Dolores por el mango
especiales
Y no son de estómago, sino por saberlos podrir mientras tantos en esta Isla los recibirían con los brazos abiertos y sobre todo con la boca bien abierta.
Pero ahí están, echándose a perder, como me contó con dolor un amigo pinareño que así los ve en tierras de su municipio.
Lo alarmante es que él mismo se ofreció a conseguir una despulpadora criolla para procesarlos, habló con varios residentes del lugar, trató de motivar, propuso. Pero a nadie le interesó.
“Es que no quieren trabajar, prefieren que se los coman los cochinos”, comentó preocupado.
Se sabe que hay dificultades con los envases, con la transportación, con los conservantes, con los salarios…, que el bloqueo aprieta durísimo.
Pero como también es sabido que un buen jugo de mango puede resolverle hoy a cualquiera un desayuno -ese que más de una vez se está pasando por alto-, y que la convocatoria es a producir con iniciativas y recursos propios desde cada comunidad, entonces esos mangos pudriéndose –los mismos que aquí en La Habana cuestan bien caro- duelen sin ninguna dulzura, amargamente.
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Armando Amieva
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Eduardo Perfecto Machado Cabrera
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