La resurrección de Lázaro Martínez en Lievin, Francia. Ese sin dudas es uno de los focos de atención de estas líneas, que para ser sinceros pudieran versar de la nueva sinfonía nórdica del noruego Jakob Ingebrigtsen, quien nuevamente dejó notas en Do mayor bajo sus pinchos, al convertirse en el primer hombre en rebajar los 3:31 minutos en los 1.500 metros sobre pista cubierta, con galácticos 3:30.60.

Lievin, una sede notabilísima del campo y pista invernal techado, a tal punto de ser categoría oro en el circuito indoor de la World Athletics albergó una verdadera constelación de estrellas. Pero como lo mío primero, toca analizar el reencuentro de Martínez con la élite del triple, patentado con 17.21 metros que de paso lo catapultaron a la cúspide del listado anual bajo techo.

De hecho, el guantanamero nacido el 3 de noviembre de 1997 patentó otros dos registros de 16.97 y 16.82 metros que igualmente le hubiesen valido el triunfo, como parte de una secuencia en la que cometió un foul en el cuarto intento, y renunció al quinto y sexto. Distantes a sus espaldas se ubicaron en esta oportunidad el alemán Max Hess (16.76) y el finlandés Simo Lipsanen (16.59).

Y por qué decimos resurrección: bien sencillo. Sucede que el doble titular mundial juvenil de 2014 y 2016, desde la campaña 2018 en la cual registró su marca personal de 17.28 metros al aire libre, no había podido abrazarse con la estabilidad de registros por encima de 17 metros. Disímiles causas lastraron lo que prometía ser una carrera deslumbrante: lesiones, temas relacionados con su disciplina en el equipo nacional…

Pero hoy toca dedicarle una estrofa, pues bien merecido tiene los elogios con su rendimiento, el cual además de constituir tope personal bajo techo, lo consolida como principal carta en una especialidad que intenta recomponerse tras la salida por varias causas de los que hasta hace poco eran considerados sus tres principales figuras. Ahora junto a Lázaro, parece despegar con fuerza Andy Echevarría, dueño de un 17.09 fresquecito acá en el Estadio Panamericano.

Lázaro, quien descuella por un primer momento de su estructura de salto, el denominado brinco sumamente potente, en ese intervalo de cuatro años del cual hablábamos materializó, luego de un 2019 sin competencias oficiales 17.08 metros acá en la Habana en el 2020, y 16.90 el pasado año, cuando en una etapa estuvo inmerso incluso en la eliminación interna para poder asistir a los Juegos Olímpicos de Tokio.

Sus potencialidades siempre estuvieron ahí, solo que un tanto adormecidas. Baste destacar que posee el segundo mejor salto de todos los tiempos para menores de 18 años con 17.24 metros al acecho del cubano nacionalizado español Jordan díaz (14.41); además de la novena posición entre los mejores menores de 20 abriles en la historia, relación esta última igualmente comandada por Díaz (17.49), y en la que además hay siete hijos de la Mayor de las Antillas entre la decena de mejores; a razón de Pedro Pérez Dueñas y Ernesto Revé (17.40), Arnie David Girat (17.31), Cristian Nápoles (17.27), y Yoelbi Quesada (17.23). ¡Vaya tradición de triplistas la nuestra!!!!

Cuba también estuvo representada en Lievin por la subcampeona olímpica de Londres 2012, la pertiguista Yarisley Silva, quien recaló sexta en esta oportunidad con 4.55. Yarisley, quien había sobrevolado la varilla a la altura de 4.65 hace apenas tres días, intentó los 4.70 en esta ocasión, pero en definitiva le fueron esquivos.

Los máximos honores de la prueba recayeron en la extraclase rusa Anzhelika Sidorova (4.85) y marca líder de la campaña; quien se hizo escoltar por la bielorrusa Iryna Zhuk (tope personal y récord de su país de 4.80); y la estadounidense Kattie Nageotte con idéntico registro.

Otro que mantuvo su estado dulce fue el italiano Marcel Jacobs en los 60 metros lisos, ahora con respetables 6.50 segundos inferiores a los 6.59 del francés Jimmy Vicaut, su más cercano perseguidor. Pero si de volar bajito se trata hay que volver la mirada hacia los 7.35 del estadounidense y líder universal en los 60 con vallas, Grant Holloway, quien llevó el registro cimero de la prueba en este 2022 hasta los 7.35.

Sus pinchos aún están humeantes, como también los de la ochocentista jamaicana Natoya Goule, capaz de estampar 1:58.46 minutos en la doble vuelta al óvalo que emergieron récord nacional y marca líder del año. Por su parte, la etíope Dawit Seayum comandó los 3.000 con crono de 8:23.24, tercera marca de todos los tiempos; y la venezolana Yulimar Rojas continúa sorprendiendo, ahora al clavar los pinchos en el salto de longitud a la distancia de 6.81 metros, para llevarse los máximos galardones en su estreno de rigor en esta modalidad, y situarse tercera del listado anual detrás de la serbia Ivana Vuleta (6.85), y de la estadounidense Tara Davis (6.84).

Y así nos sorprende el cierre, con el prodigio noruego del medio fondo, quien con apenas 21 primaveras se convirtió en el primer ser humano capaz de rebajar los 3:31 minutos en este tipo de trazado más exigente, y relegando los encomiables 3:31.04 del etíope Samuel Tefera. Por cieto, Ingebrigtsen ha llegado para quebrar una hegemonía indiscutible de corredores africanos en este segmento. Lo hizo bajo los cinco aros en Tokio, y ahora en su primer evento fuerte de la temporada 2022 pulveriza la plusmarca del orbe sobre pista cubierta. Imaginen que rebajó en más de un segundo su crono cúspide techado de 2021, precisamente estampado en Lievin y que fuera de 3:31.80. ¿Qué tendrá este chico en sus piernas y pinchos?

A continuación les dejamos el enlace a todos los resultados del mitin de Lievin, Francia, recogidos por la World Athletics: https://worldathletics.org/competition/calendar-results/results/7162583?...

Videos: Cortesía del colega Raúl Rodríguez de Radio Habana Cuba.