Cuba por una mejor temporada de alta turística 2024-25
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Cuba aún está enfrascada en recuperarse de los azotes de dos huracanes e igual número de sismos; sin embargo, el país no se ha detenido y continúa dando prioridad a las direcciones vitales para corregir distorsiones y reimpulsar la economía.
Montados en esa cuerda, el gobierno, en unión del pueblo, se afana asimismo en la arrancada de la campaña de frío en la agricultura, como también en el despegue de la temporada de alta turística 2024-25, para la cual el balneario de Varadero ya se declaró listo. Se trabaja en otros polos como Cayo Largo del Sur, Marea del Portillo (Granma), Santiago de Cuba y el litoral y la cayería norte camagüeyanos.
A los ya mencionados desastres naturales, se suman otros factores que hacen del escenario actual cubano un colosal desafío. Así tenemos el arreciado e inamovible bloqueo de Estados Unidos contra la mayor de las Antillas, la falta de liquidez para que el territorio pueda operar con cierta normalidad, la crisis económica a lo interno con su incidencia de similar fenómeno fuera de fronteras, y la tirantez extrema del Sistema Electroenergético Nacional, con par de desconexiones totales recientes en su haber.
Para esta campaña invernal del ocio- tradicionalmente extendida de noviembre a abril-, este destino sigue apostando por sus modalidades habituales y otras muy demandadas como el turismo cultural, rural, de salud, de eventos, ferias, convenciones e incentivos; así como el ecoturismo, siempre con ofertas sostenibles y amigables con el entorno.
Frente a estos empeños se levantan otras barreras como una tóxica guerra mediática (con golpes suaves) y la persecución minuto a minuto de Estados Unidos para asfixiarnos, causante solo en el periodo de marzo del 2023 a febrero último de pérdidas al giro del ocio por dos mil 499,7 millones de dólares.
Con tal panorama, la mayor de las Antillas no podrá cumplir los pronósticos de recibir tres millones de visitantes en el calendario en curso, de acuerdo con afirmaciones del propio titular del Ministerio de Turismo, Juan Carlos García Granda, quien a su vez ratificó que por ello se tomaron decisiones y medidas encaminadas a enfrentar ahora en mejor posición a la también llamada zafra turística.
Se busca así elevar indicadores precedentes, al tiempo que se crearon empresas proveedoras de venta mayorista del turismo, algunas de capital ciento por ciento extranjero. De igual manera se suman como complemento las nuevas ofertas del sector privado, de alojamiento y restauración.
No por dicho y repetido muchas veces, estará de más reiterar el rol protagónico del ramo, pues con su avance simultáneamente arrastra al resto de las actividades productivas y empresariales que le tributan. Se le reconocen el dinamismo, la generación de empleos y el aporte sustancial diario de ingresos fuertes, cual una caja registradora, en función de las prioridades autóctonas, a la cabeza de las cuales puntea garantizar las necesidades de la población.
Esos avales justifican su prioridad y explican a su vez por qué Washington busca hacer fracasar sus gestiones -en ocasiones lo ha logrado: he ahí el caso de los cruceros-; pero como no hay vuelta atrás posible, los trabajadores y colectivos del rubro saben de su responsabilidad en materia de eficiencia y calidad en los servicios.
Aunque no se alcance otra vez la cota prevista en los flujos de viajeros, fuentes gubernamentales y del sector han admitido que la actividad de la recreación se ha ido reanimando poco a poco; mas no al ritmo esperado ni mucho menos al que apremia.
Nuevas iniciativas, la suma de conexiones aéreas y de programas combinados en tierra para estos meses y a su vez para el verano se anuncian, muy a tono con las urgencias de la Isla de diversificar sus mercados en unos casos y en otros aumentar su cuota presencial, en aras de que las llegadas internacionales crezcan.
Además, para el 2025, de acuerdo con precisiones del Mintur, se seguirá fortaleciendo la transformación digital, aderezo muy relevante para un destino poseedor de más de 80 mil habitaciones, de ellas el 75 por ciento de hoteles de alta gama de cuatro y cinco estrellas. A 18 ascienden las compañías foráneas que han apostado por Cuba, algunas de ellas con tres decenios de ejecutoria en el país.
Como grandes por la comunión de adversidades ha calificado los retos para la esfera, García Granda, quien no dudó en aseverar, no obstante: “Es imprescindible tener una buena temporada alta; lo necesita Cuba y su economía”.
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