RECORDEMOS A: Beethoven (+video)
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Uno de los mejores músicos de la historia es Ludwig van Beethoven, un virtuoso del piano recordado por su talento que manifestó con creaciones increíbles durante toda su vida, incluso cuando ya se encontraba afectado de salud, también por su carácter innovador para revolucionar la música clásica y aportar al romanticismo.
El compositor alemán nació el 16 de diciembre de 1770 en Bonn, pero vivió gran parte de su vida en Viena. De su inmensa obra citamos, por ejemplo, sus nueve sinfonías, reconocidas como piezas de verdadero valor artístico, además de sus conciertos y sonatas para piano y cuartetos de cuerda. Además de su interés por la música instrumental también se manifestó por la ópera.
A Beethoven le corría melodía por las venas, por herencia de su abuelo y padre. Así que desde pequeño desarrolló dotes artísticas y logró impresionar no solo a su familia, también a sus tutores. Recibió la educación necesaria para poderse destacar, y tal fue lo demostrado que a la edad aproximada de 11 años ya había sido nombrado organista asistente de la nobleza, y luego, allí mismo, clavecinista de la orquesta.
Poseía muchas habilidades para la composición, también improvisaba. Por eso todavía siendo un niño comenzaron a publicarse sus partituras, y así adquirió reputación, incluso en Viena, que por entonces era catalogada la capital musical de Europa.
Pero no tuvo una vida fácil. Aunque sus inicios transcurrieron con un importante impulso de creación, vivió la presión familiar, sobre todo del padre, que siendo violento y alcohólico le exigía demasiado para su corta edad, no descansaba lo suficiente y recibía maltratos. Después, tuvo que interrumpir sus estudios por alrededor de cinco años, en primer lugar, por la enfermedad que llevó a su madre a la muerte; después, como hijo mayor debió ocuparse de su padre, sumido en la depresión, así como tuvo que encargarse de administrar las finanzas domésticas y otras responsabilidades del hogar hasta que pudo retomar el camino del arte.
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Beethoven aprendió de los mejores del momento. Por breve tiempo recibió clases de Wolfgang Amadeus Mozart, también de Joseph Haydn y Johann Georg Albrechtsberger. En ellos no solo encontró instrucción, influyeron notablemente en sus primeros años.
En su trabajo creativo se comportaba obsesivo, era meticuloso para escribir porque le importaba mucho alcanzar la excelencia. Además de ofrecer conciertos en círculos selectos de Viena y en las ciudades europeas de mayor prestigio musical, Beethoven también publicó obras de cámara para piano, violín, violonchelo e instrumentos de viento, hasta que encontró en la sinfonía su pasión porque le ofrecía más libertad para innovar e involucrar a toda una orquesta.
Desde entonces se dedicó a componer intentando ofrecer un aire no tan tradicional, a veces con un poco de algarabía y dramatismo, otras con una dosis de tranquilidad que solo se encuentra en la naturaleza. Su música causaba todo tipo de sensaciones, y así lo evidenciaba la crítica de la época cuando alababa su éxito como compositor.
De todas, la Novena Sinfonía fue la que se llevó las palmas y sirvió de inspiración para muchísimos músicos clásicos. Titulada Coral, y estrenada el 7 de mayo de 1824 en Viena, bajo su propia dirección, fue concebida por Beethoven cuando ya se encontraba completamente sordo, dificultad que arrastró durante casi treinta años.
Sin embargo, lo extraordinario fue su capacidad para conseguir piezas únicas aún así, sin poder escuchar, en primer lugar, algunas notas, hasta que poco a poco su condición se deterioró considerablemente. Como es de esperar esto le supuso importantes traumas que lo aislaron todavía más, incluso pensó en suicidarse. Por fortuna, a pesar de su disminución sensorial, durante muchos años pudo darle forma a la música que percibía en su cabeza siguiendo su instinto interno.
El prodigioso Beethoven era considerado excéntrico, maleducado, incluso grosero, inadaptado social, desequilibrado, susceptible, desordenado, a veces iracundo, descuidado en su apariencia, torpe, y con la predilección por la bebida alcohólica heredada de su padre que más tarde le afectó el hígado y le llevó a la muerte. Todo ello se agudizó con su enfermedad auditiva y fue evidente en sus últimas piezas, en las que estudiosos encuentran tormentos, y un ambiente introspectivo complejo de reflexión y melancolía.
No obstante, el valor de su destreza fue superior a cuanto mal rato hiciera pasar en sociedad producto de una vida turbulenta desde niño que le hizo ser esquivo y resentido, de sus intentos de sobreponerse a la desgracia, el sufrimiento y la soledad. Aunque, huraño, fue un genio sin discusión, y cuando Beethoven murió el 26 de marzo de 1827, tuvo un funeral público ante miles de personas, y pasó a la historia como uno de los más grandes e influyentes compositores de todos los tiempos, poseedor de un estilo pianístico que causaba admiración.
A propósito les dejamos con la Novena Sinfonía Beethoven interpretada por la Orquesta Filarmónica de Berlín.
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