Exhiben las prendas del dolor de Frida Kahlo

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Exhiben las prendas del dolor de Frida Kahlo
Fecha de publicación: 
29 Noviembre 2012
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Casi seis décadas después de su muerte (el 13 de julio de 1954, a los 47 años), Frida Kahlo aparece en la última portada de la edición mexicana de Vogue. La foto, esplendorosa, fue tomada en Nueva York en 1939 por el retratista de moda Nickolas Muray, que fue uno de los muchos amantes de la artista.

 

Hay una suerte de justicia poética en la cubierta del número especial de Vogue —dedicado en su integridad a Kahlo y la influencia de su imagen externa, cuadros y dibujos en el diseño de moda contemporáneo—. La dolorida diva jamás había aparecido en una portada de la publicación de referencia de lo fashion, aunque sí había sido entrevistada y retratada por la revista para sus páginas interiores a finales de los años treinta.

La falsa portada 'Vogue'

 

En 1939, Frida expuso en París, conoció a Picasso y conquistó a los vanguardistas franceses (“es la mecha de una bomba”, escribió el santo patrón del surrealismo André Breton). Es un bulo —con mucho crédito en Internet— que la edición francesa de Vogue le dedicase entonces una portada. La culpa la tiene la película Frida (Julie Taymor, 2002), donde Salma Hayek interpreta el papel principal. El filme, bastante poco respetuoso con la verdad biográfica, incluyó el falso episodio de Vogue en el guión.

 

La primera portada de Vogue con Frida Kahlo, ahora sí, real, tiene por objetivo celebrar la exposición Las apariencias engañan, que saca a la luz por primera vez tras la muerte de la artista prendas de vestir y objetos personales restaurados de una de las mujeres más admiradas del siglo XX. La muestra se celebra en el Museo Frida Kahlo, ubicado en la Casa Azul, el caserón colonial de la calle Londres, en el barrio de Coyoacán de México DF, donde Kahlo nació; vivió con su marido, el también artista y también comunista Diego Rivera, con quién se lió a los 15 años, cuando él tenía 36, y donde Kahlo también murió, casi con toda seguridad tras ingerir una voluntaria dosis de barbitúricos, aunque la negativa del esposo a la autopsia impidió confirmarlo.

El 'tesoro' de los baúles y armarios

 

La muestra, inagurada el 22 de noviembre, pone a la vista del público rebozos, faldas, blusas, vestidos, enaguas, pantalones, camisas, listones, zapatos, prótesis, corsés y piezas de joyería. El material, que ha sido restaurado, forma parte del contenido de los baúles, armarios y cómodas del museo, que hasta hace unos años no habían sido abiertos por decisión testamentaria de Rivera.

 

En 2007, en el centenario del natalicio de Kahlo, se dio a conocer el contenido de un archivo que permaneció oculto durante casi medio siglo. El acervo contenía 22.000 documentos, 6.500 fotografías, 3.874 publicaciones, decenas de dibujos, objetos personales, vestidos, corsés ortopédicos, medicinas, exvotos, correspondencia y juguetes.

 

El tesoro incluía también más de 300 prendas de vestir y calzado de la artista. De este material se nutre la exposición Las apariencias engañan, que toma prestado el título de un dibujo en el que Kahlo retrató su cuerpo desnudo con la columna rota y una pierna cubierta de mariposas, bajo un elegante vestido, y muestra por primera vez como el elegante, personalísimo y atractivo look de la artista estaba, como explican desde el museo, "construido desde el dolor".

 

Dos tragedias

 

La comisaria Circe Henesterosa recuerda las dos tragedias que marcaron la vida de Kahlo: la poliomelitis que sufrió a los seis años y dejó su pierna derecha inútil de por vida y el terrible accidente que sufrió en septiembre de 1925, cuando el autobús en el que viajaba fue embestido por un tranvía eléctrico. Las lesiones incluyeron fracturas de columna, cuello, hombro, pie, clavícula, pelvis, varias costillas y once roturas en una pierna, además del abdomen y el útero atravesados por una pieza metálica. Necesitaron operarla 30 veces.

 

A consecuencia de la polio comenzó a utilizar faldas largas, tres o cuatro calcetines en su extremidad más delgada y zapatos con un tacón más alto para cubrir sus imperfecciones". Las terribles y dolorosas lesiones del accidente la obligaron a vestir según "una identidad cuidadosamente construida desde el dolor físico".

 

Por otra parte, según comenta Hilda Trujillo, directora del museo, "el estilo de Frida era ecléctico" y  combinaba "colores, texturas y orígenes de sus prendas según su ánimo. Además, le gustaba diseñar su ropa o modificarla, agregarle holanes o brocados a las faldas y blusas, para darles un toque particular”.

Treinta 'looks' en un año

 

La exposición presenta nueve conjuntos de vestuario que rotarán cada cuatro meses a lo largo de un año y alcanzarán los treinta. Entre estos looks se encuentra el que la pintora utilizó para la imagen que la revista Vogue de los EE UU publicó en octubre de 1937. En el retrato, realizado por la gran fotógrafa Toni Frisell, Kahlo aparece majestuosa al frente de unos magueyes, vistiendo una blusa color esmeralda y una falda color hueso, además de un rebozo rojo.

 

Los personales vestidos de la artista se han convertido también en referente gracias a su obra pictórica, en la que dominó casi por entero el autorretrato. En la exposición se mostrarán algunos conjuntos basados en cuadros, como los que luce en Mi vestido cuelga ahí (1933) y Diego en mi pensamiento (1943).

 

En una de las salas del museo se presentarán obras encargadas especialmente para la ocasión a diseñadores contemporáneos interesados en desarrollar el estilo Frida. Las firmas participantes rotarán con una cadencia de dos meses. Las primeras en exponer serán Costume National y Jason Wu.

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