Autobiografía de Marco Rubio: Pillo nacido en Miami

El muy controvertido senador estadounidense por la Florida, Marco Rubio, presentó este sábado su autobiografía, titulada An American Son (Un hijo americano).

Marc Caputo, periodista de Miami, resumió el criterio de muchos al comentar que el libro está claramente escrito con un ojo en la vicepresidencia, junto al aspirante  presidencial republicano, Mitt Romney.

Al incursionar sobre sus 303 páginas, Caputo dice que se trata de una figura nacida en Miami de “padres exiliados cubanos”, pero a renglón seguido lo matiza  al expresar “hijo de inmigrantes”.

La patraña fue desmontada por una investigación del diario The Washington Post, que ubicó la salida de los padres de Rubio de La Habana hacia Estados Unidos en 1956, fundamentalmente por razones económicas.

¿De dónde salió la mentira en cuanto al supuesto acoso, la huída y posterior refugio de sus progenitores en Miami? De la oficina del senador en el Capitolio.

Pero en su autobiografía Rubio evade toda responsabilidad en el hecho y la vuelca sobre un empleado que “por error” lo incluyó en su computadora.

Según reseñas circuladas en Miami, la obra presentada está repleta de hechos acaecidos detrás del telón, con un gran espacio a su campaña en pos de una banca en el Senado de Washington.

Acerca de eso último Rubio llega a escribir: “Bastó que quedara vacante un alto puesto para exponer la intensidad con que seguía ardiendo el fuego de mi ambición”. Respecto al Senado federal escribe:

“A veces me siento como si hubiera entrado en una compañía de teatro donde cada voto y cada declaración están calculados para su máximo efecto político, en lugar para el beneficio público”. Buen Gol.

Hasta el poderoso diario The Wall Street Journal aconsejó a este senador floridano que para evitar nuevos escándalos se adelante y haga transparentes asuntos propicios a una investigación.

¿Qué insinuó el Journal? La necesidad de que no reincidiera en algarabías como las que provocó en Miami el empleo que hizo de tarjetas de crédito del Partido Republicano para solventar gastos personales.

En su libro An American Son trata de justificarse. “Mi torpeza para la contabilidad me costó cara. La prensa y el gobernador Crist sacaron a relucir el asunto durante mi campaña al Senado federal, insinuando que yo me había embolsado dinero de mi comité de finanzas y lo había usado para pagar artículos personales. No era cierto, pero yo había ayudado a crear el malentendido…”

Un muy cercano colaborador de Rubio es el representante de Hialeah, Ralph Arza, un connotado racista a quien su jefe se vio forzado sacar transitoriamente de escena por los ardientes comentarios de ese tipo que hizo contra un funcionario escolar de Miami-Dade.

Resultó un caso de racismo tan sonado, que legisladores afroestadounidenses del territorio amenazaron con boicotear la ceremonia donde Marco Rubio sería investido como presidente de la Cámara de Representantes de la Florida. Pero el autor de An American Son, al escribir, apenas rozó lo sucedido.

Cuando recientemente el papa Benedicto XVI visitó Cuba, Marco Rubio y otros ultraderechistas del Congreso arremetieron contra esa decisión del Vaticano  y contra el arzobispo de La Habana, Jaime Ortega.

Este sábado, a unos días de su visita a la base naval impuesta en Guantánamo, presentaron su libro, visto por la generalidad de los observadores como otra jugada en su evidente carrera por llegar a la Casa Blanca con Mitt Romney.

Por ahí va en su despeñadero la política en Estados Unidos. Algunos no descartan del todo que un elegante pillo nacido en Miami, como Marco Rubio, podría llegar a convertirse en el primer sustituto del presidente del país.