Las mil y una vidas de Karina Picado Vargas
especiales

Karina Picado Vargas, actriz de Costa Rica.
Foto tomada de Perlavisión.
“A lo largo de mi vida, nunca me planteé tener nueve carreras universitarias, como las logré”. Así cuenta Karina Picado Vargas, actriz de Costa Rica, que entre los invitados especiales participó desde el 27 de febrero y hasta el dos de marzo del VI Festival del Monólogo Latinoamericano en Cuba.
“Primero me gradué de pedagoga, luego fui Psicopedagoga, especialista en psicogenética y en innovaciones tecnológicas para la enseñanza, y dificultades de aprendizaje de conducta en niños y adolescentes. También soy psicóloga, con estudios en Neuropsicología, con mis mentores en Israel y España.
“Luego me titulé comunicadora audiovisual y multimedia; soy locutora graduada, guionista profesional, cineasta, productora de radio y televisión interactivas. Además, soy escritora, con libros que han sido best seller, gracias a la gran generosidad del público, y ahora incursiono en la escritura de la poesía contemporánea, apoyada en investigaciones realizadas en la Universidad de Costa Rica.
“Durante la pandemia, gané la oportunidad en México de estudiar durante un año completo de forma intensiva la carrera de actuación profesional, una de las experiencias que ha marcado mi vida. La verdadera razón de mi vocación de vida es ayudar a las personas, sobre todo, a quienes sufren de dolor emocional, y no tienen muchos recursos para afrontarlo, y esas nueve profesiones que tengo son accesorios para tratar de hacer mejor mi trabajo.
“Soy una sola Karina, convencida que todas las personas tienen diferentes dimensiones, están dotadas de talentos y carencias, por lo cual es bueno tener conciencia de ello.
“Esta superación interna la experimenté en carne propia, pues tuve un accidente y caí desde siete peldaños de la escalera de mi casa. Me fracturé el cuello, y en el diagnóstico clínico me declararon cuadripléjica; he tenido múltiples cirugías de columna cervical, eso me ha dado la condición de estar cinco veces desahuciada por los médicos y al borde de la muerte.
“Ese proceso me hizo tomar la decisión de vivir y comencé a luchar, batallar, asirme fuertemente a la vida. Me veo como una mujer, lejos de los estereotipos o prejuicios que me impone la sociedad, porque estoy en una continua búsqueda de mi esencia, que trata de evolucionar hacia un ser humano mejor”.
Como neurocientífica Karina recomendó que se invierta más en el presupuesto de investigación, para evaluar enfermedades desde tempranas edades.
Para Karina cada personaje es un reto y le da tratamiento exclusivo, con respeto a sus orígenes, pensamientos, emociones, reacciones y conductas, sin juzgar, sino como un testigo privilegiado.
“Me gustan los personajes de la etapa de adultos mayores y los de la infancia, me toca muchísimo por la vulnerabilidad que tienen en sí mismos.
“He tenido que realizar caracterizaciones de todo tipo, en cuanto a edades y géneros, condiciones sociales o incluso intelectuales. Me encanta caracterizar personajes masculinos, porque me permite ingresar al universo tan manipulado de la masculinidad, en relación con los sistemas patriarcales o de dominación y poderes, descubrir en hechos sus debilidades y necesidades.
“Me gusta todo personaje opuesto en escena, que esté pendiente a denunciar las injusticias sociales, cualquier tipo de maltrato, abuso, conflicto, pobreza, delito o similar, tanto en temas humanos como sobre nuestra irresponsabilidad en el daño ecológico”.
Sobre su faceta de cantante lírica, indicó que sus profesores de canto vieron que tenía una "voz rara", con los tres registros y se inclinó por el canto.
“A nivel físico, la música me ha enseñado cosas elementales para la supervivencia y para el manejo y control de mis impulsos.
Otras facetas de su vida fueron expuestas por la actriz, como sus habilidades en la cocina. “Fui muy precoz, porque aprendí a escribir y a leer a corta edad, y también a cocinar por necesidad de ayudar a mi madre, a cuidar a mis dos hermanos menores. Para mí la cocina es casi un laboratorio de ciencia, me encanta aplicar la intuición y la experimentación creando platillos.
“Tengo una hija, Sofía, una mujer extraordinaria, sensible, ultrainteligente y profesional, muy creativa, científica y artista. Mi madre Sonia es profesional de las artes plásticas, investigadora de la técnica de la Acuarela; mientras mi padre Carlos Manuel, es ingeniero hidrólogo, quien trabajó en la construcción de las dos represas hidroeléctricas más grandes de mi país, y en proyectos geotérmicos. Vivo junto a mi esposo Douglas, jurista, defensor de la niñez, las mujeres y los hombres en condición de vulnerabilidad”.
Por segunda ocasión Karina asistió en Cienfuegos a la cita más importante del monólogo en América Latina y presentó su más reciente libro, En busca de la libertad, un texto interactivo multimedia, basado en alta tecnología, pues contiene recursos muy innovadores, como obras pictóricas, transformadas en realidad aumentada y en animaciones 2D y 3D.
También posee audios de poesías dramatizadas, y las grabaciones en video de puestas en escena, protagonizadas por los estudiantes de arte dramático.
“Dicho texto debe ser publicado en tres idiomas: español, inglés y portugués, con el objetivo de aportar a la cultura ese patrimonio gráfico, piezas originales de música clásica de Costa Rica para el mundo y poesías alusivas a la vida y sus ciclos”.
Asimismo guió un taller participativo, en la sala Ateneo del teatro Tomás Terry, con el título De la Metáfora a la Acción: un viaje emocional desde la Neurociencia para la Poesía y la Actuación, que fue impartido por la experta.
“Es un taller donde los participantes crearon una puesta en escena que se incluirá dentro del libro interactivo, habilidades que se mostrarán desde el género de la poesía.
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