Viengsay Valdés en sus tres décadas de vida artística

La primera bailarina Viengsay Valdés, directora del Ballet Nacional de Cuba, cumple 30 años de vida artística profesional. Se dice fácil, pero en el mundo del ballet pocas bailarinas celebran ese aniversario cerrado en plenitud.

Desde sus inicios, Viengsay  demostró sobre escena un talento extraordinario, que llamó muy pronto la atención del público y de la crítica. Muy pronto asumió roles importantes en las producciones de la compañía que entonces dirigía Alicia Alonso. Su dedicación, su disciplina y su pasión por la danza han hecho de ella no solo una de las principales figuras de la compañía en las últimas décadas, sino también una embajadora del ballet cubano en escenarios internacionales. Ella representa la continuidad de una tradición artística, que combina la técnica rigurosa con una expresión muy raigal, una singular proyección estética.

Viengsay ha hecho suyos roles complejos del repertorio clásico y contemporáneo. Son ejemplos del despliegue de una destreza técnica, que no ha ignorado matices interpretativos, en trabajos muy serios en la compresión de estos ballets. 

Además de su significativa carrera como bailarina, Valdés ha asumido un rol crucial en la dirección del Ballet Nacional de Cuba, contribuyendo a la renovación del repertorio y a la formación de nuevas generaciones de bailarines. Desde su nombramiento como subdirectora artística y luego como directora general, ha impulsado una visión que busca mantener viva la herencia de los Alonso, Alicia, Alberto y Fernando, fundadores del Ballet, y al mismo tiempo introduce elementos contemporáneos que renuevan  y diversifican la oferta artística de la compañía. Esta dualidad entre tradición e innovación es uno de los aspectos más destacados de su gestión. 

Hay que destacar, en definitiva, la fidelidad de Viengsay a la obra, el legado de su compañía. Son 30 años de consagración al Ballet Nacional de Cuba y al arte de la danza.