Barbie Día de Muertos 2025: el mito de La Llorona hecho mercancía
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Mattel lanza la Barbie Día de Muertos 2025 inspirada en La Llorona. La muñeca fusiona tradición y mercado en medio de la desaceleración global del juguete.
El mito más importante y popular de México acaba de transformarse en un objeto de colección. Mattel lanzó oficialmente su nueva Barbie inspirada en “La Llorona”, como parte de la edición especial Barbie Día de Muertos 2025.
Con ello se ha generado, un intenso debate entre coleccionistas, defensores de la cultura popular y críticos del consumo cultural. Lo que algunos ven como un homenaje, otros lo interpretan como un gesto de mercantilización de la tradición.
La muñeca, diseñada por el artista mexicano Javier Meabe, luce un vestido blanco con bordados plateados y un velo translúcido que remite al espíritu errante de la leyenda.
Su rostro, con lágrimas metálicas y maquillaje de catrina, estiliza el dolor de “La Llorona” hasta convertirlo en una figura de moda. Entre la devoción y el marketing, Barbie asume el papel de intermediaria entre la memoria ancestral y el consumo global.
La cosmovisión mexicana del Día de Muertos
Para entender la magnitud de esta edición, es clave mirar el sentido profundo del Día de Muertos dentro de la cosmovisión mexicana. Esta celebración no concibe la muerte como un final, sino como una continuidad espiritual: un reencuentro con los ancestros y una reafirmación del ciclo de la vida. Las flores de cempasúchil, las ofrendas y los altares son puentes simbólicos entre el mundo de los vivos y los muertos.
En este contexto, “La Llorona” encarna el dolor humano y la culpa eterna, figuras que, según el pensamiento mesoamericano, dialogan con el inframundo y la purificación del alma. Transformar ese mito en un producto de colección provoca preguntas sobre cómo las empresas reinterpretan las creencias para adaptarlas al mercado global.
Tradición y marketing: ¿reverencia o apropiación cultural?
Desde 2019, Mattel ha consolidado su línea Barbie Día de Muertos como una de las más exitosas entre los coleccionistas. Sin embargo, esta nueva entrega abre un dilema entre homenaje y apropiación cultural. ¿Puede una muñeca fabricada en serie transmitir el peso simbólico de una leyenda que habla de pérdida, redención y memoria?
Para la antropóloga cultural María del Carmen Ortiz, el fenómeno refleja una tensión contemporánea: “Barbie La Llorona representa el intento de domesticar el mito. Es una forma de estetizar el miedo y convertirlo en deseo de consumo”. La empresa, por su parte, sostiene que busca honrar la herencia cultural mexicana y acercar sus símbolos a nuevas generaciones.
Entre la memoria y el mercado global
La Barbie La Llorona no solo encarna la dualidad entre belleza y tragedia, sino también la relación entre identidad y globalización. Mientras en México la leyenda sigue viva en los relatos orales y las noches junto al río, en los escaparates internacionales se convierte en una figura de colección de alto valor comercial.
Pero esta historia, va más allá de una muñeca.
En la tesis “La Llorona: evolución, ideología y uso en el mundo hispano” de Raquel Sáenz-Llano (Louisiana State University, 2019) examina la transformación histórica, simbólica y política del mito de La Llorona desde la época prehispánica hasta la actualidad.
La autora plantea que esta leyenda, una de las más difundidas del mundo hispano, actúa como un espejo cultural que refleja las tensiones de género, la herencia colonial y la identidad mestiza de América Latina.
El trabajo sostiene que el mito ha sido reinterpretado constantemente: la versión tradicional —donde una madre asesina a sus hijos por celos y es condenada a llorar eternamente— responde a una lectura patriarcal que disciplinó la figura femenina.
En cambio, las reinterpretaciones feministas y chicanas (Gloria Anzaldúa, Sandra Cisneros, Rudolfo Anaya, entre otros) rescatan su carácter ambivalente e inconcluso, reivindicándola como símbolo de resistencia, sanación y poder espiritual.
Sáenz-Llano argumenta que el elemento esencial e “innegociable” del mito es el llanto, entendido no como signo de debilidad sino como una práctica ritual y comunitaria con raíces prehispánicas. En las culturas mesoamericanas y andinas, llorar significaba comunicarse con el cosmos y restaurar el equilibrio social y espiritual.
Así, La Llorona no representa una tragedia individual, sino un sistema de relaciones entre madre (divinidad), hijo (individuo), padre (sociedad) y agua (cosmos).
El lanzamiento de la Barbie inspirada en “La Llorona” dentro de la edición Día de Muertos 2025 ha reavivado el debate sobre los límites entre homenaje cultural y apropiación comercial. Mientras Mattel presenta la muñeca como un tributo al legado mexicano, críticos y antropólogos advierten que el gesto convierte un mito ancestral en mercancía.















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