OPINIÓN: I Juegos Panamericanos Junior de Cali, lo crucial antes de descorrer las cortinas
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Los I Juegos Panamericanos Junior de Cali creo que han iniciado con el pie derecho incluso antes de descorrerse sus cortinas. No solo por el mero hecho de que se estima asistan más de 3 800 deportistas menores de 23 años en 39 disciplinas deportivas, cifra que supera las expectativas de muchos entendidos.
Sino también por otras cuestiones como que podrán contar cn un aforo de público entre el 50-75% en dependencia de las instalaciones en cuestión y a tenor de estrictos protocolos sanitarios como exigir al público presente el estar vacunado con algún fármaco anticovid-19.
Además, se competirá bajo el formato de burbuja, empleado en los Juegos Olímpicos de Tokio, en el cual los deportistas arribarán a la sede dos días antes de su competencia y se marchaban al día siguiente de concluida su disciplina, en aras de evitar el riesgo de contagio, y tomando en cuenta que habrá un grupo de atletas menores de 18 años que puede que algunos de ellos no estén inmunizados.
Otro elemento, y para mi criterio, uno de los más cruciales, es el hecho de brindarle un escenario de confrontación a deportistas que están encarando su transición de categorías cadete y juvenil a adulta, con todo lo que esto conlleva, desde el desarrollo físico y biológico, hasta la adquisición y fortalecimiento de variables asociadas al componente psicológico…
Todo sobre bases de igualdad, atención y despliegue de recursos para una generación quea veces no se toma en cuenta con la seriedad necesaria, tal y como lo promulgara el propio presidente de Panam Sports, Neven Ilic.
El titular del organismo deportivo continental señaló además que dispondrán de un programa educativo de prevención del acoso y los abusos en el deporte. “Vamos a llevar un equipo de expertos a Cali para que se reúna con distintos grupos de atletas", indicó Ilic e insistió en la necesidad de imponer "tolerancia cero" con los abusos en el deporte.
El caso Cuba
Con ese cóctel de pautas preconcebidas, toca darle una mirada a Cuba, y la manera en la que arribará a la cita multideportiva caleña, partiendo del hecho de que muchos de nuestros inscritos estuvieron más de un año, por causa de la Covid-19, sin someterse a regímenes o estructuras de entrenamiento con todo el rigor que encaran en situaciones normales.
Lo cual ha conllevado a que se han acortado sus periodos de preparación, con las adecuaciones pertinentes, y en el caso de disciplinas de tiempos y marcas, como el atletismo y el levantamiento de pesas, no se les exigirá un tope de rendimiento.
Es mucho más importante preservar la salud de los atletas, atestiguar y acompañas su crecimiento progresivo y paulatino, que colocarlos al límite de sus capacidades sin una base sólida, y poner en riesgo sus respectivos estados físicos.
Hay algo acá sobre lo que me gustaría reflexionar: en los últimos años, diría que en los últimos dos ciclos olímpicos con mayor expresión, ha costado mucho la estabilidad de figuras y el salto de calidad a la élite cuando muchos de nuestros deportistas van a materializar el cambio de categoría. En edades cadetes y juvenil despuntan como verdaderas estrellas y luego padecen estancamiento, o su curva de progresión no se consolida.
En ese fenómeno no se le puede volver la espalda a otros elementos latentes, como el éxodo creciente de deportistas, ahora con mayor expresión desde ese grupo de edades o en franca formación, y otras cuestiones asociadas a saberes, metodología, infraestructura de desarrollo…
Con todo y eso en la mochila, la I justa regional Junior, que además de Cali contará con escenarios en Palmira, Buga, Jamundí y Yumbo, contará en nuestro caso, como en el de casi la totalidad de las restantes naciones participantes con elparticular de que no pocas figuras llamadas a brillar en tierras cafeteras, tendrán responsabilidad o se proyectan como futuras estrellas de cara a los Olímpicos de París 2024.
Baste mencionar en el caso específico de la Mayor de las Antillas los casos de los atletas Leyanis Pérez y Juan Carley Vásquez, las canoístas Yarisleidi Cirilo-Katherin Nuevo, la tenimesista Daniela Fonseca, la clavadista Anisley García, y los luchadores Laura Herin, Gabriel Rosillo y Jeisser Sampson, y nuestros elencos de boxeo y judo por solo citar algunos de nuestros deportes de mayor poderío y tradición.
De hecho, creo que nuestro contexto en específico demanda más atención y despliegue de mecanismos para solventar ese fenómeno de talentos diluidos en varias disciplinas deportivas, por lo que la de Cali además se convertirá en una excelente vitrina de nitercambio y aprendizaje a nivel continental, aún cuando potencias como Estados Unidos y Canadá, hayan declinado de participar en algunos deportes, como el ciclismo.
Precisamente la confirmación momentánea de de ocho ciclistas antillanos es la nota más reciente en cuanto a participación se refiere, luego de que el badminton anunciara cuatro efectivos, el canotaje incorporara a dos kayyacistas, y desde el nado sincronizado se confirmase la presencia de ocho chicas y un varón.
Continúa el conteo regresivo de cara a Cali, cita la cual se desarrollará entre el 25 de noviembre y el 5 de diciembre próximos.
Para Cuba, colocarse en la élite del continente significaría ir allanando el camino de cara a los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023 y la lid bajo los cinco aros parisina.
Usted no lo dude, muchos de los laureados de nuestra nación ahgora en Colombia, tendrán peso en esos eventos multideportivos.
Toca esperar, y calibrar nuewvo el comportamiento competitivo de los nuestros, con todos los análisis exhaustivos que esto demande.
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