba en competencias).

El juicio, previsto hasta el 16 de mayo próximo, está siendo transmitido en vivo y directo por la radio y la televisión sudafricana. Pistorius ha estado libre después de la noche del tiroteo fatal porque pagó al TSG una fianza de 93 mil dólares.

Durante las audiencias varios testigos han hablado acerca del carácter inestable y malhumorado del acusado, de su afición obsesiva por las pistolas Smith & Wesson, pero también del amor evidente por su novia, que tenía un prometedor futuro como actriz.

Las graves acusaciones contra Pistorius, de 27 años, pusieron fin a su exitosa carrera deportiva, durante la cual ganó seis medallas de oro en competencias paralímpicas.

Además, la sombra de asesino que evoca su nombre provocó que importantes compañías internacionales como Nike, Oakley Luxottica, y HF Ossur, le retiraran el patrocinio y, por ende, dejó de ingresar millares de dólares mensuales.

Pistorius ya puso en venta varias de sus valiosas propiedades, incluyendo la lujosa residencia en Silver Woods Estate, Pretoria, que es considerada por policías y fiscales del Estado como la escena de un crimen, quizás por celos.

Varios analistas de prensa observan muchas analogías entre el caso Pistorius y el del futbolista estadounidense Orenthal James (O. J.) Simpson. Ambos fueron deportistas de alto perfil acusados de asesinar a una amante rubia glamorosa en su propia casa.

Sin embargo, presentadores de la televisión sudafricana aseguran que el corredor doble amputado es más famoso actualmente que Simpson en junio de 1994, cuando Nicole Brown fue encontrada muerta a puñaladas en Los Angeles.

El atleta afronorteamericano fue absuelto por una corte de California, mientras que gran parte de la opinión pública sudafricana considera culpable a Oscar Pistorius.

"Bueno Oscar, creo que por tu bien debes acabar de decir la verdad; para empezar, yo pregunto por qué Reeva se encerró en el baño y bloqueó la puerta en horas de la madrugada", comentó en Twitter Lindwe Khaya.

"Si la Ley General de Armas de Sudáfrica establece que usted no puede abrir fuego si no alcanza a ver con nitidez el objeto o la persona a la cual apunta, ¿qué sentido entonces tiene todo este juicio?", opinó Maano Rodney en Facebook.

Gerswin Malan, otro comentarista en las redes sociales de Internet, dijo que si Oscar pensó que era un ladrón, no está claro por qué disparó cuatro veces. Incluso si fue un accidente, él acabó con la vida de un ser humano, subrayó.

El juicio contra el atleta discapacitado fue aplazado hasta el 7 de abril debido a enfermedad repentina de uno de los asesores jurídicos del TSG.

Los ministerios fiscales y de la defensa estuvieron de acuerdo con la medida, pero se pudo escuchar un murmullo de disgusto entre numerosos periodistas que esperaban en el antesala exterior de la corte de Pretoria por declaraciones del reo.

June Steenkamp, la madre de Reeva, se ha visto en todas las sesiones del tribunal, en varias ocasiones acompañada por la portavoz de la Liga Femenina del gubernamental Congreso Nacional Africano, Jackie Mofokeng.

June ha declarado a reporteros que Pistorius evita mirarla a los ojos cada mañana cuando llega a la sala de audiencias en el este de la capital ejecutiva sudafricana, pero que está lista para perdonarlo si le dice la verdad sobre la muerte de su hija.

Lo cierto es que las evidencias factuales no hablan a favor del acusado.

En un mensaje telefónico Reeva Steenkamp le dijo a su novio en una ocasión: "Soy feliz contigo el 90 por ciento del tiempo, pero a veces le tengo miedo a tu mal genio. Por ejemplo, hoy yo no estaba coqueteando con nadie y montaste esa escena".

El TSG citó a 107 testigos para el proceso penal en la corte de Pretoria, pero debido a las extensas declaraciones solo una docena han podido pasar ante la jueza.

En Sudáfrica los juicios no cuentan con jurados y será la magistrada Masipa quien decidirá la sentencia final, con la ayuda de dos consejeros penales laicos.

Fuente: PL (El autor es corresponsal de Prensa Latina en Sudafrica)