Deporte cubano en 2024: por debajo de las expectativas
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El 2024 está cerrando sus puertas y después de 12 meses de múltiples torneos y competencias internacionales, más allá de las alegrías y tristezas que siempre nos dejan nuestros deportistas, en las vitrinas del deporte cubano quedaron muchos espacios vacíos.
Basta mirar el medallero general de los Juegos Olímpicos de París, donde la mayor de Las Antillas conquistó apenas nueve preseas, dos de ellas de oro, para que la gran mayoría de los habitantes de esta tierra suspiren desilusionados.
Un lugar 32 conseguido por nuestra delegación de 61 atletas, el más discreto desde Roma 1960, no es consecuente con la gran historia que han escrito los deportistas cubanos desde el triunfo de la Revolución en 1959.
Los factores que incidieron en este retroceso son varios y los hemos abordado en múltiples ocasiones, pero no hay amnesia colectiva capaz de hacernos olvidar que una vez esta pequeña isla del Caribe se codeó con las grandes potencias del mundo.
Mal acostumbrados que estamos a escalar podios y firmar récords mundiales, con cosecha de 244 preseas en citas estivales y 86 títulos, no podemos tocar tambores y sonar cornetas con ese resultado.
Sin la presencia de deportes colectivos en la capital francesa y sentados en el "contén del barrio como hace un siglo atrás" viendo a otros países superarse y desplazarnos en los ordenamientos, es pecado mortal darles vida al conformismo y la resignación.
El descalabro de nuestro deporte nacional, ahora en el puesto 10 del ranking del orbe de la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol, fue el colofón de un año donde -sin dudas- quedamos por debajo de las expectativas.
Que nuestro equipo de béisbol quedara ubicado en el penúltimo escaño en el torneo Premier 12, con apenas un triunfo en cinco presentaciones, fue otro golpe (quizás el más duro) que recibimos los amantes de ese pasatiempo que hace poco más de una década estaba en el puesto uno del planeta.
Decepcionantes constituyeron también las actuaciones del judo cubano en la cita parisina, al no poder subir al podio por primera vez desde la edición de Múnich 72, y del boxeo con apenas un título gracias a la brillante demostración de Erislandy Álvarez.
Este deporte es llamado el "Buque insignia" por lograr en toda la historia olímpica 80 medallas y 42 títulos, solo superado por Estados Unidos.
Ni en la pista ni en el campo del Stade de France los atletas cubanos pudieron alcanzar una de esas medallas construidas con partes de la Torre Eiffel, algo que jamás sucedió con el atletismo desde Tokio 1964.
Por supuesto, que no todas fueron malas nuevas para nuestro deporte nacional y en eso tuvo que ver mucho la lucha, elegida como la disciplina más exitosa de la temporada.
La hazaña de Mijaín López, con su quinto metal precioso consecutivo en el estilo grecorromano para consolidarse como una leyenda, y la plata de Yusneylis Guzmán en la libre, se unieron a los bronces alcanzados por Milaimys Marín y los grequistas Luis Orta y Gabriel Rosillo, para firmar momentos inolvidables en París 2024.
Otros triunfos que nos hicieron levantar de nuestros asientos fueron los de los muchachos del Béisbol5 y el equipo de invidentes, ganadores de sendas coronas mundiales, proezas que se unieron a la excelente actuación de la delegación criolla en los Juegos Paralímpicos de la Ciudad Luz.
Los deportistas con discapacidades pusieron bien alto el nombre de esta Isla al lograr un total de 10 medallas: seis de oro, tres de plata y una de bronce, para superar la cosecha de Tokio 2020.
La reina de las pistas Omara Durand en los 100, 200 y 400 metros planos, Robiel Yankiel Sol en el salto largo, Guillermo Varona en el lanzamiento de la jabalina, y Yunier Fernández en el tenis de mesa, subieron a lo más alto del podio para hacernos olvidar por unos instantes los momentos amargos que protagonizaron muchos de sus compañeros convencionales.
El 2025 ya se asoma por el horizonte y el reto para el deporte cubano es grande, en contexto bien complejo donde continúan los cantos de sirenas desde otras latitudes y los problemas económicos en el país, pero lo que no perderemos jamás los que aquí estamos es la esperanza y la confianza en que los nuestros algún día, regresen por sus fueros y conquisten otra vez el Olimpo.
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