Crónicas del Festival: El verano de los peces voladores
especiales
Por las noticias hemos sabido de la lucha de los mapuches por sus tierras, allá en Chile. Está claro que no es un conflicto sencillo, en todos los bandos ha habido excesos. Pero lo cierto es que el pueblo originario, el más humilde, ha sido siempre el gran perdedor de esta guerra por momentos silenciosa y por momentos silenciada. El verano de los peces voladores (Marcela Said Cares, Chile, 2013) se adentra en este complejo entramado con una sutileza y un lirismo arduos, pero contundentes. La narración está resuelta en intensas pinceladas, que en ocasiones pudieran parecer inconexas o sin sentido, pero que van armando el gran fresco. La película es dura sin llegar a ser violenta. El drama respira detrás de un telón apacible. Los personajes se van dibujando poco a poco, habitando un tempo pausado pero de profundas implicaciones. Fotográficamente, hay que decirlo, esta cinta es una obra de arte. Hay planos inspiradísimos, con una gran carga poética. Pero lo que más llama la atención es el decidido compromiso de los realizadores con una realidad. Toman partido sin que parezca que lo tomen. Aquí no hay panfleto, por eso la denuncia cala…
Título: El verano de los peces voladores
Director: Marcela Said Cares
País: Chile
Guion: Marcela Said, Julio Rojas
Fotografía: Inti Briones
Música: Alexander Zekke
Intérpretes: Francisca Walker, Gregory Cohen, María Izquierdo, Guillermo Lorca, Roberto Cayuqueo, Bastián Bodenhofer
Sinopsis: Manena es una adolescente muy audaz que pasa las vacaciones en la quinta de su padre. El padre está obsesionado con eliminar las carpas que han invadido su laguna artificial. Manena conoce un mundo que coexiste en silencio junto al suyo: el de los trabajadores mapuches que reclaman el acceso a las tierras y se enfrentan al padre de la muchacha.
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