Por siempre, La Mulatísima
especiales
Foto: Ismael Francisco
Aurora Basnuevo hubiera cumplido 85 años este 13 de agosto. Y los hubiera celebrado con la certeza de que generaciones completas de cubanos la consideran una de las más grandes humoristas cubanas. Y una de las más queridas.
Aunque ella fue mucho más que una figura del humor. Demostró con creces sus credenciales como actriz dramática. Fue cantante y animadora. Y brilló en todos los ámbitos de la interpretación: teatro, cabaret, cine, radio y televisión. Aurora Basnuevo era una todoterreno.
Su mérito mayor fue quizás encarnar el espíritu más lúdico y al mismo tiempo raigal de su pueblo. Cubanísima era su expresión escénica, esencialmente popular, sin que significara que hiciera concesiones a cierto gusto populachero.
Jamás fue vulgar, jamás fue grosera. Y sin embargo llegó a recrear tipos de desbordada sensualidad, aderezada con una comicidad desprejuiciada.
En el más emblemático de sus personajes, la mulata Estelvina, del mítico programa radial Alegrías de Sobremesa, visitó todas las noches millones de hogares. Junto al escritor Alberto Luberta Creó frases que pasaron a formar parte del léxico popular. La Mulatísima, su inolvidable apelativo, resumía muchas de las aristas de la idiosincrasia del cubano.
Junto a su inseparable Mario Limonta, Aurora Basnuevo formó uno de los grandes duetos de las artes escénicas cubanas. Calaron en la sensibilidad de la gente, consiguieron un público fiel.
Aurora Basnuevo integró una gran tradición histriónica en Cuba, que parte del teatro bufo, vernáculo, de la que llegó a ser figura representativa: la mulata cubanísima, ingeniosa y sensual. Así se eternizó en el imaginario de su nación.
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Heem Gondes
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