¡Y después hay quien se queja!
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Foto: Charlesjsharp
Si Don Francisco de Quevedo lo hubiera visto, quizás habría sumado una segunda composición a aquel famoso soneto suyo, y esa llevaría por título: Érase un mono a una nariz pegado.
Pero el mono narigudo (Nasalis larvatus) no lleva su «nariz superlativa» como una molesta e inevitable carga. Aun cuando se trata del mayor apéndice nasal entre los primates, este es el responsable del éxito para encontrar compañera sexual, aseguran los pocos estudios que al respecto se han hecho.
Foto: Mogens Trolle
Cuanto más grande es la nariz de estos machos, más probabilidades tienen de contar con un harén de varias hembras. Sin embargo, los machos con rasgos faciales menos pronunciados viven más frecuentemente en grupos de solterones, indica National Geographic.
Estos monos narigudos solo pueden encontrarse en la isla asiática de Borneo y están en peligro de extinción. Quizás por eso hasta la nariz usan en busca de apareamiento, ya que confiere a su llamado una mayor resonancia.
Y ellas —afirman los entendidos en esta especie— prefieren a los que tengan la nariz más grande.
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