LA COLUMNA DEPORTIVA: Pinocho, ¿la mejor mascota para el ciclismo?
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Seleccionar la mascota de un evento deportivo no es un proceso sencillo. Los organizadores pasan muchísimo tiempo tratando de dilucidar con cuál símbolo se identificarán más los fanáticos y las personas que viven en el lugar que acogerá al certamen. No pocas mascotas han dejado su huella en la historia, sobre todo las de los Juegos Olímpicos; pero otras fueron elegidas con tan mal gusto que apenas se recuerdan. Esto último, quizás, sea lo que suceda con Pinocho.
En 1882 el escritor Carlo Collodi, oriundo de Florencia, en la Toscana italiana, publicó “Las aventuras de Pinocho”. Medio siglo después, el personaje fue conocido en todo el mundo, al ser adaptado al cine por Walt Disney Pictures. La enorme aceptación que tuvo el niño de madera cuya nariz crecía cada vez que pronunciaba una mentira, convirtió al libro en un clásico de la literatura infantil y al autor en un ídolo de su ciudad natal.
¿Qué relación pudiera establecerse entre las mascotas, Pinocho y el ciclismo? Aparentemente ninguna; pero la Unión ciclística internacional (UCI) sí encontró un vínculo y decidió que la creación de Collodi será la mascota del Campeonato mundial que se efectuará en Florencia, en 2013. Queda claro que Pinocho y el escritor representan a la sede; sin embargo, con esta elección la UCI no encontró mucho apoyo entre los seguidores de ese deporte, tal vez porque consideraron que la mascota venía con una dedicatoria, nada especial, para Lance Armstrong.
Los organizadores del Mundial 2013 declararon que ellos tuvieron la idea de la mascota antes de que la confirmación del dopaje de Armstrong debilitara todavía más la credibilidad del ciclismo; pero ni siquiera esta excusa evitó las comparaciones entre el ex astro y Pinocho. Ambos eran mentirosos, solo que al estadounidense no le crecía la nariz cuando competía dopado, sino que aumentaba su cuenta bancaria, especialmente con los siete títulos del Tour de Francia.
La frustración con Armstrong es tan grande que en Edenbridge, al sur de Inglaterra, quemaron una estatua de nueve metros de altura del ciclista, durante una fiesta anual tradicional. Los habitantes del pequeño poblado construyeron la figura con papel periódico y colocaron alrededor de su cuello un mensaje muy irónico: “se vende bicicleta de carreras por falta de uso en el futuro.”
Otros deportistas habían ardido anteriormente en Edenbridge, entre ellos los futbolistas Mario Balotelli y Wayne Rooney; aunque, de seguro, estas hogueras no tuvieron la misma connotación que la de Armstrong.
En el sitio web oficial del Mundial 2013, los directivos del evento explicaron que escogieron a Pinocho porque “estaba apegado a su tierra, orgulloso y atento. Su mirada se dirige al horizonte con actitud optimista, proyectada hacia el futuro”. Esto parece ser lo que desea la UCI: optimismo sobre el futuro y olvido del pasado; pero es muy difícil confiar en la legitimidad de un deporte que tiene una alarmante lista de “dioses rotos”. Un deporte donde, quizás, todavía quede algún Pinocho sin Pepe Grillo, al que tampoco le crece la nariz cuando consume sustancias prohibidas.
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