Rivalidad al límite, los peloteros entregados y un partido de vaivén en el marcador sellado en definitiva 12-11 a favor de Occidentales, gracias a hit de oro al jardín izquierdo de Carlos de la Tejera en el décimo inning, válido además para igualar a 16 triunfos por bando el balance histórico entre novenas de estrellas de cada una de las regiones del país.

Si algo evidenció este enfrentamiento correspondiente a la temporada 61 de nuestros clásicos, es el hecho de que los bateadores se encuentran por encima de los pítchers en sentido general, no solo con la calidad concentrada, como la patentamos en el Victoria de Girón matancero, excelente sede por tercera ocasión en una década, sino también a lo largo de todo el campeonato.

En esta ocasión no fue la excepción, tanto serpentineros de excelente rendimiento, noveles y veteranos, padecieron en su mayoría el castigo de la ofensiva de uno y otro elenco, a lo que se sumó el padecimiento del descontrol.

Tal es así que los vencedores de occidente, bajo la égida de Michael González, conectaron una docena de inatrapables, con destaque para Dayán García, autor de un grand slam en la baja del cuarto, el cual sirvió para poner delante a sus huestes momentáneamente 8-7 y se convirtió en el segundo conectado en la historia de estos desafíos, luego del que despachara el slugger capitalino Lisbán Correa en la versión precedente.

A propósito, otra conexión importante fue el cañonazo remolcador de dos del antesalista de Industriales Andrés Hernández, cuando los de Occidente se rebelaron en las postrimerías del octavo acto.

Del lado opuesto, y pese a disparar 15 indiscutibles, los Orientales no pudieron preservar la ventaja que en tres oportunidades exhibieron en la pizarra del Palacio de los Cocodrilos. Sobresalieron madero en mano el trotamundos ahora camagüeyano Yordanis Samón, con par de cañonazos y trío de remolques; el legendario Frederich Cepeda, de 3-3, Yoelkis Guibert de 3-2, y Rafael Viñales con sencillo y doble en tres turnos, todos con par de remolques per cápita.

El vencedor del choque resultó ser en calidad de apagafuegos, el pinero Kendrys Hernández, quien durante dos capítulos no permitió libertades a la poderosa ofensiva oriental. Desde el montículo también destacables las faenas de César García, y los experimentados Yosvani Torres y Danny Betancourt.

Antes, como aperitivo del desafío de luminarias de nuestra pelota el Tunero Rafael Viñales se impuso en la final del derby de jonrones 11 por diez al sorprendente pichón de slugger guantanamero Pedro Pablo Revilla, quien en la clasificatoria había desaparecido nada más y nada menos que 17 pelotas.

El pinareño Yasser Julio González, vencedor de dicha prueba de habilidades en la edición precedente culminó ahora en el tercer escaño con ocho bambinazos; en tanto el avileño Alfredo Fadraga cerró el cuarteto de finalistas con siete.

Merece la pena llamar la atención sobre un parecer. El hecho de que nuestros serpentineros inician sus faenas de manera muy incierta o descoordinada, fundamentalmente por cuestiones asociadas al descontrol y distribución de sus comandos, lo cual hace que reciban castigo en esos episodios tempraneros.

De cualquier manera, el Juego de las Estrellas dejó un buen sabor en cuanto a rivalidad se refiere, además de ratificarse la Atenas de Cuba como una excelente sede. Con esa imagen nos despedimos momentáneamente, pues este martes se reanudan las hostilidades de nuestra pasión, con nuevos enfrentamientos y una carrera despiadada de 16 conjuntos por quedar entre los ocho agraciados que certificarán su avance a los cuartos de final.

Usted, amigo mío, siga torciendo por su novena de preferencia, que en 27 partidos restantes, pueden suceder muchísimas cosas.