Kcho estudio Romerillo, un barrio tomado por el arte
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Había una vez cierta isla y este hombre que la amaba. Érase también el arte en medio de todo y la voluntad y el optimismo y las ganas de ser útil… no es un cuento de hadas, es la historia de un niño que aprendió de la madre el apego a lo suyo, un niño inteligente que creció inquieto, preguntón y fue desentrañando los por qué y los cómo hasta entenderse afortunado de haber nacido allí (la isla), en aquel momento (la Revolución cubana), con un don indiscutible (el ingenio) y una capacidad extraordinaria (crear).
Alexis Leyva Machado (Kcho), ha sido noticia una y otra vez por su vocación humana de «devolver la esperanza» y de participar en cada fragmento de la vida de su pueblo. De un proyecto en otro ha ido involucrándose y comprometiéndose, ahora, ha decidido establecer su estudio en uno de los barrios socialmente más complejos de La Habana, Romerillo.
Un antiguo taller de reparación de ómnibus escolares, por algún tiempo abandonado, casi convertido en basurero, va cambiando ahora su fisonomía y terminará por convertirse en «Kcho estudio Romerillo. Laboratorio para el arte». Allí, además de su propio espacio de trabajo, construye una sala de arte y una biblioteca pública para el uso y disfrute, sobre todo, de la comunidad, pero ha ido mucho más lejos que eso. Sobre esta experiencia, conversamos…
—¿Por qué Romerillo?
—Porque este es mi barrio, yo llegué aquí con 15 años a la escuela y yo me crié aquí en el barrio este; todo el que estudió arte en Cuba y dijo que no vino aquí todos los días a hacer algo es mentiroso, a tomarse un durofrío, o a comerse un pan con tortilla, o atrás de una muchacha, o a buscar una botella de ron, pero es el barrio que colinda con la escuela y es donde uno socializaba…
—¿Es esa también la razón por la que te has planteado, mucho más que establecer tu estudio en este barrio, contribuir a su transformación?
—Es totalmente legítimo que uno llegue a un lugar como este y se haga una casa, un estudio, lo que quiera, y cierre la puerta y se olvide de que la calle existe, eso es legítimo, pero en una sociedad como esta es muy criticable. Según yo lo veo, yo no puedo llegar de esa forma a Romerillo, donde tengo tantas, tantas, tantas deudas del alma. Por ejemplo, en la cuadra de séptima, donde está el estudio, en la esquina vive Nancy, que me daba el plato fuerte en el comedor; a mediación de cuadra viven dos custodios de la escuela, uno que ya está retirado, un trabajador del comedor, y así te encuentras gente por todo el barrio que tú conoces de cuando estabas por aquí, amigos que hiciste, es la frontera de la escuela con el resto de la ciudad. Así que es un barrio que uno se conoce…
—¿Cómo definiste las acciones que realizarías aquí?
—Caminé por el barrio identificando los problemas; por ejemplo, una de las cosas que te impacta desde que tú llegas aquí es la oscuridad, Romerillo nunca ha sido un barrio muy bien iluminado en el alumbrado público, cuando llegué estaba exactamente lo mismo. Otra cosa que siempre uno recuerda son los baches en la calle, las aguas albañales como cascadas por el medio de la vía pública, los salideros del agua potable, son recuerdos que tengo de mi juventud aquí en el barrio, entonces entré mirando si algo de eso había cambiado y vi a los niños jugando fútbol en las calles y entonces, a partir de ahí pensamos en hacer las áreas deportivas, por ejemplo.
Identificamos tres cosas que la gente juega aquí en el barrio este y en todas partes: el básquet, el voly y el fútbol, y aquí lo jugaban en la calle, entonces, como ya habíamos identificado todas las áreas que se podían utilizar, que eran o terrenos baldíos o basureros, valorando esas necesidades comenzamos a trabajar, porque estamos clarísimos de que esto no es trabajo de un día; ahora, cuando estén listas las áreas es que comienza de verdad la transformación de esta comunidad, aquí hay muchas costumbres, malos hábitos, vicios que cambiar, actitudes que transformar…
—Además de favorecer el alumbrado público, la reparación de las vías y el saneamiento del barrio, se dieron a la tarea de crear terrenos deportivos para básquet, voly y fútbol, un gimnasio biosaludable, un parque infantil y varias áreas de estar, se han involucrado en otros proyectos de conjunto con la comunidad. ¿Nos comentas?
—Vamos a recuperar un consultorio del médico de la familia como centro de formación y prevención de salud, lo inauguró Fidel en el año 86; él estuvo aquí, tengo fotos de su visita, queremos que sirva para atajar situaciones que hay en el barrio con el tema de la insalubridad, el mosquito, el alcoholismo...
Otra cosa que queremos hacer es arreglar un mercado grandísimo que hay aquí y también está la bodega y la Casa de la Cultura. Iban a cerrar la bodega y unirla con la de El Náutico, entonces conversando con los vecinos llegamos a la conclusión de que había que hacer la bodega, nosotros pusimos los recursos y los vecinos la repararon junto con los trabajadores…
—Les queda entonces mucho trabajo por delante… ¿Cuándo piensan tener lista la mayoría de los espacios?
—Esperamos antes de que se acabe febrero terminar todas las obras estas, esperamos que ya empiece el mes de marzo con otra energía…, cuando estén listas las áreas, con entrenadores, y se puedan enfocar las energías de los niños aquí; cuando eso esté hecho todo y ya se esté trabajando, es cuando yo pienso que en esta comunidad empezará la gente a cambiar de actitud; aquí ya rompieron un teléfono público, ya se llevaron tres lámparas, pero vamos a ponerlas las veces que se las roben, vamos a arreglar el teléfono las veces que lo rompan, porque hay que cambiar la forma de la gente pensar aquí…
—¿Cómo ha sido la experiencia de involucrar a los diferentes actores sociales de la comunidad?
—Ha sido una tarea importante, porque se ha convocado y se ha convencido del valor que tiene esto a todos los factores del gobierno y de la sociedad. Se han ido cambiando mentalidades y eso ha sido fundamental, hay gente que no participaba, que se mostraba reacia y hemos logrado movilizarlos, dinamizar las estructuras que existen y que tienen los presupuestos y las posibilidades de participar, ha sido difícil, pero hemos ido logrando vencer la indiferencia y la irresponsabilidad de algunos para resolver los problemas.
Este es un barrio que vive en ciclón todo el tiempo, los 365 días del año hay formas aciclonadas de vivir y no es solo un fenómeno esporádico, entonces, esos ciclones, esa vida aciclonada, esa vida de destrucción, de olvido, hay que resolverla, y se puede hacer poco a poco, aquí estamos creando una metodología para aplicarla en los lugares. Si tú te enfocas y vas trabajando sistemáticamente, se pueden hacer las cosas… No estamos haciendo magia, sino trabajo productivo colectivo, porque estamos convocando a todos los factores del gobierno y de la sociedad…
Pero lo más importante es la continuidad que tendrá este trabajo, pues no se trata de la fiesta de un día, que no resuelve ningún problema, después te vas y la gente sigue viviendo igual, entonces yo creo que se trata de unir voluntades, fuerzas, energías, para cambiar la vida de las personas porque, está bien, el arte sí ayuda cantidad en el alma, pero físicamente hay personas a las que tú no les puedes decir eso, porque qué le importa a un hombre que cuando llueve se le moja la casa, ese tipo no piensa en un cuadro en su vida, piensa en un techo, en un plato de comida, y no es su culpa, la vida los ha llevado a esa necesidad.
—En 2008 creaste la Brigada Marta Machado para participar en la recuperación de las zonas afectadas por varios huracanes, una labor bella que luego se multiplicó en casi todo el país y también llevó solidaridad al pueblo haitiano. ¿Este proyecto parte en alguna medida de aquella experiencia?
—La experiencia es mayor. Si yo hubiera estudiado en New York o New Jersey y mi mamá y mi papá hubieran tenido que pagar semestralmente entre 20 y 30 mil dólares, según los cursos que el niño tomara, para estar en esa escuela, si yo me hubiera graduado allí de studio art, no era ni criticable que yo hiciera mi obra sin pensar en nada más, pero estamos hablando de la gratuidad esencial y bella de la educación en Cuba.
Estamos hablando de una Cuba que ha tenido un proceso revolucionario muy importante e intenso y transformador, porque no solamente se transformó a sí misma, sino que ayudó a cambiar el mundo, entonces yo digo, como producto de eso que soy, pienso que en Cuba hay esencias que es importante no olvidar; por ejemplo, somos solidarios por la cultura, pero la Revolución dibujó mejor esa solidaridad, le dio otros matices, la perfeccionó, la convirtió en algo que va más allá de nuestras fronteras, y hay tantas cosas en Cuba que son así, que son las verdades más importantes del proceso revolucionario las que nos hacen lo que somos, las que nos convierten en un ejemplo a seguir para mucha gente en el mundo.
Entonces, ¿qué sentido tiene que cuando este país ha sido construido así, se hagan las cosas mal? En Cuba la gente tiene eso en el alma, hay solamente que impulsarlo y estar con ellos allí, claro, no le vayas a pedir a nadie que coma tierra si tú no estás dispuesto a comer tierra con él, nadie lo haría. Hay que seguir cada día pensando en reactivar esas esencias.
«El arte es un hecho colectivo»
Había una vez cierta isla y este hombre que la amaba… y llevaba el arte también en el alma y descubrió que eran dos caras de un mismo amor: la isla y el arte para crecer debían marchar juntos, así que, como era un hombre talentoso y determinado, echó a andar por ese camino, hasta convertirse en un artista tremendamente exitoso y en un cubano admirablemente fiel.
Para Alexis Leyva Machado (Kcho), el arte es un hecho colectivo y en muchas ocasiones hemos sabido de cómo lo comparte con la gente de su pueblo. Ahora, con la creación del «Kcho estudio Romerillo. Laboratorio para el arte», piensa convertirlo en una presencia constante en la cotidianidad de esa comunidad habanera.
La sala de arte Marta Machado acogerá, además de las muestras plásticas, otras actividades culturales como presentaciones de libros o pequeños conciertos. La biblioteca pública Comandante Juan Almeida Bosque contará con todas las condiciones para ponerse al servicio del barrio. El taller de grabado, también enmarcado en el antiguo sitio de reparación de ómnibus, que rápidamente se va transformando en «Kcho estudio…», pretende abrir sus puertas a la próxima edición del taller nacional de esa especialidad que convoca el Consejo Nacional de las Artes Plásticas. Para cada uno de estos espacios, incluido el de su propio estudio, Kcho asegura tener ya muchos planes.
—¿Nos cuentas?
—En febrero vamos a inaugurar la sala de arte y el estudio con una exposición de Wifredo Lam, pienso que sobre el 12 de febrero…
Hay un plato maravilloso de Lam que lo hizo en el año 77, es el plato de Lam más grande que existe. Un amigo mío, que es coleccionista también de mi trabajo y bueno, me debe querer mucho cuando accedió a mi pedido, es propietario del plato que Lam hizo para la película de Humberto Solás, él lo hizo para que Humberto lo filmara, entonces yo siempre tengo ese trauma de traer a Lam para acá, todo el Lam que yo tengo es comprado fuera de Cuba, en Italia o en España, y ahora quiero mostrar ese plato aquí.
La gente de Romerillo no va a ir a ver a Lam al museo, pero yo se lo voy a poner al alcance de la mano, esa es la idea y también involucrar a la escuela con la comunidad…
—¿...a las escuelas de arte?
—Sí, a los alumnos de la ENA y el ISA les toca involucrarse con la comunidad que está vecina a su escuela, esa gente que está ahí les paga, porque son ellos los que se la pagan, eso está más claro que el agua, entonces les toca participar en la vida de ese pueblo trabajador que les paga la escuela.
—¿Cómo piensas establecer esa vinculación?
—Por ejemplo, quiero convertir la avenida 120, desde la rotonda hasta la entrada de la escuela, en una especie de museo a cielo abierto, de galería, de lugar donde se pueda disfrutar de la cultura, y hablo de esculturas que se puedan cambiar en el tiempo. Si ahí está la escuela, ¿por qué no puede ser 120 bien custodiada un aula a cielo abierto y que no todo quede allá adentro? Las paradas, si se puede, en algún momento quiero convertirlas en obras… esta sería otra fase, cuando ya tenga los espacios del barrio terminados, puedo ir a otro nivel y pensar en otras cosas…
El arte es un hecho colectivo, porque una obra de arte no existe y el proceso creativo no está concluido hasta que la obra se enfrenta a los ojos del espectador… entonces aprendí que el arte vino a la vida del hombre a cambiarla; si lo que uno logra individualmente se queda en el reducido espacio de la vida de un hombre, no tiene ningún sentido. Yo estoy convencido de que puedo de muchas maneras influenciar positivamente esta comunidad, porque la gente sabe lo que hago, a lo que me dedico, cuáles son mis intenciones; hay gente aquí que me conoce desde chiquito y me quiere, como todo, como siempre; hay quien no entiende las cosas, pero eso no me detiene…
—Cada espacito aquí tiene un uso, en los exteriores de la galería y el estudio hay esculturas expuestas y tengo entendido que piensas usar también los muros…
—Todo lo que yo haga ahí va a tener una función totalmente educativa y el muro voy a convertirlo en un aula. Por ejemplo, vamos a escoger un tema, digamos, Ernesto Lecuona, ahí va a estar todo sobre Lecuona, su fotografía, información para leer, y va a haber unos parlantes que, en el caso de Lecuona, amplificarán un concierto de música; si es Nicolás Guillén, se va a poder escuchar poemas en su propia voz...
—¿Y tus compañeros, tus amigos artistas, te han acompañado?
—Los hermanos de lucha de siempre han estado al pie del cañón, aquí traje a Rancaño, a Sándor, a Balseiro, y ya he hablado con otros artistas que también van a participar…
Cuando vayamos a inaugurar los parques, vamos a hacer una festividad, todo un día de actividades culturales y deportivas en la comunidad, entonces los muros que han quedado pendientes ese día los vamos a pintar, el día que se entregue al pueblo este la totalidad de las obras.
—¿Romerillo se va a multiplicar en La Habana, en Cuba?
—Vamos a hacer algo parecido en Paseo, en G, en 5ta. avenida, para embellecerlas como galerías a cielo abierto…, en la Isla ya tengo lugares concretos donde pienso trabajar. Aquí estamos creando una metodología que puede funcionar en cualquier lugar de La Habana y de Cuba.
—¿Disfrutaremos alguna muestra personal de Kcho por acá?
—Tengo una exposición que estoy preparando para mayo en Marlborough, mi galería en Nueva York, pero primero la voy a mostrar aquí, algo que antes yo hacía siempre, cuando era más joven: cada obra que iba a salir del país y que yo sabía que no regresaba, la mostraba aquí primero, en el Lam lo hice como tres veces, ahora lo voy a hacer en mi estudio. En la sala de arte algún día podrá haber una exposición mía, pero el estudio estará para poder mostrar la obra, tendré alguna sesión de estudio abierto o algo así, para que la gente pueda ver la obra que estoy haciendo…
En este caso, quiero inaugurarla conjuntamente con la de Lam, voy a mostrar una obra totalmente nueva aquí: instalación, escultura y dibujo sobre tela.
—¿Otros adelantos para el futuro de la Sala de Arte Marta Machado?
—La segunda exposición que voy a hacer ahí en la galería es una colectiva sobre el cuerpo humano, trabajos que yo he coleccionado, tengo a Andy Warhol, a Lam, a Spencer Turner, obras sobre la espiritualidad, sensualidad, credo, hay artistas de Rusia, chinos, japoneses, va a haber varios cubanos, Servando, por ejemplo, invité a Rancaño, a Jorge Otero, a Kcho…
Pienso mostrar otras cosas de Lam, en años venideros voy a exponer las ilustraciones para un poemario que le hizo Lam a Breton, originales, cosas para que la gente aprenda…
Tengo otras ideas por ahí, por ejemplo, hay un artista que me gusta mucho, mucho, mucho, Arman Fernández, francés, él inventó algo que se llama las acumulaciones, a finales de los 50 o por los 60. Arman ya murió y en la última etapa de su vida hacía joyas y esculturas en metales preciosos, yo poseo cuatro obras suyas en mi colección y voy a hacer una exposición de Arman con esas cuatro obras bien didáctica, para darlo a conocer.
Un amigo artista afroamericano, Davin Ham, estuvo aquí, y le comenté que quería invitar amigos a hacer una exposición en este lugar y le encantó la idea…
Cuando hice Punto de encuentro, en la 10ma. Bienal de La Habana, hablamos de que el próximo punto de encuentro sería que todos los invitados vinieran otra vez y trajeran un artista invitado de su país, un joven en el que ellos confíen, esa es la idea que tengo para la época de la próxima Bienal de La Habana…
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