Marionetas acuáticas vietnamitas despliegan su magia en Cuba
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Un espectáculo en el que brillaron la originalidad y la entrega ofreció la compañía de marionetas acuáticas vietnamitas Thang Long al público cubano, que los premió con un cerrado aplauso en su debut habanero.
A la isla trajeron la magia de los milenarios títeres oriundos de la región del delta del río Rojo, únicos de su tipo en el mundo, representativos de las tradiciones folclóricas, artesanales y religiosas de su país.
Doce de los mejores cultores de ese arte mostraron su versatilidad y destreza en una piscina de dos toneladas instalada en la capitalina Carpa Trompoloco, donde más de 50 títeres de varios tamaños sorprendieron e hicieron reír a los asistentes.
Trajimos una demostración auténtica de nuestro arte, expresó Tran Quec Chiem, vicedirector del departamento de Cultura y Deporte de Hanoi. Es muy emocionante, para nosotros estar aquí, comentó.
Niños, jóvenes y adultos disfrutaron del singular espectáculo titiritero devenido aquí acontecimiento cultural, cuyos protagonistas adentran al espectador en un viaje a lo ancestral de su rica cultura.
La cocina, la pesca, la cosecha del arroz, los unicornios del imaginario vietnamita, el agua como fuente de diversión, y la danza de los cuatro animales sagrados (el dragón, el león, la tortuga y el fénix) fueron algunas de sus representaciones más aplaudidas.
Durante unos 45 minutos, los manipuladores se desdoblan para manejar las marionetas desde una larga vara de bambú y largos cables que deben maniobrar con maestría. A veces para una sola de estas se necesitan cuatro personas.
Un canto a la vida, a la naturaleza y a la paz proponen las marionetas de agua, conocidas como La danza de los muñecos, que, tras largos años de espera, llegan por primera vez a una isla del Caribe.
Los cubanos quedaron fascinados con las primeras dos presentaciones. Ante la gran demanda y expectativa se agregaron dos funciones este fin de semana.
Según historiadores, las marionetas tienen su antecedente en figuras móviles dotadas de supuestos poderes mágicos, colocadas en los cultivos para alejar a las fieras y el mal tiempo.
El rito evolucionó durante siglos hasta convertirse en uno de los espectáculos titiriteros más innovadores, únicos en el mundo, que ha sido llevado a escenarios de más de 40 países.
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