Tokio 2020: Cuba en el concierto del Deporte Rey
especiales
El Atletismo es algo así como una serpiente de 47 cabezas. Enfrentarse a él es tener sumo cuidado, hablar con objetividad y comparar, constantemente comparar, pues las disciplinas de tiempos y marcas basan su esencia precisamente en números.
Bajo esas leyes algebraicas, al más puro estilo de aquel libro Baldor que era referencia obligatoria resumiré una jornada en la cual los cubanos dejaron su impronta.
Comenzaré por el salto de longitud. Materializar mejores registros en las competencias fundamentales es la mayor expresión de forma deportiva y un fantasma que en la última década ha golpeado a no pocas de las principales figuras cubanas.
Entonces deducible que ese 8.50 metros de Juan Miguel Echevarría en su primer intento para comandar la clasificatoria, se antoje un golpe de contundencia y categoría de cara a la final, en la cual también estará Maykel Massó (8.07-séptimo entre los clasificados); y desafortunadamente dijo adiós Lester Lescay (pobre desempeño de 7.69).
Hasta la noche-madrugada de sábado el discípulo de Daniel Osorio había clavado los pinchos en 8.38 en la actual campaña 2021, en la cual concretó elementos técnicos de su carrera de impulso como el hacerla progresiva para llegar con más potencia a la tabla de despegue.
Otros huesos que estarán de a lleno en la pugna por las preseas serán el griego Mitiadis Tentoglu (8.22), el japonés Yuki Hashioka (8.17), sin registros deslumbrantes pero muy estable e ídolo local, el durísimo jamaicano Tajay Gayle (8.14), y el “jump-man” estadounidense Juvaughn Harrison (8.13), entre otros como parte de una fase preliminar que cerró el finés Kristian Pulli (7.96), y con ocho de los 12 finalistas sobre los ocho metros.
Otra que estampó cota cimera, pero de por vida, fue Zurian Echevarría en los 400 c/v. La santiaguera fue halada literalmente en el quinto y más rápido heat de la ronda inicial de su prueba y estampó 54.99 segundos, una centésima menos que su anterior tope y válido para anclar en el puesto 11 entre las 24 semifinalistas. Las fenomenales estadounidense Dalilah Muhammad (53.97) y la holandesa Femke Bol (54.43) comandaron las acciones sin tamaño despeine.
De hecho, Zurian largó en el heat de Muhammad, en el cual recaló quinta, pues también hicieron el grado la alemana Carolina Krafzik (54.72), la suiza Lea Sprunger (54.74), y la polaca Joanna Linkiewicz (54.93), las tres con registros cúspides de por vida o temporada, en el caso de Sprunger. Menudo heat!!!
Reza un refrán que lo mío primero. Entonces ceñido al mismo, toca repasar el disco, en el cual sinceramente esperaba no solo la clasificación de Yaimé Pérez y Denia Caballero, sino también que lo hicieran demostrando su tamaña solidez dentro de la élite.
Creo en definitiva no sucedió ni lo uno ni lo otro. Yaimé ciertamente significó su avance, en calidad de séptima (63.18 metros) entre la docena de agraciadas, pelotón que cerró la brasileña izabela Da Silva (61.52).
Denia apenas culminó en la posición 23, con único disparo válido de 57.96 en tres intentos, muy distante de su calidad real y en el cierre de una temporada en la que no ha sido capaz de reencontrarse con sus mejores registros.
Entre las vanguardistas, tres que son serias aspirantes al podio de premiaciones, la más temible la estadounidense Valarie Allman (66.42); la croata Sandra Perkovic (63.75), y la germana Kristin Pudenz (63.73) fundamentalmente, pues no creo que la india Kamalpreet Kaur (64.00) pueda poner a volar el disco más allá de los 65 metros en la definición.
Tendrá Yaimé que realizar sus ajustes y apretar, como decimos nosotros, para terminar un ciclo en el cual ha coronado todo, incluido el Mundial de Doha y par de Ligas del Diamante.
Jamaica, del reggae a la velocidad pura
Y Jamaica continúa demostrando que es la vedette de la velocidad en el nuevo milenio. Si bien Juliet Cuthbert (10.83-22.02 segundos) dio la clarinada en Barcelona 1992 con sus subtítulos, en ambos casos detrás de la fenomenal estadounidense de las uñas inverosímiles Gail Devers, lo coseguido ahora en Tokio por su trío de velocistas no tiene precedentes.
Al menos no de esta manera, porque ciertamente en Beijing 2008 Shelly-Ann Fraser (10.78), y Sherrone Simpsom y Kerron Stewart (10.98), coparon el podio sin entrega de bronce, pues las dos últimas fueron acreedoras de plata. A eso se suma el tridente de Londres 2012 en los 200 metros con Usain Bolt a la cabeza (19.32), y Yohan Blake (19.44) y Warren Weir (19.84) en rol de poderosos escoltas.
Ahora bien, la historia en la capital nipona nuevamente tuvo a las hijas de la tierra del reggae como protagonistas. Un trío de miedo con Elaine Thompson a la usanza de Río de janeiro 2016 (se impuso con 10.71) a la cabeza, solo que ahora capaz incluso de destrozar el récord olímpico y convertirse con 10.61 en la segunda mujer más rápida de la historia. A su lado cruzaron la meta la eterna Shelly-ann Fraser-Pryce (10.74) y Shericka Jackson (10.76) y tope personal. Sin margen a nada para sus rivales.
Una definición con seis mujeres por debajo de los respetables 11 segundos, además.
Sin embargo, en la clasificación a semifinales del hectómetro varonil sus hombres no corrieron con igual suerte. El canadiense Andre de Grasse (9.91) comandó las acciones gastándose su mejor crono de este 2021. El estadounidense Fred Kerley (9.97) no estuvo exigido en lo absoluto y el dueto de Oblique Seville (10.04-PB) y Johan Blake (10.06), avanzaron, pero en los puestos diez y 14. A decir verdad, no los veo con esa solidez extrema como para contender por preseas.
En esa cuerda, el cierre de la clasificación correspondió a Jason Rogers, de San Kitss y Nevis (10.21), intentando rescatar al incombustible Kim Collins y otrora estelar.
En el hectómetro con obstáculos femenil la puertorriqueña Jasmine Camacho-Quinn comandó las acciones (12.41 segundos) sin apenas sudar mucho la camiseta, por cierto, con las jamaicanas Megan Tapper (12.53-PB) y Britany Anderson (12.67) a sus espaldas. Mientras en los 800 metros el keniano Ferguson Cheruiyot Rotich (1:43.75 minutos) hizo sus deberes con acierto, escoltado por el australiano Peter Bol (1:44.13).
La final del disco se comportó ajustada al guión de la temporada. El sueco Daniel Stahl (68.90 metros) dio otra lección de poder, solo que ahora lo secundó su coequipero Simon Pettersson (67.39). en podio europeo 360 el austriaco Lukas Weisshaidinger (67.07), se colgó el bronce.
Toca cerrar el capítulo del campo y pista, y lo hacemos a ritmo de una prueba que se estrenó en tierras del sol Naciente: el relevo 4x400 mixto, y en el cual contrario a lo que muchos pensaron, la posta de Estados Unidos tuvo que conformarse con bronce, pese a su mejor registro del año (3:10.22 minutos).
Se encargaron de robarle los galones los polacos, 3:09.87 minutos) con récord olímpico incluido de las piernas de Karol Zalewski-Natalia Kaczmarek-Justyna Swiety-Ersetic-Kajetan Duszynski. No se mareen, todos pueden ser finalistas en la vuelta al óvalo individual y Polonia siempre se ha caracterizado por poseer excelentes sprinters en dicho segmento.
No menos notoria la plata en poder de República Dominicana (3:10.21), en un final de vértigo con los estadounidenses. Marileidy Paulino y Alexander Ogando, determinantes en ese performance, y con la mano mágica de un técnico cubano moviendo los hilos de la posta.
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