Washington-Cuba-Celac: ¿Yo contra todos?
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Así interpretó el contenido de un análisis de la Associated France Press (AFP), no caracterizada por su amistad hacia La Habana, referido a la Segunda Cumbre de la Celac.
Hace 20 o 30 años, nadie hubiese concebido tales afirmaciones públicas, o las habría remitido a una suerte de ficción política a cargo de un periodismo de igual sello.
¿Criterios de la agencia del gobierno francés remitidos a las opiniones de expertos? Una muestra de ellos es la que sigue.
Que la Cumbre de la Celac en La Habana puso en evidencia cómo la política de Estados Unidos hacia Cuba «distanció al gigante norteamericano del resto del continente».
La declaración de la Cumbre, firmada por una treintena de jefes de Estado latinoamericanos y caribeños, fue objeto de una enérgica respuesta del Departamento de Estado.
Según este último, prosiguió AFP, ese pronunciamiento colectivo «traicionó los principios democráticos de la región, al respaldar el sistema unipartidista en Cuba».
Wayne Smith, exjefe de la Oficina de Intereses de Washington en La Habana, consideró al respecto:
«Me parece que Cuba tiene sobre los gobiernos estadounidenses el mismo efecto que la luna llena tiene sobre los lobizones».
En la visión de Smith, nuestra política hacia Cuba es emocional, no es pragmática, no es sensata, y además, va contra nuestros propios intereses.
Un funcionario de la Washington Office on Latin America (WOLA), Geoff Thale, declaró que la política estadounidense hacia Cuba «lamentablemente se ha quedado empantanada en el pasado».
Recordó que, años atrás, el presidente Barack Obama fue a Miami y aseguró en un discurso que era el momento de actualizar la política hacia Cuba.
Asimismo subrayó que «una política que fue definida hace 50 años no tiene sentido en la actualidad».
A juicio de Thale, incluso la acusación estadounidense de que la Declaración formulada por la Celac es una traición a la democracia, «resulta exagerada».
Pero alertó de manera particularmente significativa que todo lo sucedido es señal de que nadie en el continente acompaña nuestra posición hacia Cuba.
Los países firmaron la Declaración, añadió, porque «se sienten cómodos» con el sistema cubano, y otros porque entienden que la isla tiene derecho a tomar sus propias decisiones.
Por último, el funcionario de la Office on Latin America, Geoff Thale, formuló una aseveración demoledora:
En cualquier caso, firmaron porque «nadie más cree» que funcione la política de Estados Unidos destinada a cercar a Cuba, señaló.
A manera de puntillazo, Mavis Anderson, portavoz del Latin America Working Group, con sede en Washington, dijo que la Casa Blanca debe darse cuenta de su aislamiento en el tema cubano, porque el continente opina que esa política «está obsoleta», es cruel y precisa cambiar.
¿Por qué es tan difícil que esto último suceda? Lo responde Anderson:
Debido a que los gobiernos aún temen represalias de miembros del Congreso que él denomina «rígidos», o sea, ultraderechistas de origen cubano.
Se explica entonces el casi increíble gran titular que desplegó este sábado Diario Las Américas tibiamente remitido a la AFP: «Política hacia Cuba distanció a Estados Unidos del resto del continente»...
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Luis M. Domínguez B.
HECTOR
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