El libro que ganó el Premio Calendario 2013, era antes de ser
especiales
El pequeño cuaderno escolar, que me recuerda a los libros de ortografía de la primaria, aun cuando solo he visto la versión impresa en fotos, no solo lo hizo ganar el premio Calendario y le costeó una ronda de cervezas para sus amigos, hizo más, lo dejó sentarse junto a Chavarría y decirle su nombre, porque todos deben enterarse y no por Wikipedia, de quién era Arquíloco.
La trama de los cuentos ya existía, está en sus crónicas, está en su vida, está y siempre va a estar en sus pensamientos y tal vez, hasta tenga miedo de que la gente descubra que es un poco más de su culto a la personalidad de Cortázar, porque Rayuela lo dejó en deuda con la literatura y todavía está jugando al pon con una lata escachada de la peor de las cervezas, con los libros que le faltan por leer, que son muchos.
El libro es, sin dudas, como puede que lo sea Conducta, más de lo mismo, y lo peor, con la esperanza de creerse diferente. De García Márquez tomará en gran medida el enredo que te hará preguntarte si hiciste bien la relación que le encontraste a los personajes y que te hará reconocer, como en uno de los comentarios de sus post, que lee mucho y raro.
Así como algunos pueden reconocer en Isabel Allende a Márquez, y ver como un escritor asume a otro, porque la dialéctica es así y de la ley de la negación de la negación aprendimos a tomar lo mejor y negar lo malo, se puede entrever muchos estilos que conforman el estilo del autor, que a veces desemboca en la carcajada interna de dejarnos con algunas preguntas.
Se lee en un día, dos o tres a lo sumo, y quizás a los que están más complicados les doy hasta una semana, no más que eso.
Carlos asintió ante la invitación interna del dios del corta y pega que a tantos estudiantes ha salvado de no poder llegar a las páginas que se exigieron a sí mismo, o que les exigieron otros y por eso, si empiezan a leerse sus crónicas y después el libro, podrán pasarle por arriba a algunas historias, como a los pedacitos de película que ya vieron en un reproductor de video, para comprobar que no estaría malo el filme.
Así como en el cine cubano no puede faltar la escena del desnudo, esa para la que prepararon a toda artista recatada que quiere triunfar, hay temas, temas para un libro que se convertirá en el premio Calendario de narrativa, que no se pueden dejar de tocar, uno es, pa pa pán, pa pa pán: La migración, ese secreto a voces que comprobamos, con un vistazo a los archivos de la ONE, que existe antes de nosotros y que no es un fenómeno cubano, sino, universal.
Pero la historia no es esa, ni mucho menos. El libro está dividido, según el índice, en 7 historias, que tienen cada una, por supuesto, un título. Suman 7 títulos, que son: Detrás de la ventana, Disgrace, Los desastres de la guerra, La tarde de los sucesos definitivos, Primera cita, Días de paz y Muerte en La Habana.
Todo personaje que muera en el libro, muere metafóricamente, así que no lloren a esos muertos, eso tiene que quedar claro, toda la historia de la vida y la muerte, es una metáfora gigante y la suspicacia nos hará entender fácil esta cuestión.
Los personajes estarán todos ensartados en un collar inmenso que van desde la dedicatoria (a Rosa Miriam Elizalde y Michel Contreras, claro que perdonado por Salinger) hasta la última frase un poco sarcástica diría yo, teniendo en cuenta los comentarios de su sesión en OnCuba, Esta boca es mía. La cortaría y pegaría textual, pero se las tecleo mejor, dice: «Pero no sé si me sigan. Posiblemente no». Muestra de que su ego siempre necesita que le digan: Vas bien…
El autor —está de más decirlo— es un personaje, que a veces es el narrador, pero otras toma el protagónico, porque no podía ser de otra manera.
Hay un montón de nombres raros que te sugieren que hay que leer más y que tú también tienes que tirar la tacha, como le decíamos en el patio, a la hora de receso, a «la lata de la peor de las cervezas escachadas», y empezar a hojear varias páginas.
El libro tiene trama, subtrama, varias interpretaciones, chismes, y hasta cuentos dentro del cuento, en los que sugiere finales distintos que hasta intenta explicarte, y te obliga a hacerte preguntas que quizás hubieses pasado por alto, y le da respuestas hipotéticas, además.
La manera en que está escrito está muy bien pensada; tantos años de lectura y dedicación se demuestran. Da lecciones fáciles a la juventud que quiere comenzar en ese negocio que es la escritura y la alienta a no abrir un timbiriche en una esquina, sino ponerle ganas al asunto, que ya sus frutos dará: sus premios, sus publicaciones, su fama, sus fans, sus obsesionados, sus desertores, sus luces y sus escenarios.
La tarde de los sucesos definitivos, por lo demás, me pareció bien, no hay manera de cocinar una sopa con ingredientes de primera que quede mal, eso solo sucede en casos muy difíciles, donde no existe ni talento, ni aptitud, y este no es uno de esos.
La historia se disfruta, más allá de la meta tranca, y es más que interesante leer ese compendio de experiencias de la vida del autor, que nos hacen creer que para explicarnos todo diría exactamente como Cortázar con Rayuela: «De alguna manera es la experiencia de toda una vida y la tentativa de llevarla a la escritura».
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