Fidel, la Revolución y los medios en 1959

Fidel Castro fue un líder que comprendió tempranamente la importancia de los medios de comunicación en la vida política. Jurista de formación, desde su juventud se acercó a ellos para dar a conocer sus ideas. 

La vorágine de las primeras horas tras el triunfo de la Revolución no impidió el contacto entre el principal artífice de la victoria y los medios de la época. Al igual que otros dirigentes y personalidades de distintas tendencias políticas, el jefe del Ejército Rebelde aprovechó las potencialidades multiplicadoras de emisoras radiales, diarios y cadenas televisivas. 

En plena Caravana de la Libertad, llegado a Camagüey, Fidel daría una entrevista al circuito CMQ el 4 de enero. Esta cadena contaba con una variada programación de contenidos noticiosos, musicales y dramatizados y llegó a ocupar un lugar prominente en la audiencia de esos años. 

El intercambio, de unos 50 minutos, no fue inútil. Todo lo contrario. Sirvió para esclarecer sobre la situación nacional tras la huida de Fulgencio Batista y dar a conocer que estaban “asegurado el triunfo en todo el país” y “controlados todos los mandos militares de la nación por la jefatura revolucionaria”. En una circunstancia sin precedentes y que, lógicamente podría generar dudas entre los que entendían de política, desde Camagüey aclaró que el Ejército Rebelde quedaba subordinado al nuevo poder civil, que sería encabezado provisionalmente por el magistrado Manuel Urrutia. El cese de la huelga general, convocada días antes para consolidar la victoria, también fue solicitado en ese momento.
 
Al arribar a La Habana, el Comandante en Jefe regresó a los medios. Fue entrevistado para el programa “Ante la prensa”, que recomenzó sus trasmisiones “después de una larga clausura” —así anunció su presentador— con la presencia del líder guerrillero, a quien muchas veces la opinión pública llamaba “Doctor”, en alusión a su carrera académica. 

En esa ocasión el líder del Movimiento 26 de Julio se refirió a la postura de otra de las organizaciones que había contribuido a la caída del régimen batistiano: el Directorio Revolucionario 13 de Marzo. Esta agrupación se había apoderado de 500 fusiles, cinco ametralladoras y 80 mil tiros de la base de San Antonio de los Baños en momentos que, de acuerdo con los planteamientos de Fidel, era contraproducente que hubiera armas en las calles. Existían incomprensiones y recelos lógicos. Eran los primeros días de una Revolución que se consolidaría en la misma medida en que se fraguara la unidad entre sus fuerzas. 

Durante aquel 1959, la actividad de las principales personalidades y organizaciones políticas, las medidas del Gobierno Revolucionario, sus efectos en los distintos sectores de la población y todo lo que tenía que ver con el nuevo poder establecido suscitaba interés de los medios de comunicación. Incluso la recuperación de Fidel Castro Díaz-Balart, el primogénito del jefe guerrillero, tras una operación médica, recibiría un tratamiento informativo respetuoso en las páginas del conservador Diario de la Marina en la segunda quincena de mayo. 

Si de medios de comunicación se trata, un acontecimiento trascendental en el primer año de la Revolución Cubana fue el lanzamiento de la Operación Verdad. Esta fue concebida como antídoto a la campaña de desinformación de los grandes medios transnacionales en torno a los juicios revolucionarios contra los criminales de la dictadura. La Operación Verdad incluyó la asistencia de alrededor de 300 periodistas extranjeros a la Isla, quienes pudieron observar de cerca la realidad de la Mayor de las Antillas. 

En ese contexto, también por iniciativa de Fidel, fue creada en junio Prensa Latina, una entidad que contribuyó a contrarrestar las difamaciones sobre el proceso cubano y que llega a nuestros días como alternativa contrahegemónica ante el monopolio de las transnacionales de la información. 

El 1959 fue un año de un insólito dinamismo en Cuba, donde el papel de los medios de comunicación resultó decisivo. Estos fueron una de las formas empleadas por los líderes revolucionarios para conectar con la ciudadanía y movilizar a las fuerzas populares hacia las transformaciones que comenzaban a realizarse en la sociedad.