LA FOTO: Los campanarios sumergidos
especiales

FOTO: AITOR DE ITURRIA / AFP
Dios mandó el diluvio y todo lo que había sobre la tierra quedó bajo las aguas... menos el arca del célebre Noé. Eso cuenta la historia bíblica, que en realidad está inspirada en una leyenda sumeria mucho más antigua. Pero el hombre, con los años, también desvió ríos e inundó valles para protegerse de otros cataclismos que siguió enviando el Creador. Para eso se inventaron las presas. Y en España, y en muchos lugares del mundo, pueblos enteros quedaron sumergidos por la voluntad hidráulica. Incluidas muchas iglesias.
La foto parece una metáfora de la fuerza de la fe, pero en realidad es un documento de los embates de la sequía. Se tomó en Cataluña, y el campanario que asoma entre las azules aguas es el de la iglesia de Sant Romà, en Vilanova de Sau. En tiempos de lluvia, el edificio está completamente cubierto por un embalse. Pero cuando el nivel del agua desciende, la torre busca el cielo. Como si añorara el reencuentro con su inspirador.
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