Caso Industriales: ¿De nuevo el Miami gorila?

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Caso Industriales: ¿De nuevo el Miami gorila?
Fecha de publicación: 
23 Julio 2013
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El juego de conmemoración debía realizarse los días 10 y 11 de agosto en el estadio de la Universidad Estatal de La Florida, auspiciado por la entidad Somos Cuba Entertainment Group.

 

Sin embargo, bajo una brutal presión ultraderechista, la citada universidad retrocedió en su compromiso y se negó a facilitar la instalación como sede de los encuentros previstos.

 

El Nuevo Herald añadió que los promotores del suceso están buscando «una variante desesperada» para salvar el evento, pero reconoce que las opciones son pocas y el tiempo escaso.

 

También recordó que la Universidad Estatal de la Florida fue la única dispuesta a permitir el juego con peloteros cubanos, luego que otros lugares de la ciudad no lo hicieron por temor a represalias.

 

Lo sucedido es otro eslabón de la extensa cadena de amenazas y agresiones llevadas a cabo en Miami por grupos ultraderechistas de origen cubano que todavía se mueven allí con total impunidad.

 

Como sus ejemplos conforman una multitud, únicamente pueden ser resumidos a través de una apretada muestra.

 

En 1972, el célebre cantante español Julio Iglesias no rechazó «cantar para los cubanos en la isla». La reacción de los intolerantes fue tal, que obligó a sacarlo del centro nocturno donde actuaba protegido por la policía.

 

Dos años más tarde, una bomba destruyó las oficinas de la revista en español Réplica, debido a no repetir las ideas de la ultra.

 

En 1975, Luciano Nieves fue asesinado por sugerir públicamente una coexistencia pacífica con Cuba. Un año después, un coche-bomba arrancó las piernas al director del noticiero de la WQBA-AM, Emilio Milián, porque se manifestó contra la violencia.

 

Cuatro años después, dos grupos de bravucones interrumpieron a tiros y con el empleo de violencia física la exhibición del filme cubano Memorias del subdesarrollo.

 

En 1988, para asombro de muchos, una carga explosiva detonó a la salida del Museo Cubano de Arte y Cultura, donde notables autores de la isla expusieron sus pinturas.

 

Entre ellos, Manuel Mendive, creador del famoso cuadro El pavo real, que los neofascistas tiraron a la calle y mientras le rodeaban, lo incendiaron.

 

Tres años más tarde, con el empleo de patas de cabra y martillos, una manada de «exiliados» cubanos se trasladó a Las Vegas, arrancó y orinó sobre la placa de la actriz mejicana Verónica Castro, en el Paseo de la Fama, porque visitó La Habana.

 

En 1994 la organización Human Rights-Américas afirmó que esas pandillas de Miami «no toleran opiniones disidentes», emisoras de radio en español promueven agresiones y el gobierno local no denuncia las intimidaciones.

Un quinquenio después, celebraron en La Habana el titulado Concierto por la Paz, eslabón de la campaña mundial de la ONU, al que asistieron relevantes artistas internacionales.

 

¿Actitud de los ultras de Miami? Una feroz cruzada contra esta, y más tarde ejecutaron primitivos castigos hacia algunos participantes, incluida la utilización de una aplanadora para destrozar sus discos.

 

Ahora, en los días que corren, la trama dirigida a frustrar en esa urbe el juego de béisbol concertado para celebrar el 50 aniversario de Industriales, la novena de la capital cubana.

 

La mayoría de los cubanos asentados allá no suscribe ese comportamiento, pero sus intolerantes han parido muchas bombas, asesinatos y chantajes, que no pueden borrarse de un plumazo.

 

Y como para dejar constancia de ello y sacudir una vez más a los ingenuos, la nueva salida a escena del Miami gorila.

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