Códigos QR, hasta en la sopa, para bien
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No hace tanto, descubrí que para conectar teléfonos y compartir información a través de aplicaciones como Zapya o Xender, era mucho más rápido si escaneaba el código QR del otro móvil. Eso lo aprendí ayer, como quien dice; sin embargo, en el universo actual de la tecnología, el tiempo se estira demasiado fácil y un día puede representar milenios. Unos añitos de nada y ya el tal QR me sale hasta en la sopa… para bien.
En mi ciudad, Matanzas, hace meses el QR facilita las compras de los productos básicos en estos tiempos tan complejos. La iniciativa no ha dejado de ser polémica en cuanto al modo de implementarla en esta o aquella zona, inconformidades respecto a las frecuencias definidas, no ha resuelto definitivamente el gran problema que representan las colas frente a la COVID-19, pero una cosa sí está clara: cada núcleo familiar tiene derecho a comprar lo básico, y para garantizar que nadie se le escape a la norma: ahí está el QR correspondiente. Para las dudas, mis coterráneos usan una apk que les permite verificar, antes de embarcarse en la aventura de pedir el último, si su QR se encuentra habilitado para el producto específico que se oferta.
También ha sido noticia en Cuba que los servicios notariales de provincias como Holguín y Pinar del Río comienzan ya a aprovechar las bondades de este instrumento informático para facilitar los trámites y solicitudes de documentos en registros. Mediante la utilización de un código QR las personas podrán acceder de manera inmediata a la solicitud. Una nota de la televisión pinareña asegura que esta posibilidad de escáner lo llevará directamente al formulario, ya sea en los perfiles de la red social Facebook de la Dirección Provincial de Justicia, en las sedes del Registro Civil o las direcciones municipales de Justicia. Por esta vía pueden solicitarse actos de última voluntad, antecedentes penales, certificaciones de nacimiento, divorcio… en fin, que viabiliza muchísimos trámites, y lo mejor es que, según se ha anunciado, esta opción se extenderá a otras provincias de Cuba.
Imagen tomada del periódico Ahora
En la última presentación de disco en la que participé, justamente era un código QR lo que permitía el acceso a toda la información sobre el álbum que se estaba lanzando. Se trata de El Puente, una producción del cantautor Raúl Paz donde su hijo Rafael aportó la nota moderna: un diseño minimalista y un código mediante el cual los internautas accederían a todos los datos del CD. Y aquí está otra vez esta herramienta tecnológica, pero ahora con una función incluso artística, conceptual: así como la música propone un viaje al interior, usted y yo tendremos que viajar al interior de un QR si queremos detalles de la obra y su autor.
Imagen tomada del Facebook de Bis Music
¿Qué es el QR?
Quizás comenzamos por el final debido a la emoción de las buenas noticias o a ese deslumbramiento que se produce cuando una, que no es milennial, ni nativa digital, sino que abrió su primer Window en la Universidad, descubre un nuevo «milagro de la tecnología». La primera pregunta debió ser: ¿qué es un código QR?
Se trata de códigos de barras bidimensionales cuadradas que almacenan datos codificados. Su nombre resulta de las siglas de Quick Response (QR), puesto que son códigos de respuesta rápida. Esta es su principal característica: se trata de códigos que, rápidamente, resuelven el dilema de conectar el mundo real con el digital.
Su funcionamiento es parecido al de los códigos de barras convencionales, pero los QR albergan mucha más información, que se puede ampliar o reducir. No parece especialmente complicado crear uno de estos códigos, existen muchas webs a través de las cuales pueden hacerse con solo introducir la información necesaria. Para su empleo también tenemos opciones: imprimirlos o utilizarlos de forma online.
Esta herramienta fue creada en 1994 por una subsidiaria japonesa del Grupo Toyota y años después quedó liberada. A estas alturas, no sabría si es correcto decir «para ser usada...» o «para conquistar el mundo», pues lo cierto es que su funcionalidad alcanza espacios insospechados de la vida contemporánea y promete colarse aún en muchos más, hasta en la sopa y, reitero, para bien.
Usos del QR que te sorprenderán
Conectarse a una red wifi empleando un QR, enlazar dispositivos o hacer pagos a través de él, ya están a la orden del día, pero también es usual agregarlos al currículum para conducir hasta un portafolio más amplio almacenado en la web o al perfil personal de Linkedin.
En algunos de los museos del mundo, junto a las piezas podemos encontrar un QR que nos permite acceder a la información sobre las obras y sus autores. Ciertos establecimientos gastronómicos también los aprovechan para comunicar las características nutricionales de los alimentos que ofrecen y hasta la propia carta menú. Lo mismo en el transporte público, para dar a conocer rutas y horarios.
Y por si fuera poco, tatuajes con códigos QR, ¿se imagina? Pues ya es una realidad que sea posible escanear el código tatuado en la piel y conocer lo que a la persona le interese compartir, desde datos prácticos como el grupo sanguíneo, contactos a quien avisar en caso de accidente hasta... bueno... ¿la cuenta de Instagram?
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Mayumi
Reynaldo
Silvia Blanco Martínez
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