USA-Miami-Cuba: El turno de Andrés
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Lo fundamental de ello giró en torno a la ya famosa encuesta solicitada por la Atlantic Council, una relevante firma asentada en Washington.
Su punto más connotado fue el tema de la normalización de las relaciones entre La Habana y Washington, acogido favorablemente por una mayoría, incluso en la Florida.
Tal conclusión fue reforzada el martes por un conocido diario español en nada amigo de la Revolución cubana, El País, al decir lo siguiente:
“La encuesta representó un importante cambio de postura”, incluso, en un territorio donde han predominado los anti-Castro, como la Florida, algo que debería hacer reflexionar a la Casa Blanca y el Congreso.
De inmediato, la extrema derecha que se mueve allí convocó a especialistas de su maquinaria propagandística y les orientó hacer un esfuerzo para restar credibilidad a tal desafío.
Uno de sus hombres lanzados al ruedo fue el periodista de origen argentino, formado en academias de Estados Unidos, Andrés Oppenheimer.
Este último es un laureado columnista de los dos Herald, en inglés y español, que radican en Miami, donde él también anida desde 1985.
Asimismo es analista de la televisora CNN y de un diario español, El País, entre otros medios, y la revista Forbes lo llega a considerar una suerte de “estrella” en aquel ambiente.
Cuando en 1976 ejecutaron un golpe de Estado en Argentina, no ajeno a Washington, que desató una brutal represión, la decisión de Oppenheimer fue abandonar su nación y vivir en Estados Unidos.
Este jueves le publicaron un artículo por encargo, “¿Cambiará la política hacia Cuba?”, verdadero regalo de oro para quienes deseen conocer su pensamiento.
Primero se refiere a la famosa encuesta solicitada por la Atlantic Council, una investigación, admite Oppenheimer, hecha “por “gente seria”.
Luego él mismo subraya algunos de sus resultados: el 56 por ciento de los estadounidenses participantes en la muestra favorecen normalizar los lazos bilaterales, mientras en la Florida el 64 por ciento.
Esto último fue valorado por el columnista del Herald como algo “sorprendente”, aún cuando silenció que el 79 por ciento de los analizados de ascendencia cubana opinó igual.
Aborda la interesante repercusión desplegada en los medios por expertos y organizadores de la encuesta sobre posibles efectos de esta en la política estadounidense hacia La Habana.
“No comparto ese optimismo”, afirmó el periodista de origen argentino al cuestionar la posición de quienes creen ver una discreta luz en este peliagudo camino.
Amplió su dardo aseverando no estar seguro de que el Congreso, la llave para variar la política hacia Cuba, cambie su postura hacia el “embargo” a la dictadura.
Pero vuelve a contradecirse a sí mismo cuando informa que habló con dos directivos del Atlantic Council, Peter Schechter y Jason Marczak.
Según Oppenheimer, ¿qué le dijeron esos destacados interlocutores a los cuales antes llamó “gente seria”?
Pues que esta encuesta revela que “la mayoría de los estadounidenses de ambos partidos” está dispuesta a un cambio de política” hacia La Habana.
Hay más, Peter y Jason también le confiaron que, “lo más sorprendente”, es que los habitantes de la Florida avalan aún más que el resto de la nación “un cambio gradual o pleno”.
Golpeado, Andrés vuelve a la carga con tono defensivo y hasta comprometedor al señalar:
Ya antes hemos escuchado esto “muchas veces”, otras encuestas dieron resultados parecidos y el nuevo sondeo se llevó a cabo entre la población en general, no entre los probables votantes.
Pero Oppenheimer en su artículo afirma que Schechter y Marczak le aseguraron que más del 90 por ciento de los entrevistados en la Florida y el resto de Estados Unidos “son votantes registrados”.
A pesar de todo, ya contra las cuerdas, aún se atrevió a balbucear: sin embargo la encuesta no contenía preguntas que identificaran a los posibles electores.
Así, para Andrés Oppenheimer un sondeo entre los habitantes de la Florida, e incluso de Estados Unidos, no es más importante que uno entre los registrados para votar.
De ahí que llegue al exabrupto de escribir que, al margen de la opinión de millones, será un puñado de congresistas quien decida la suerte de una política.
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ulises
El Observador
Manny
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