Novela cubana: Desarraigo y soledad, el regalo de Peter Pan
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Desarraigo, título de la tercera temporada de la serie cubana Bajo el mismo sol, está llegando a su fin. Como en las dos anteriores partes Casa de cristal y Soledad, sus historias giran en torno a las relaciones humanas y conflictos que afectan a la familia cubana.
La teleserie transitó por buenas y regulares actuaciones, historias que marcaron más que otras y, a pesar de que algunos conflictos quedaron truncos, creo que Bajo el mismo sol está entre las mejores que hemos visto en los últimos tiempos. Bravo por el excelente tema de presentación.
No es sobre actuaciones, guión, escenografía, realización que me gustaría reflexionar, sino sobre un hecho en particular que no por conocido deja de estremecer. Es el caso de Rosa y Mauricio o Robertico, madre e hijo, víctimas de la conocida Operación Peter Pan. Un macabro plan llevado a cabo en los años 60 por Estados Unidos y que costó la pérdida de 14 000 niños cubanos.
El tema tratado y denunciado en publicaciones y documentales, es una herida abierta en la historia de la emigración de Cuba, que pasa por las relaciones con los Estados Unidos, desde donde se elaboró y ejecutó bajo el ojo de la CIA.
En este caso llama mi atención el tratamiento del tema, aunque confieso que pudo ahondarse mucho más. Rosa (Amada Morado) se presentó desde la primera temporada como una mujer amargada, triste, cortante en sus relaciones personales, no le importa decir a nadie lo que piensa y parece estar peleada con el mundo.
De alguna forma intuíamos que su actitud solo era la coraza de una mujer que sufría por algo, un secreto muy bien guardado durante años. No fue hasta la tercera parte en que su personaje comienza a desarrollarse y se descubre su punto débil, su tormento: ella es una víctima de Peter Pan.
En varias ocasiones he leído testimonios desgarradores del sufrimiento de los niños Peter Pan en los campamentos donde fueron ubicados. Siempre sentí tristeza por esos pequeños. Nunca antes me había colocado en el papel de una madre.
Imagino que para algunos padres fue difícil tomar la decisión de separarse de sus hijos, pero sobre todo de vivir el reencuentro después de muchos años o de morir sin volver a saber de sus pequeños porque estos no supieron perdonarle. Esas son las más tristes.
Para una madre es duro conocer sobre violación, maltrato, desespero o sentir que tu hijo ya no es más tu hijo y que tu vida nunca más volverá a la normalidad. Al parecer el regalo de Peter Pan para ellos fue: desarraigo, soledad, pérdida de la identidad y tristeza.
No intento defender a las miles de Rosas que cayeron en la trampa de un porvenir mejor, pero es importante recordar que durante la década del 60 Cuba entera vivía una nueva etapa, se producían cambios constantemente y la campaña en el exterior contra la naciente Revolución cubana era feroz. Muchos padres, en especial aquellos que se encontraban ajenos al proceso revolucionario, temían a lo que podía suceder y decidieron enviar a sus hijos lejos para salvarlos del comunismo y al final terminaron perdiéndose.
Agradezco entonces a los realizadores de Bajo el mismo sol, por haberme ayudado a entender a Rosa, y aunque no la justifico del todo, si me solidarizo con su historia cargada de dolor y manipulación.
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Rebeca Naranjo Corría
Cubano
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