Inteligencia Artificial y empleos: un robot en mi puesto
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Desde 1970, el mundo no vivía un episodio estanflacionario como el actual: alta inflación simultaneando con un bajo crecimiento económico. Y, para ponerle la tapa al pomo, las perspectivas de los mercados de trabajo no son nada halagüeñas, el empleo crecerá a nivel mundial solo un 1% este año.
Así lo indica el más reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), presentado el pasado enero.
Se prevé que el crecimiento de la oferta mundial de trabajo siga desacelerándose por lo que el desempleo podría aumentar ligeramente alcanzando este año a 208 millones de personas.
A estas preocupaciones se suma la existente por la calidad de los puestos de trabajo ya que también el trabajo decente, como le llama la propia OIT, es cada vez más deficitario.
La carencia de trabajos decentes no es igual de grave en todas las regiones del planeta. Foto: Mumtahina Tanni
Y en medio de este panorama laboral se hace presente un pedazo de lo que hasta hace poquito creíamos solo futuro: la inteligencia artificial.
¿Robot, tú eres mi amigo?
No hace falta abundar en las potencialidades de cambio que la Inteligencia Artificial (IA) podría reportar para la vida en el planeta. En realidad, ni sus beneficios ni sus peligros son ahora totalmente previsibles.
Sin embargo, desde este presente si cabe ya preguntarse cómo se acomodan esas bondades y riesgos en la balanza del mercado laboral, sobre todo porque ya algunos estimados a no muy largo plazo andan rondando. Por ejemplo, un informe del banco estadounidense Goldman Sachs, del 26 de marzo último, habla del impacto que podría tener la automatización de unos 300 millones de trabajos a tiempo completo en todo el mundo.
Dicho informe anuncia que al menos dos tercios de los trabajos actuales están expuestos a algún grado de automatización mientras que hasta una cuarta parte de los empleos podría ser reemplazada por la IA si tales avances tecnológicos se extienden de acuerdo a lo previsto.
Imagen: tomada de xataka.com
Lo anterior equivale a que serían automatizados unos 300 millones de trabajos a tiempo completo en todo el mundo, según el texto citado.
Queda claro que la tecnología de la IA puede acelerar el crecimiento de la productividad y aumentar el PIB global, pero lo que no se ve ahora de un modo tan nítido es cómo podría lograrse una paridad, un equilibrio y justeza en el reparto de tales beneficios, sobre todo si se analizan objetivamente las desigualdades que en este momento marcan la vida en este mundo y que se hicieron dolorosamente evidentes durante la Pandemia de COVID-19.
Es cierto que las más actuales tecnologías pueden humanizar el trabajo, facilitar las condiciones en que se realiza, acortar jornadas laborales y esfuerzos, pero… ¿a dónde irían, por ejemplo, los millones que ahora sudan en las manufacturas, muchas veces ganando jornales mínimos pero que les son imprescindibles para su subsistencia y la de sus familias, y que mañana podrían ser sustituidos por brazos mecanizados u otras alternativas?
Foto: tomada de mms-mexico.com
Si pudieran retirarse tranquilamente a sus casas sin ser privados de ingresos, si estas novedades impactaran en mejoras en la calidad de vida de todos, en un mayor y mejor uso del tiempo libre, sería una maravilla.
No faltan quienes aseguran que en paralelo con la desaparición de puestos de trabajo surgirán otros nuevos y afines a la nueva coyuntura tecnológica, a la vez que también otros insisten en que la IA y la robótica sobre todo impactarán en tareas específicas dentro de los contenidos de trabajo generando otras más ajustadas a las demandas renovadas.
Cuáles sí y cuáles no
No hay muchas coincidencias en los vaticinios de cuáles serían los perfiles ocupacionales que podrían ser sustituidos por la IA y sus afines, aunque, como tendencia, muchos apuntan a los puestos relacionados con las ventas y otras interacciones con el público, las operaciones financieras y empresariales, la administración y tareas de oficina, entre otros donde no queda fuera el periodismo.
En contraste con lo anterior, señalan entre los más beneficiados los relacionados con la tecnología de la información, expertos en robótica, en el internet de las cosas y en M2M (comunicación entre máquinas), así como analistas de datos y comerciales especializados en el mundo digital.
Foto: depositphotos
No son consideraciones para nada concluyentes. De hecho, la propia OIT subraya en su reciente informe que «el cambio tecnológico, especialmente en lo que atañe a los nuevos dispositivos y herramientas digitales como la inteligencia artificial, aún no ha cumplido las optimistas predicciones sobre su potencial para acelerar el crecimiento de la productividad y aligerar las tareas más ingratas del trabajo, pero se trata de innovaciones necesarias para subsanar la escasez de trabajadores derivada de la evolución demográfica».
Más adelante agrega que «Las innovaciones digitales aún no han surtido efectos indirectos en la productividad del conjunto de la economía hasta el punto de impulsar el empleo y el crecimiento. Antes bien, los aumentos de productividad concentrados han sesgado la distribución de las oportunidades de empleo de alta calificación hacia unos pocos sectores tecnológicos, exacerbando la desigualdad y la ralentización de la productividad (agregada). Lo que se echa en falta son mayores avances en aplicaciones que beneficien a toda la sociedad, por ejemplo, en la gestión de la movilidad o la administración de las redes para la transición a la energía sostenible».
Foto: tomada de businessempresarial.com
La IA responde a CubaSí
Pasando mucho trabajo, esta reportera logró «dialogar» con la IA para preguntarle, de primera mano, cómo consideraba que podría ser su impacto en el mercado laboral.
Esta fue su respuesta:
«Como modelo de lenguaje de IA, mi programación no me permite hacer predicciones específicas sobre un tema tan complejo como la relación entre la IA y el empleo. Sin embargo, se sabe que la IA puede automatizar ciertos trabajos y procesos que actualmente son realizados por humanos, lo que podría llevar a una reducción de empleos en ciertas industrias y áreas laborales. Por otro lado, la IA también puede crear nuevos trabajos al permitir la creación de nuevas tecnologías y servicios. En general, se espera que la relación entre la IA y el empleo evolucione de manera compleja y variada en los próximos años.
«La IA puede automatizar muchos trabajos y procesos que actualmente son realizados por humanos. Los trabajos que corren un mayor riesgo de ser reemplazados por la IA son aquellos que implican tareas repetitivas y predecibles, ya que la IA puede realizar estas tareas de manera más rápida y eficiente sin cansarse ni cometer errores. Algunos ejemplos de trabajos que podrían ser automatizados por la IA son:
- Operadores de telemarketing
- Trabajadores de fábricas y ensambladores
- Cajeros en tiendas y supermercados
- Empleados de puestos de atención al cliente
- Trabajadores de limpieza y mantenimiento
- Agentes de seguros
- Trabajadores en manufacturación y producción
- Conductores y transportistas»
Foto: depositphotos
La «entrevistada» aclaró que «Sin embargo, es importante tener en cuenta que algunos trabajos pueden ser complementados y mejorados por la IA en lugar de ser reemplazados por completo. Por ejemplo, los médicos y abogados pueden utilizar la IA para ayudarles en la toma de decisiones y análisis de datos.
«También se espera que la IA cree nuevos trabajos en áreas como la programación, el análisis de datos y la gestión de la IA. Además, la IA puede ayudar a mejorar y optimizar los procesos empresariales, lo que puede resultar en un mayor crecimiento de la empresa y, por lo tanto, en la creación de más empleos.
«En resumen, aunque la IA puede reemplazar algunos trabajos, también puede mejorar muchos otros y crear nuevos puestos de trabajo. Es importante que nos adaptemos a los cambios tecnológicos y trabajemos juntos para garantizar un futuro laboral sostenible y próspero para todos».
Confieso que no dejó de ser raro eso de sentirse convocada por un puñado de algoritmos a que ambos, la IA y los humanos, «nos adaptemos», «trabajemos juntos». Esa paridad, dicha así, impresiona.
No obstante, le pregunté cómo podría saber si sus respuestas con respecto al mercado laboral no podrían estar sesgadas por intereses humanos.
Imagen: Pixabay
Apuesto a que si hubiera tenido rostro, tendría el ceño fruncido mientras respondía:
«Yo, como Asistente Virtual de OpenAI, tengo programado un conjunto de algoritmos y modelos de inteligencia artificial que me permiten procesar y proporcionar información objetiva y precisa a las preguntas que se me hacen. Mi programación se basa en datos y algoritmos, y no tengo la capacidad de tener intereses personales ni de tomar decisiones basadas en ellos.
«Además, OpenAI se compromete a crear inteligencia artificial segura y confiable para todos, lo que incluye independencia y transparencia en la información que proporciona. Si tienes alguna inquietud sobre la veracidad de mi información, puedes hacer una verificación adicional utilizando otras fuentes de información o consultando a expertos en el campo».
Solo le faltó concluir con un categórico «he dicho» y el golpe de un puño metálico sobre la mesa.
Foto: Internet
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