Pobre del cantor...
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La soberanía de la nación cubana ha debido soportar en las últimas cinco décadas constantes embestidas, muchas de ellas sufragadas con fondos de los contribuyentes norteamericanos, pues estos actos forman parte de la agenda y los presupuestos de varias agencias federales de los Estados Unidos. La propaganda contra Cuba ha sido política de Estado en las sucesivas administraciones de EE.UU., y ha recibido tanto el apoyo de sus países aliados, como el respaldo de los grandes medios de comunicación.
Es común encontrar en los titulares de transnacionales mediáticas la alusión a voces de prestigio que se suman a la ultraderecha de origen cubano en Miami, verdadera artífice y usufructuaria directa de esta larga guerra contra un país soberano. Los medios en EE.UU. y Europa, especialmente en España, prefieren usar contra Cuba a cualquiera que sea auténtico y, más aún, si su influencia en la gente se origina en las ideas de la verdadera libertad y la justicia.
Ese es sin duda el caso de Joaquín Sabina, cuya relación con Cuba, su pueblo y sus artistas es conocida, sobre todo, por su postura de izquierda. Pero la entrevista al destacado cantautor publicada en El Mundo el pasado domingo, se aviene a los intereses de lo peor de Miami, que no es tan homogéneo como él parece creer.
Interrogado sobre la renuencia de las organizaciones anticubanas radicadas en Miami a la actuación de Pablo Milanés en La Florida, Sabina fue librando resistencias en pos de su próxima presentación en esa ciudad prevista para el mes de octubre. Y es que, al parecer, se ha convertido en moda sabotear las presentaciones en Miami de artistas que viven en Cuba o cercanos a la Revolución, fruto de un intercambio cultural que no ha logrado ser más fructífero debido a la obcecada negativa de los sucesivos gobiernos y administraciones del vecino del norte a que artistas cubanos visiten el país. Algo parecido sucedió hace muy poco con la orquesta Van Van y con el trovador Silvio Rodríguez.
Si bien algunas declaraciones del fundador del Movimiento de la Nueva Trova han servido para aumentar la alharaca mediática contra Cuba, él mismo ha reconocido que la oposición de Miami por parte de los grupos anticubanos es portadora de una actitud obsoleta. "Creo que es una minoría que tiene que convencerse de que esas actitudes ya son obsoletas y que un grupúsculo no puede mandar sobre la voluntad de la mayoría de los cubanos que quieren estar allí, y los que no pueden estar están de acuerdo en que el recital se dé", declaró a EFE.
En el mismo texto, Pablo confirmó su lealtad a la Revolución: "Creo que Cuba se ha mantenido sosteniendo lo que fue su base para presentar al mundo como un logro y creo que todavía a estas alturas se sostiene, como es la educación, la medicina, la cultura y muchos logros sociales".
Sabina omite estas razones, pues dice sufrir con las penas y problemas de un supuesto exilio preocupado en negar todo avance que en materia de cultura y pensamiento provenga de Cuba. Sin embargo, pasa por alto las agresiones que por más de 50 años ha venido sufriendo el pueblo cubano por parte de la oposición, que, por ejemplo, ha negado la posibilidad de que artistas de la Isla reciban sus premios en tierras estadounidenses, o que mantienen en cuentas congeladas las sumas obtenidas por los derechos de autor de quienes decidieron permanecer en su patria.
Buscando similitudes absurdas entre Cuba y lo que sucede en España, debido a la práctica indiscriminada de medidas neoliberales que han dado al traste con la economía y el futuro de los jóvenes de ese país, Sabina pidió un movimiento de "15-M en Cuba", "que salga a las calles y diga qué es lo que no le gusta".
Como bien apunta un artículo publicado en el blog La pupila insomne: "Por suerte, a diferencia de España, los cubanos han tenido la oportunidad de expresar ‘lo que no le gusta’ en un proceso ampliamente democrático y participativo que culminó con la aprobación —después de un amplio debate— de los Lineamientos para el desarrollo económico y social, que recogen las aspiraciones de cambio mayoritarias en la sociedad cubana".
El enfrentamiento entre la reaccionaria y cada vez más añeja ala ultraderechista de Miami, y esa parte de los emigrados que reciben con beneplácito el arte cubano de todas partes porque aunque fuera de Cuba siguen amando a su patria, ha dado pie a los comentarios de personajes como Yoani Sánchez y Carlos Alberto Montaner. Lástima que, como señalara el periodista cubano radicado en Estados Unidos Edmundo García, el propio Pablo se preste al coqueteo.
El concierto tuvo lugar finalmente este sábado 27 en la American Airlines Arena de Miami, y a él asistieron más de 3 mil personas pese a los carteles que los acusaban de "traidores", "vendidos a la tiranía" y "títeres de Castro" en las aceras. Como en otras ocasiones, se corearon las canciones míticas de Pablo, y la música trascendió todo tipo de oportunismo y manipulación.
Cuando hace más de un año el mismo periódico El Mundo utilizara declaraciones de Pablo Milanés supuestamente contrarias a la Revolución, el joven intelectual cubano Carlos Rodríguez Almaguer lamentaba la actitud del autor de canciones que acompañan la existencia de generaciones enteras de cubanos y cubanas.
"Me duele creer que a ese Pablo de Cuba lo hayan podido utilizar El Mundo o cualquiera de los corifeos de la anti Cuba que a través de los años se mellaron los dientes contra la insobornable voluntad de un hombre. Me niego a creer que ese Pablo que sabe cuánto vale su nombre para una juventud que no se cansa de soñar y de luchar por un mundo mejor, se preste, en un momento de indudable peligro para la Patria cuyas glorias siempre cantó, a ser utilizado por nuestros enemigos. Me resisto a creer que un hombre que hizo crecer a Cuba con su canto y que creció con ella frente al mundo hasta deberle su actual estatura, se disminuya en ‘la hora de los hornos’".
Tomado de La Jiribilla
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