ARTE: Los amarillos de Van Gogh (+obras)

especiales

ARTE: Los amarillos de Van Gogh (+obras)
Fecha de publicación: 
8 Agosto 2024
0
Imagen principal: 

Trigal con cuervos, 1890, tomada de https://museovangogh.org

Vincent Van Gogh, uno de los máximos exponentes del postimpresionismo, tiene muchas pinturas conocidas, y quizás la de mayor renombre sea “La noche estrellada”, con sus azules y arabescos en el cielo que sugieren corrientes de aires, con esa media luna resplandeciente que aparece colgada y equilibra el panorama; pero hoy queremos hablar del color amarillo tan presente en su obra.

Antes, un breve resumen de su vida y trayectoria, para contextualizar. Van Gogh nació en Países Bajos en 1853. Según algunas biografías, fue un niño difícil, sensible y nervioso, un artista enigmático que emergió tarde, en la década de los años 80 del siglo XIX, después de tener empleos como comerciante de arte, y de ser misionero evangelista, por ejemplo. La inquietud por la creación artística le llegó a los 27 años, cuando decidió dedicarse a ello.

Fue un pintor incomprendido con cierta naturaleza autodestructiva y necesidad de afecto. Así lo referencian casi todas las lecturas. Era un ser solitario e introvertido, y quizás por eso el camino del arte fue su manera de expresar sentimientos, preocupaciones, y mostrar su entorno. Además, afirman que padeció epilepsia, alucinaciones auditivas, dolores, e intentó envenenarse.

En una crisis de enajenación y arrebato se cortó el lóbulo de la oreja, así que también pasó a la historia como el loco pelirrojo automutilado. Por toda esa personalidad inestable necesitó ingreso en hospitales y sanatorios psiquiátricos, y, a pesar de ello, nunca dejó de pintar.

el_dormitorio_en_arles_ii_1989.jpg
El dormitorio en Arlés II, 1989, tomada de https://museovangogh.org

Le cautivaron los temas más diversos, lejos de la aristocracia —que era lo usual— sino lo cotidiano. Y esa universalidad fue lo que tanto le acercó a la gente, aunque post mortem. Recreó escenas sociales relacionadas con mineros, campesinos, tejedores, gente común de pueblo con quienes se identificaba, lo cual demuestra su elevado sentido humanista.

Pintó cuanto veía a su paso, elementos de la naturaleza, paisajes, el mar, campos, iglesias, calles, casas, dormitorios, sillas, su cama, sus zapatos, flores, mesas con comida, a sí mismo, a sus conocidos.

Van Gogh poseía identidad propia, y por ella destacaba y era criticado. Su estilo está marcado por el uso de la pincelada libre, irregular y ondulante, con trazos a veces gruesos, densos, en forma de puntos, rayas, que, en conjunto, se traducen en movimiento y sugieren viento repleto de partículas de luz para describir la atmósfera —su ambición.

Su pretensión no fue representar la realidad tal y como existía, sino, de modo simbólico, expresarse a través de la forma y el color.

Aunque tuvo sus momentos un poco lúgubres (véase Los comedores de patatas), después fue más evidente su deseo por innovar. Su predilección por colores más vibrantes” es más incuestionable cuando vive, primero, en París, Francia, y luego, con más fuerza, al mudarse a Arlés, al sur del país europeo, hacia donde fue buscando la introspección que necesitaba, y mejor clima.

jarron_con_12_girasoles_1989.jpg
Jarrón con 12 girasoles, 1989, tomada de https://es.wikipedia.org

En esa ciudad quedó deslumbrado por los días soleados con mucha luz y el dorado que le ofrecía el resplandor natural. Vivió algunos años de trabajo a penas ininterrumpido, Van Gogh pintaba día y noche obsesionado por conseguir nuevos matices realizados con pigmentos muy vivos, colores contrastados.

Su paleta, ilusoria, resalta por los amarillos. No solo los emplea de manera subjetiva, le interesa la armonía, encontrar un equilibrio aunque sean colores intensos y puros.

Es probable que las imágenes que veamos de su obra, aquí en Internet, se encuentren sobresaturadas, demasiado llamativas por estar manipuladas con herramientas de edición. Asimismo, debemos estar conscientes de que con el paso del tiempo las pinturas no se ven igual, las tonalidades cambian por estar expuestas a la luz, y a procesos químicos que sufren los materiales.

No obstante, por muchas modificaciones que tengan, es más que innegable su fervor por el amarillo. Lo vemos en la serie de girasoles que pintó, en los campos de trigo, en muchos otros paisajes e interiores, y más. Es, diríamos, el factor común en su producción artística. Y existen varias teorías especulativas, ya que nadie dejó por escrito a qué se debía tal devoción.

Quizás Van Gogh solo pintaba su entorno justo como lo veía porque se dice que pudo ser daltónico, también que quizás padeció glaucoma de ángulo cerrado subagudo, y que por eso se ven halos de luz amarilla en muchas de sus piezas.

terraza_de_cafe_por_la_noche_1988.jpg
Terraza de café por la noche, 1888, tomada de https://museovangogh.org

La hipótesis más repetida tiene que ver con la planta llamada digitalis purpurea, entonces muy utilizada en medicina para varios fines, entre ellos para sedar —y que en la actualidad de ella se deriva, por ejemplo, la digoxina, un medicamento eficaz en tratamientos del corazón. Probablemente Van Gogh padecía trastorno bipolar y epilepsia, y se cree que también la usaba con frecuencia ante episodios maniacodepresivos.

Sin embargo, se estima que el exceso de su consumo está relacionado con la xantopsia, una alteración visual caracterizada por la percepción amarillenta de cuanto se observa. Por tanto, quizás Van Gogh solo reproducía su visión del entorno, tal vez obtenida a través de un filtro cromático adquirido, o, quién sabe, y no fue casualidad, sino interés personal y gusto por ese color que es vida, y que le permitió dejarnos un legado de una hermosura extraordinaria, e importante significado para el arte y el postimpresionismo.

Van Gogh es casi un mito por su historia, su locura, además por ser tan prolífero. En solo una década como pintor concibió alrededor de 2500 obras entre pinturas, retratos e ilustraciones que hoy se encuentran en los museos más prestigiosos del mundo.

Desafortunadamente no vivió para conocer su éxito, murió pobre a los 37 años de edad, el 29 de julio de 1890, presa de sufrir tormentos y recaídas, con mayor frecuencia dos años antes de su suicidio o asesinato, pues existen varias teorías no muy claras de ambas situaciones.

Innegable es su fama y valor artístico porque sus pinturas transmiten emociones y energía, igualmente por ser productos de gran belleza y sustancial para corrientes posteriores como el expresionismo.

la_casa_amarilla.jpg
La casa amarilla, 1988, tomada de https://es.wikipedia.org

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.