Jardines del Rey, prominente reservorio de flora y fauna en Cuba
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Jardines del Rey es un destino turístico que ofrece mucho más que playas e instalaciones hoteleras. Se trata de un conjunto de cayos al norte de la provincia de Ciego de Ávila, donde se encuentra una de las reservas ecológicas más importantes de Cuba, con una gran diversidad de flora y fauna.
La Reserva Ecológica Centro y Oeste de Cayo Coco ocupa 36 040 hectáreas y tiene como objetivo principal la conservación de la biodiversidad. Entre las especies que destacan en este ecosistema se encuentran el murciélago, la jutía conga, el carpintero verde (endémico de este archipiélago), el sijú cotunto, el flamenco y el cabrerito de la ciénaga. También se pueden observar escarabajos únicos en el mundo, como el Metachroma y el Longitarsus sp, que solo habitan en los cayos Coco y Guillermo.
La vegetación costera alberga moluscos del género Cerion, con varias formas endémicas. Además, en esta reserva se pueden apreciar las segundas dunas de arena más altas de América Latina, con alturas entre 10 y 15 metros. Estas dunas son el resultado de la acción del viento y las corrientes marinas sobre los sedimentos calcáreos.
Jardines del Rey es un lugar ideal para los amantes de la naturaleza y el turismo sostenible. Un paraíso natural que combina belleza y biodiversidad.
La Reserva Ecológica Cayo Guillermo, por su parte, cuenta con gran diversidad de especies animales y vegetales. Entre ellas se destaca el lagarto Anolis equestris cyanneus, una subespecie endémica y en peligro crítico de extinción que solo habita en algunos puntos de este lugar. Su piel tiene tonos azules y amarillos que lo hacen muy llamativo. Otras especies que se encuentran en esta reserva son el majá de Santa María, la iguana y varias aves migratorias del Atlántico Norte.
La Reserva Ecológica Cayo Guillermo tiene una gran importancia geológica, ya que posee pequeñas cavernas y un cenote llamado La Jenifer. También tiene una gran relevancia turística, pues en sus alrededores hay instalaciones hoteleras y extrahoteleras que ofrecen servicios de recreación y ocio a los visitantes nacionales y extranjeros. Estas instalaciones tienen el compromiso de cuidar y preservar el entorno natural, ya que dependen de él para su funcionamiento. Así, se establece una relación de interdependencia entre el turismo y la naturaleza.
La Reserva Ecológica Cayo Guillermo fue categorizada como tal en el año 2002 y está administrada por la Empresa Provincial Flora y Fauna. Su estado de conservación es favorable, gracias al trabajo de los especialistas y trabajadores que realizan acciones de monitoreo, control y educación ambiental. Esta reserva es un ejemplo de cómo se puede lograr un equilibrio entre el desarrollo socioeconómico y la protección de la biodiversidad.
De acuerdo con tendencias internacionales, Jardines del Rey —contemplada el área de la reserva ecológica— también apuesta por el desplazamiento del turismo tradicional y cede espacio al alternativo, que promueve el respeto al medio, procura pocas modificaciones en el paisaje y acentúa el interés por los espacios mejor conservados.
Tales circunstancias estimulan la preservación de lo natural y lo convierten en producto turístico que provee fondos para el desarrollo sostenible y las propias actividades de conservación en áreas protegidas.
Destinos como Cayo Coco tienen la facilidad de combinar las modalidades de sol y playa y ecológica, ambas con gran aceptación y, la última, identificada entre las preferencias de viajeros internacionales, incluidos grupos de observadores de aves —provenientes de Canadá, Estados Unidos y Reino Unido— que se establecen cada año en la cayería norte avileña para contemplarlas.
Frente a los riesgos que suponen inevitables factores antropogénicos, de manera fundamental el desarrollo de la infraestructura hotelera, extrahotelera y de aseguramiento al turismo; y otros de origen natural como el cambio climático, los organismos representados en ese lugar aumentan los esfuerzos para resguardar el ecosistema priorizado.
Las labores de asesoramiento y control, a cargo de la EPFF, la Delegación Territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental, y los centros de investigaciones de Ecosistemas Costeros y de Ingeniería Ambiental y Biodiversidad, constituyen otras garantías para preservar un verdadero tesoro natural.
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