¿Por qué no se ve la llama olímpica?

Lo impide la ubicación escogida para el pebetero estrenado durante la bella ceremonia inaugural, aunque en su momento se difundió que este descansaría sobre una gran estructura que facilitaría su identificación como símbolo de la cita.
  
En definitiva, la pieza de 204 pétalos dedicados a los países presentes ocupa una zona del Estadio Olímpico que impide verle desde el exterior, y ello insatisfizo a muchos que recordaron lo inédito del caso en muchos años.
  
Como se recordará, siete jóvenes asumieron el encendido cuando la gran pira surgió desde el mismo centro del recinto ahora sede del torneo de atletismo, pero después llegó el necesario reacomodo, y la solución aplicada fue otra “candela”.
  
Sin embargo, el presidente del Comité Organizador, Sebastian Coe, se mostró categórico al asegurar que el pebetero “no se creó como una atracción para turistas”, algo así como: olviden el tema.
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Se ve en la gran pantalla del Estadio Olímpico. Va a permanecer allí”, afirmó.
  
Más conciliadora, Jackie Brock Doyle, vocera del propio grupo de trabajo, recordó que “todo el mundo tiene acceso a él gracias a la tecnología moderna. Con la televisión, Internet o pantallas gigantes, todos pueden verlo durante 24 horas al día”.
  
Y reveló razones: “Queríamos que la llama estuviera en un lugar similar al que tuvo en los Juegos de 1948 y por eso se diseñó así. Es una zona más íntima”.
  
De tal forma, la obra del diseñador británico Thomas Heatherwick solo será presenciada en vivo por quienes logren entrar a la instalación donde ya debutó el astro jamaicano Usain Bolt, aunque su creación buscó ser expresión de unión y congregación en paz.
  
“La idea era algo similar a la cabeza de una flor de diente de león, cuyas semillas son sopladas por el viento. La idea funcionó y esto fue un gran alivio”, explicó el artista.
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Sabíamos que los pebeteros parecían volverse cada vez más grandes y más altos en cada juego. Y no queríamos simplemente hacer un pebetero mayor que el anterior”, dijo Heatherwick.
  
¿De qué se trata? Cada delegación se llevará a casa la copa de cobre en forma de pétalo que transportó durante el desfile de apertura para ser colocada sobre el “tallo” metálico que elevó la emblemática luz.