Cuba… por el Sena y rumbo a más gloria

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Cuba… por el Sena y rumbo a más gloria
Fecha de publicación: 
27 Julio 2024
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Foto JIT

Todavía no había caído la noche en esta ciudad cuando una de las barcazas, la número 21 en emprender el recorrido por el emblemático río Sena, apareció en el segmento principal del desfile transportando a parte de la delegación que representa a Cuba en los Juegos Olímpicos que hoy descorrieron oficialmente sus cortinas.

En la proa, como señal de cuánto protagonismo ha tenido la pequeña nación caribeña en estas lides, ondeó la Bandera de la Estrella Solitaria portada por la judoca Idalys Ortiz y el boxeador Julio César La Cruz, quienes ya saben lo que es consagrarse bajo los cinco aros.

En sus manos, y de forma simbólica, navega el compromiso contraído por los 61 deportistas de la Mayor de las Antillas de colocar al país entre los 20 primeros en el medallero del certamen multideportivo más importante del planeta.

Para quienes siguen el deporte dentro y fuera de la isla, resultó el momento más emocionante de una ceremonia concebida al más estilo francés –sin dejar de ser cosmopolita–, y con no pocos detalles memorables.

De por sí, la idea de sacar el trascendental momento de los límites de un estadio constituyó finalmente un significativo acierto. Los organizadores corrieron el enorme riesgo, y ni la constante lluvia, en algunos momentos intensa, pudo empañar el descomunal despliegue de colores, luces, ritmos.  

Con el Sena como referente, el espectáculo pasó por muchos de los emblemáticos lugares y edificaciones que le rodean. Y todo comenzó cuando el mundialmente famoso exfutbolista Zinedine Zidane tomó la antorcha, que a través de unos niños, terminó en manos de un misterioso personaje.

Entonces, el fuego inició un abarcador periplo combinando lo real con lo virtual, en el que iluminó obras del Museo del Louvre, pasó por el de Orsay y la Biblioteca Nacional, marcando guiños a la literatura, el teatro, el cine, el baile, la música –rock y ópera incluida–, manifestaciones todas que han encumbrado a la Ciudad de la Luz.

Y en ese lapso se hizo honor a la alta costura y hubo espacio para rendir homenaje a grandes figuras femeninas de la historia de Francia, arropadas por las notas de La Marsellesa. También para enviar un mensaje sobre la importancia de preservar el planeta, y hasta para que la cantante Lady Gaga confirmara los rumores, y deleitara entonando Mon Truc en Plumes, culto al mejor cabaré.

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Cuando los focos pasaron a Trocadero, epicentro del segmento protocolar, la ceremonia se encarriló hacia su recta final. Tony Estanguet, presidente del Comité Organizador de París 2024, agradeció a los que contribuyeron a convertir en realidad el sueño y recordó a todos que «aunque los conflictos en el mundo no vayan a desaparecer, esta noche nos ha recordado lo que la humanidad puede lograr cuando se une».

Por su parte, Thomas Bach, titular del Comité Olímpico Internacional (COI) consideró que no había mejor lugar que París, donde se gestaron los juegos de la era moderna, para compartir con el mundo entero la magia de esta fiesta deportiva. 

«Con el corazón lleno de emociones fuertes invito al mundo entero a unirse a la alegría del deporte», sentenció poco antes de que el presidente francés, Emmanuel Macron, dejara oficialmente inaugurados los Juegos.

La escena quedó lista entonces para revelar el secreto mejor guardado de la gala. Fueron los tricampeones olímpicos franceses Marie-José Perec y Teddy Riner los encargados de encender el pebetero que, ante el asombro de todos, quedó suspendido en un globo aerostático que lo mantendrá en el aire sobre el Jardín de las Tullerías, para que pueda ser observado desde casi todos los puntos de la ciudad.

Antes, la antorcha fue escoltada por los legendarios Rafa Nadal, Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis. Luego completó un relevo en el que participaron varias generaciones de destacados deportistas franceses, como el baloncestista Tony Parker y la tenista Amélie Mauresmu. Pero quedaba espacio para una sorpresa final, o no tanto porque algo se habló de ello en estos días.

La cantante franco-candiense Celine Dion, retirada hace dos años de los escenarios por problemas de salud, regresó a uno de los grandes: en París, desde una Torre Eiffel más iluminada que nunca y ante la mirada atenta de todo el planeta. De su prodigiosa garganta emergió una preciosa versión del Hymne A L'Amour, la canción que inmortalizara la gran Edith Piaf, momento sin dudas estremecedor.

Después de una noche tan mágica, París 2024 comienza con nota de sobresaliente y a la espera de dos semanas repletas de emociones.

 

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