Petro: Entre la puñalada trapera y la democracia

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Petro: Entre la puñalada trapera y la democracia
Fecha de publicación: 
16 Septiembre 2024
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El presidente de Colombia, Gustavo Petro, habla al final de una marcha con motivo Día Internacional de los Trabajadores, en la plaza de Bolívar en Bogotá (Colombia). EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda

No es nuevo, sino continúan todo tipo de maquinaciones para defenestrar al presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien está siendo atacado de diversas maneras, incluida la muerte violenta, admitida incluso por la delegación diplomática de Estados Unidos en Bogotá.

Los métodos, subrayo, son diversos: desde la fabricación por el Consejo Nacional Electoral de falsas irregularidades durante el anterior proceso electoral, hasta la utilización de dos camiones con volteo, uno cargado con dinamita, para hacerlo estallar a su paso.

Así, medios divulgan también que anteriores líderes guerrilleros quieren vengarse ante los intentos del mandatario de eliminar obstáculos para llevar la paz a Colombia, pero lo que sí se sabe es que en la conspiración en su contra también están involucrados directivos colombianos residentes en Dubai que controlan el negocio de las esmeraldas.

En este sentido, este sábado 14 en la Universidad Nacional de Colombia, en medio de los vítores de miles de sus seguidores, aseguró: “Cada vez que gano me quieren sacar; les aburre Petro, cada vez que me elige el pueblo, a tumbarme (…) Ya no se aguantan a Petro en la Presidencia”.

“Ponen el billete para ver si Petro desaparece antes de diciembre, y se los voy a decir: con el billete que ponen compraron dos volquetas (…) y la idea que tienen es llenarla (una de ellas) de dinamita y explosivos, y con información interna de mis rutinas, hacer volar la volqueta a mi paso. Ese es el operativo de la muerte”, denunció.

A propósito, Jorge Arreaza, secretario ejecutivo del ALBA-TCP, denunció que la oligarquía trata de acorralar al mandatario para eliminar su proyecto de buscar la paz y el desarrollo que requiere la nación colombiana.

PERSECUCIÓN

Es a ojos vistas la persecución que sufre el partido de Petro y sus seguidores por los más importantes medios de comunicación, la oligarquía que teme que desaparezcan las privatizaciones; miembros de la actual oposición y elementos de anteriores gobiernos embarrados hasta la médula por la corrupción y que siguen impunes.

No soportan que, a pesar de los obstáculos que erigen en el camino del gobernante, este ha logrado sacar de la pobreza a un millón 600 000 personas, evitar el colapso económico, controlar la inflación y disminuir la desigualdad.

Empero, sus reformas no han avanzado en el Congreso. “Cuando les propusimos un acuerdo popular (a la oposición), generosos nosotros tras ganar el voto popular (…) nos respondieron con trampa: presenten los proyectos que los vamos a discutir, y no aprobaron ninguno”, criticó el mandatario.

Petro ha denunciado frecuentemente que anteriores gobiernos han utilizado modernos métodos de espionaje  comprados a Israel, abordando este tema en el mencionado acto de apoyo en la universidad bogotana, donde se despidió de los asistentes entre gritos de “¡Pueblo!”, preguntándose “si gana la puñalada trapera o gana la democracia en Colombia”.

NECESARIA UNIDAD

La izquierda colombiana coincide en que la unidad es la única opción que tiene para enfrentar con éxito las elecciones legislativas y presidenciales de inicios de 2026. Por eso, desde hace varios meses, el presidente Gustavo Petro ha insistido en la necesidad de conformar un solo partido político, en el que confluyan al menos las 10 colectividades que componen la coalición por la que fue elegido, el Pacto Histórico. 

El primer presidente de izquierda en la historia moderna del país también ha propuesto que ese partido lidere un frente amplio, en el que participen tanto sectores políticos del centro y de la centroizquierda, como movimientos sociales que no están en la política electoral. Su objetivo: frenar a la posibilidad de que lleguen al poder las fuerzas de ultraderecha. 

Las dos ideas de Petro han tenido buena acogida en la mayoría de las organizaciones que lo acompañan, pero no se ha acordado una ruta que defina los detalles de la eventual fusión.

El día en que murió la senadora progresista Piedad Córdoba, en enero del 2024, Petro hizo por primera vez una invitación pública a la unidad. Esa idea tiene ecos del salto cuantitativo que dio la izquierda colombiana hace casi 20 años, cuando creó el Polo Democrático Alternativo y dejó atrás décadas de peleas intestinas y facciones irreconciliables. 

“Les propongo: reunión de las 1 500 personas elegidas en el 2023: El congreso progresista. Decisión de configurar un solo partido político. Convocatoria al frente amplio en cada municipio, departamento y la nación con todas las fuerzas democráticas que quieran”, destacó.

Desde ese primer momento, Petro fue claro en que su propósito era “ganar las elecciones del 2026 y hacer irreversible la transformación democrática de Colombia”. Pocas semanas después, los representantes a la Cámara del Pacto Histórico, la coalición electoral y luego legislativa que ya agrupa a casi toda la izquierda, emitieron un comunicado en el que respaldaban al presidente. 

Durante meses, mientras han empezado despuntar decenas de posibles aspiraciones presidenciales, el tema quedó quieto. Hasta la semana pasada, cuando se celebró la asamblea de la Colombia Humana, uno de los partidos que conforman el Pacto Histórico y el que le dio el aval a varios de los congresistas más cercanos al presidente.

 

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