Al siempre correcto Iker Casillas se le fue la pinza hace unos meses cuando dijo que la proliferación de los Superclásicos entre su Real Madrid y el Barcelona estaban descafeinados por repetirse tanto.

No sé si la frase obedeció a la lógica frustración por solamente haber podido ganar uno de esos enfrentamientos en los últimos cuatro años, pero nada más lejos de la verdad que intentar bajarle los decibeles a un tope de esta alcurnia, sin dudas la rivalidad más seguida en el fútbol mundial.

Este sábado volverá a ocurrir, y no se trata de un tope cualquiera, pues los catalanes están obligados a vencer para no dar por perdida definitivamente la Liga, cuando marchan a cuatro puntos del cuadro merengue, que incluso perdiendo todavía conservaría una mínima ventaja.

Desde la llegada del técnico portugués José Mourinho a la banca madridista estos encuentros han adquirido más morbo, porque el luso mantiene un debate insaciable con su par blaugrana Pep Guardiola, a quien no cesa de lanzarle indirectas, como las más recientes luego de su paso por la Liga de Campeones.

Por cierto, ambos planteles perdieron sus respectivos duelos en la competición europea ante el Bayern Munich alemán y el Chelsea inglés, respectivamente, y la posibilidad de ver la final soñada entre los dos conjuntos ibéricos se aleja.

Ninguna de las dos eliminatorias está decidida, pero ambos planteles deberán imponerse en casa en el choque de vuelta para aspirar a disputar la Copa el venidero 19 de mayo.

Volviendo al Superclásico, todo un fenómeno mediático mucho más allá de las fronteras españolas, la desesperación por el triunfo y la frustración por la derrota en Londres pudiera ser un fardo demasiado pesado para los azulgranas, pero por la paternidad sostenida por esta generación Mourinho deberá mostrarse muy acertado y evitar errores como el del otro día ante los germanos, cuando sacó a Ozil por Marcelo.

En la banca contraria lo más importante será mostrar la ecuanimidad de siempre en pos del gol, para no verse obligados a hacerle el pasillo al Madrid.

Por si fuera poco, nuevamente se verán cara a cara Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, igualados como máximos artilleros de la Liga, así que cafeína es lo que sobrará en el tope sabatino del Camp Nou.