LA BIBLIOTECA: Un fantasma burlado

El fantasma de Canterville, publicada en dos partes en 1887, es una de las más célebres novelas de Oscar Wilde, aunque a algunos especialistas les parezca una creación francamente menor, si se compara con otras obras del genio británico.

Pero en todo caso es una apreciación, una entre muchas. Lo cierto es que se trata de un texto delicioso, ideal para lectores jóvenes, de muy fácil lectura y particular fuerza expresiva. No en vano ha sido llevado tantas veces al teatro y al cine. Oscar Wilde fue uno de los más grandes dramaturgos de su tiempo, por lo tanto, valoraba mucho la acción.

Y en esta narración lo que no falta es acción.

Esta es la sinopsis: Una familia estadounidense se va a vivir al castillo de Canterville, en Inglaterra. Lord Canterville, el dueño anterior, les advierte que el fantasma de Simón de Canterville deambula en el edificio desde hace 300 años, cuando asesinó a su esposa. Desde entonces, su espíritu ha asustado a generaciones completas de habitantes en la mansión. Pero el cabeza de la familia americana, un diplomático, ignora la advertencia. Así, con su esposa y sus hijos, se muda a la mansión donde el terrible fantasma se les aparece muchas veces, pero no logra asustarlos. Es más, el aparecido se convierte en víctima de las bromas de la familia.

Oscar Wilde, que siempre fue un estilista, cuenta la historia con una elegancia, un dominio de la prosa y una gracia ejemplares. Este es un depurado ejercicio literario. Sin necesidad de abrumar al lector, se resume aquí el espíritu de una época y de un sector de la sociedad que la habita en Gran Bretaña. De hecho, el ambiente es muy realista, a pesar de que se trata de una historia de fantasmas. Pero, por supuesto, hay mucho más que crónica. Hay mucho más, incluso, que un cuento de misterio y terror con tintes humorísticos.

Aquí se habla del encontronazo de dos maneras de asumir la vida y, por lo tanto, de asumir el arte. Por un lado, el ideal romántico, representado en el fantasma, símbolo de una tradición literaria, cultural.

Por el otro, el pragmatismo de los estadounidenses, que se manifiesta en su apego al mercantilismo y la eficiencia de un modelo.

Oscar Wilde, que era un esteta, parece preguntarse: ¿cuál es el rol del arte en este diferendo? Si uno se pone a pensar, esa sigue siendo una gran pregunta.

El fantasma de Canterville es el libro del mes del Instituto Cubano del Libro. Se vende en librerías.