Olga Kabanova y su pasión sin límites por la artesanía
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Los primeros recuerdos de Olga Kabanova vinculados a la artesanía se remontan inevitablemente a su Rusia natal.
Yo estaba en segundo grado y mi maestra, una señora con la que tuve la dicha de aprender a coser y a bordar, nos dejó una tarea en saludo al 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, de hacerle un regalo a nuestras madres, dice ahora esta conocida creadora desde el portal del Museo Romántico, de Trinidad, donde transcurren sus días entre agujetas, deshilados y telas.
En una tela que su progenitora protegió siempre podía leerse, bordado por las manos de su hija, “A mi querida mamá”; y desde ese momento, nunca más, Olga ha podido desprenderse de esta manifestación que le ha servido de sostén a la familia toda y le ha dado muchísimas alegrías.
Con el paso de los años, esta mujer rubia, de piel muy blanca y que aún conserva el acento extranjero pese a que hace varias décadas vive en Cuba, estudió hasta convertirse en profesora de teatro y cocinera, sin embargo, la pasión por la artesanía continuó intacta.
Me costó muchísimo trabajo dejar el teatro, contó a la Agencia Cubana de Noticias quien es miembro de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas y fundadora del proyecto trinitario Urdimbre; pero más allá de los problemas que hoy tenemos para adquirir la materia prima, tejiendo, bordando y dándole formas insospechadas a la tela me siento totalmente realizada, significó.
Y mientras sigue bien de cerca los movimientos de la tercera de sus hijos que juega entre las creaciones de los integrantes de Urdimbre, Kabanova habla, a su vez, de cuánto le gusta el silencio de la noche para trabajar, NO importa el cansancio de la larga jornada diurna porque disfruta cuando las personas le celebran sus obras.
Al término de cada pieza, la muestra en casa para que los transeúntes puedan apreciarla y a pesar de que en varias ocasiones han querido comprársela, se ha negado siempre; me da mucha satisfacción que la gente sea feliz observando los detalles de las manualidades, aseveró quien por azares de la vida se aplatanó en la afamada localidad reconocida como Ciudad Artesanal del Mundo y Ciudad Creativa.
Lo que más le apasiona a Olga es el tejido a crochet, una técnica muy difícil que sabe dominar a la perfección y que le ha dado más de un malestar físico; la randa me gusta también y es un poco más fácil, por eso tuve que cambiar, NO obstante, el crochet es mi vida, puntualizó.
Cuando te equivocas, te pones muy mal, subrayó al tiempo que le muestra el equipo de reporteros sus últimos materiales que ya despiertan el interés de varios coterráneos que recorren las añejas calles trinitarias; sin embargo, después se resuelve, eso sí, con altas dosis de paciencia y dedicación, y llega la tranquilidad, apuntó.
Luego de su participación en otros grupos, en el año 2017, Olga Kabanova y otros siete creadores de la otrora tercera villa cubana decidieron fundar Urdimbre, un colectivo con inquietudes en torno a una tradición casi tan antigua como la localidad nacida en 1514.
En Urdimbre, en plena armonía con esa pasión que le atrapó desde niña, Olga ha podido transmitir a las nuevas generaciones todo lo que conoce del tejido y el bordado y seguir creando tan libremente como lo soñó desde que en su tierra natal, aquella maestra visionaria, la convidó a tomar en sus manos el hilo, la aguja y las telas
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