Día Internacional de la Paz: Imagina (+ Infografía)
especiales
Paloma de la paz, Pablo Picasso.
Imagina que no hay países.
No es difícil hacerlo.
Nada por lo cual matar o morir,
Y tampoco ninguna religión.
Imagina a toda la gente
Viviendo la vida en paz.
Quizás digas que soy un soñador
Pero no soy el único.
Espero que algún día te unas a nosotros
Y el mundo será uno solo.
Así escribió John Lennon una mañana de 1971, en su habitación en Ascot, Inglaterra. Desde entonces, no hemos dejado de cantar con él Imagine, una de sus más famosas creaciones, si no la más; devenida himno pacifista de la humanidad.
Hasta el presente, una legión de “soñadores” en el planeta seguimos entonando junto a Lennon y también haciendo porque se vuelva realidad ese mundo imaginado.
Por eso no es un hecho aislado ni casual que Cuba, justo ayer, durante el debate general del 76 período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, en la voz del Presidente Miguel Díaz-Canel, reiterara que “Construir el mundo que soñamos es una tarea descomunal, pero posible, si renunciamos al egoísmo y trabajamos de conjunto por transformar el injusto orden internacional actual, en uno más justo, democrático y equitativo, en el que por fin nadie quede atrás”.
Tampoco es fortuito que, hace tan solo unos días, la Declaración de la VI Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la CELAC, reafirmara “su compromiso con la consolidación de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, proclamada formalmente en la II Cumbre de la CELAC, celebrada en La Habana, en enero de 2014, como referente para las relaciones interestatales, y que contribuye a un clima de respeto mutuo y fomento de la confianza entre los Estados miembros de la CELAC”.
Y en ese sentido, llama “a todos los Estados a que respeten los postulados de la Proclama en sus relaciones con América Latina y el Caribe, dirigidos a la solución de controversias por medios pacíficos y al reconocimiento del derecho de los Estados a tener su propio sistema político, económico, social y cultural como base indispensable para fomentar la paz y la armonía en la región”.
Son solo dos ejemplos recientes de cómo el bando de los que fundan y construyen, al decir de Martí, no ceja en sus empeños por un mundo sin espacio para violencias y guerras...un mundo realmente feliz.
Animada por esa finalidad de larga data fue que la ONU, en 1981, acordó declarar cada 21 de septiembre como Día Internacional de la Paz. Dos décadas después, la Asamblea General decidió designar este día como jornada de no violencia y alto el fuego.
Sin embargo, el camino hacia una verdadera cultura de paz no es de los fáciles, una rápida mirada al panorama internacional lo evidencia. Países como Siria, Afganistán, Palestina, Yemen, Colombia… llevan hoy su día a día asociado a guerras, conflictos internos, crisis humanitarias, bombardeos, fallecimientos, y muchos, muchos seres humanos infelices por falta de un entendimiento que conduzca a una verdadera paz.
Esa paz que sobre todo en este presente se vuelve imprescindible para afrontar con éxito la otra guerra que ahora libra el mundo contra un virus mortal, que continúa generando nuevas variantes y enlutando a familias de todo el orbe.
Por esta terrible e inédita coyuntura es que Naciones Unidas identificó para este Día Internacional de la Paz el tema "recuperarse mejor para un mundo equitativo y sostenible".
Y mucha urgencia queda contenida en el reciente mensaje del Secretario General de la ONU, António Guterres, quien, en una entrevista, previa al debate en la Asamblea General, insta a los líderes mundiales: “Despertemos, cambiemos de rumbo, unámonos".
Así exhortó convencido de que "El día que surja una variante del coronavirus resistente a las vacunas, nadie estará a salvo, ni en el Sur ni en el Norte, ni siquiera en los países donde todos hayan sido inmunizados". De ahí que abogara por un plan de vacunación global equitativo.
La única forma, subraya Guterres, de afrontar todos los retos que hoy afronta la humanidad es a través del multilateralismo.
Pero a esta raza humana, que hoy desentraña los secretos de la física cuántica, del cosmos, de la inteligencia artificial, de la biogenética, se le sigue haciendo difícil comprender cuáles son los verdaderos enemigos, que no son gobiernos, etnias, credos, y mucho menos la naturaleza.
Sin embargo, los humanos, que hemos mirado más allá de nuestro planeta y más acá de lo que puede el ojo humano hasta detenerse en los quarks -esas partículas subatómicas supuestamente las más pequeñas e indivisibles-, no hemos sabido ver cuánto atentamos contra este planeta nuestro.
Y ahí están el calentamiento global, los incendios, los deshielos, la pérdida de especies, las sequías, la contaminación atmosférica… gritándonos que no podemos ser enemigos de la naturaleza porque ella somos nosotros, ella es también paz.
Los humanos estamos padeciendo de una rara ceguera que no nos deja ver lo verdaderamente importante para sobrevivir como especie.
Mientras el sabio apunta a la luna, no pocos logran mirarle solo el dedo. Por eso es que constituye “una tarea descomunal” construir ese mundo de paz que soñamos, ese que invitaba a imaginar Lennon. Pero algún día será posible “si, como afirmara ayer Díaz-Canel, renunciamos al egoísmo y trabajamos de conjunto por transformar el injusto orden internacional actual, en uno más justo, democrático y equitativo, en el que por fin nadie quede atrás”.
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Antonio
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