El cuento sobre Gaesa
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Según el El Nuevo Herald, la mafia anticubana de Miami aplaude la última puesta en escena del mentiroso Marco Rubio. En la foto: De izquierda a derecha, los representantes de los Estados Unidos por Florida Mario Díaz-Balart, María Elvira Salazar y Carlos A. Giménez, en el Comando Sur de los Estados Unidos el jueves 7 de noviembre de 2024, en Doral, Florida. D.A. Varela dvarela@miamiherald.com
La búsqueda incansable de encontrar un motivo, un filón donde apoyarse para recrudecer la guerra económica multifacética contra Cuba, expone por estos días el tipo de seudo investigaciones periodísticas, donde la fantasía supera a la realidad.
El secretario de estado estadounidense, Mr. Rubio, con inocultable desespero, indicó incrementar las acciones mediáticas que sirvan de pretexto para obstaculizar o incluso impedir, cualquier flujo de recursos económicos y financieros, en la línea de bloquear más al pueblo cubano.
Para ello no podía faltar la inefable periodista de lejano origen cubano, Nora Gámez, quien publicó una historia en un medio floridano, el Miami Herald, de triste referencia por su inclinación a dar cabida a cuanto absurdo pueda servir para denigrar a la Revolución.
De Gámez no vale la pena ni hablar, ella sola se denuncia, pero si de lo que publicó, afirmando que el Grupo de Administración Empresarial SA (GAESA) de Cuba, atesora enormes recursos financieros. De inmediato economistas cubanos han demostrado, con una breve exploración de las cifras expuestas en el Herald, el nivel de falencia de los números inventados por Gámez.
Empezar por cuestionar la cantidad; dice la articulista que son 18 mil millones de usd, acumulados y guardados debajo del colchón, únicamente en el 2023. Resulta que en ese año las exportaciones totales cubanas fueron de 8 500 millones de usd; primera interrogante: ¿solo este conglomerado duplicaría las de todo un país?
Es más, uno de los economistas referenciales de la contrarrevolución, reconoció que estos números eran imposible de corroborar, son “conjetural” y tienen “una naturaleza fantasmagórica”. Que cada cual interprete a su modo estas descalificaciones, pero resulta evidente que nadie seriamente puede creer en las cifras. Pero el disparate no se limita a ellas. Veamos
Acompañando usualmente este tipo de relatos, se reitera que las tiendas en MLC y el turismo experimentan un “colosal” desplome, que dichos rubros van en caída libre. GAESA tiene presencia relevante en ambos sectores; entonces ¿cómo pudo incrementar sus ingresos de la manera expuesta por Gámez, si dos de sus rubros más valiosos están en crisis?
Lo que es aún más loco: ¿por qué GAESA, con “tanto dinero” descuidaría dos sectores?, que se afirma todo el tiempo que están mal, pero que “bien administrados” pueden ser muy lucrativos.
Otro dislate: De ser cierto la cifra, colocaría a GAESA en la selecta lista mundial de las 600 empresas más eficaces (lugar 563), por su nivel de ingreso, por debajo inmediatamente de NESTLE, y debajo en la lista, le siguen la mundialmente conocida multinacional de seguros MAPFRE, y la también famosa empresa de informática ADOBE. ¿En serio alguien puede creer eso?
Aquí cabe otra observación, que obviamente Gámez descuidó. Con estos supuestos se estaría demostrando que el modelo de empresa estatal socialista cubano, no solo funciona, sino que es superior al de grandes monopolios de alcance mundial.
¿Pero acaso no es que se asegura todo el tiempo que ese modelo es un fracaso? Gámez sin querer ha desmentido cientos de campañas sobre lo fallido del estado socialista y de las empresas estatales cubanas; tal vez los ideólogos de MAGA no han leído el artículo, capaz que la quieran deportar, por ensalzar formas “comunistas” de organizar la economía.
Si tantos absurdos no fueran suficientes, lo más risible son las fuentes de las estadísticas publicadas en el Herald. Dice Gámez, en modo Agatha Christie con esteroides, que los datos los consiguió de una “inusual filtración de documentos militares secretos”, lo que le otorga al artículo esa ala de misterio “caza incrédulos” y de paso, garantiza la imposibilidad de comprobar las fuentes. Pero a estas alturas ya parece obvio que la credibilidad no es el fuerte de Gámez.
Desde luego, salta a la vista que la develación de esta investigación de la Agatha Christie/Gámez persigue varios propósitos, incluso que importa poco o nada esa credibilidad.
Se busca por caso denigrar a las instituciones económicas cubanas, indisponerlas ante la opinión pública nacional e internacional en la medida que mientras estas absurdamente acumulan riquezas para no hacer nada, por puro placer, el resto de los cubanos pasan muchas vicisitudes. También especula sobre el supuesto de que las instituciones armadas del país no deberían estar manejando rubros económicos, y un largo etc.
En sus intentos aleccionadores, con ínfulas de originalidad noticiosa, Gámez obvia que está generando este bulo desde el peor lugar para cuestionar el papel de un presunto conglomerado militar en la economía de un país.
En efecto, no se necesita una “inusual filtración de documentos militares secretos”, para toparse con el rol que juega el complejo militar industrial en EEUU. La Oficina de Análisis Económica (BEA, agencia del Departamento de Comercio de los Estados Unidos) estima que este conglomerado militar, más las llamadas empresas de nuevas tecnologías, usualmente articuladas, detentan no menos del 12,5% del PBI, alrededor de 2,3 billones de usd.
Además, conservadoramente se calcula que alrededor del 60% de los altos ejecutivos y accionistas encumbrados de dicho complejo militar-industrial, también controlan empresas civiles de energía, comercio, mediáticas y finanzas, entre otras.
Hay muchos ejemplos, uno de los más relevantes es el de BlackRock, Vanguard y State Street, los mayores accionistas de las llamadas "Big 5" de defensa (Lockheed, Raytheon, etc.) y que también dominan empresas como Apple, Google y Walmart.
Incluso, sería interesante que Gámez ilustrara a sus lectores si el fondo de inversión Chatham Asset Management, que controla al Miami Herald, tiene algo que ver con el susodicho complejo militar industrial en cuyo caso, no tiene que esperar por fuentes secretas indiscretas, simplemente preguntar desde la misma redacción donde cobra sus mensualidades.
Por otro lado, también Gámez debería conocer que si en 1990, el 1% más rico de EEUU se apropiaba del 15% de la riqueza nacional, esa cifra se modificó, claro, a favor del 1%, que controló el 34% en el 2024. No es en Cuba, Gámez, es en Estados Unidos donde existe una concentración de la riqueza y del poder, asentado en estructuras de propósito militar, que hablando coloquialmente son los dueños de ese país.
Se deja para el final la parte dígase que bizarra de esta telenovela, que se maneja por capítulos. El más reciente es, como era de suponer, la reacción de otro conglomerado, conocido como los sospechosos habituales, si, los congresistas Díaz Balart, Giménez, con G y claro, la sra. Salazar; todos al unísono exigiendo recrudecer el bloqueo, por los “excesos” de GAESA, inventados por Gámez, mejor dicho, por Mr. Rubio el “guionista” de esta historieta de ocasión.
Para rematar y en modo delirium tremens, los congresistas anti cubanos exigen al gobierno estadounidense que congele esos 18 mil millones de usd, donde quiera que estén guardados, sin dejar ni un centavo a temperatura ambiente. Di tú!, hay que congelar algo que no existe.
Mientras participan alegremente en este show, estos mismos congresistas descuidan la atención a miles de migrantes, que si existen, sometidos a la arbitrariedad de una política que los culpa de la debacle estructural del país.
En rigor no hay mucha novedad en esta operación de bajo presupuesto. El modus operandi es tan predecible como obvio: primero inventan una causa, después proceden a condenarla, luego la usan como pretexto para reforzar el bloqueo y después culpan al gobierno cubano por las consecuencias de dicha agresión.
Resumiendo, la arremetida contra GAESA es una más en el universo paralelo de la contrarrevolución. Pero ahora han roto el medidor de mediocridad, y en el apuro de servir a Mr. Rubio, ninguno de ellos se tomó el trabajo de aplicar la aritmética o la lógica elemental. Sigan así, el pueblo cubano está claro de la verdad, el resto es polvo cósmico.












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