Desempleo en EEUU: "La gente vive en sus automóviles"
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Antes de que la suspendieran en marzo debido a la pandemia de coronavirus, Chantel Clark llevaba años trabajando como comerciante visual [encargada de distribuir los productos en el espacio interior de un comercio] en un Macy's en Georgia. Así, disponía de flexibilidad horaria para cuidar a su hijo, que tiene necesidades especiales.
Cuando la llamaron de vuelta al trabajo en mayo, aprovechó la oportunidad. Pero el campamento y la escuela de necesidades especiales de su hijo de ocho años dejaron de ofrecer clases presenciales, y la familia se quedó sin "buenas opciones de cuidado infantil", lamenta Clark, de 39 años. A falta de tener derecho a un permiso familiar, tuvo que renunciar para cuidar a su hijo.
Ella no calificaba para un seguro de desempleo regular por haber renunciado a su trabajo. Pero creía que sería elegible para la Asistencia de desempleo pandémica (PUA, por su sigla en inglés), una compensación especial por desempleo para las personas que normalmente no califican para ayudas de este tipo, incluidos los padres que no pueden trabajar debido a las necesidades de cuidado infantil durante la pandemia.
Por el sistema de Georgia, primero tenía que solicitar el seguro de desempleo estatal, que se le negaría, antes de poder solicitar la PUA, la cual también cubre a los trabajadores autónomos. Presentó su solicitud en agosto, pero tanto su petición inicial como una posterior fueron denegadas. La alegación era que no cumplía con los criterios para recibir beneficios y está esperando los resultados de una apelación.
"Hasta ahora, no he recibido ni un centavo de nadie", afirma.
Clark está lejos de ser la única. Meses después de que el coronavirus comenzara a golpear la economía de EE. UU., millones de personas desempleadas aún no han recibido beneficios por desempleo, según una estimación del grupo de expertos no partidista Century Foundation. Otros han sufrido grandes retrasos.
En algunos casos, los estados están saturados para hacer frente a sus inmensos retrasos en las solicitudes, según Andrew Stettner, investigador principal de la fundación. En otros, los sistemas para erradicar el fraude se están desacelerando para ofrecer esta ayuda tan necesitada.
"Ha sido muy difícil y muy frustrante. Algunas personas han esperado semanas o incluso meses por sus beneficios. Es un gran problema", señala Stettner.
Para llegar a fin de mes, Clark y su esposo se sirvieron del dinero que habían estado ahorrando para comprar una casa. Ya no pueden pagar la terapia del habla o la terapia conductual de su hijo. Vendieron su segundo auto. Y el esposo de Clark trabaja en turnos dobles, haciendo trabajo extra siempre que puede, "solo para mantenern a flote" a la familia.
El marido de Clark sufre diabetes y la familia está "haciendo milagros todos los meses solo para pagar sus medicamentos recetados, ya que son muy caros", segín cuenta ella.
"Tratamos de aguantar día a día y es mucho más difícil cuando no tienes comunicación con nadie", explica. "Te agota mental y emocionalmente, y te hace sentir inútil, como si estuvieras rogando a alguien que te dé algo que tienes derecho a recibir", agrega.
Las solicitudes por desempleo se mantienen muy por encima de los niveles previos a la pandemia, cuando las peticiones semanales rondaban las 225,000. Las reclamaciones alcanzaron un máximo de siete millones en marzo, según el Departamento de Trabajo, antes de caer en el verano.
El número de personas que hicieron peticiones por desempleo por primera vez ha rondado el millón en los últimos meses. La semana que terminó el 23 de enero se presentaron 847,000 reclamos, según informó el departamento. Casi 16 millones de personas reciben algún tipo de asistencia por desempleo.
Las agencias estatales afirman que han contratado nuevos empleados, han traído de vuelta a los jubilados y han trabajado siete días a la semana para tratar de mantenerse al día con la asombrosa cantidad de reclamos, al mismo tiempo que intentan combatir el fraude.
Millones de personas todavía están esperando una confirmación o un rechazo a sus solicitudes para recibir beneficios, según Stettner, que citó los datos de la fundación.
La fundación también analizó los niveles de reclamaciones el 26 de diciembre y estimó cuánto se habría pagado si los beneficios no se hubieran interrumpido por la demora en la promulgación de la ley de estímulo a finales del año pasado.
La organización descubrió que el programa debería haber pagado 11,500 millones de dólares por semana en enero. En cambio, los pagos reales reportados por el Departamento del Tesoro para todos los beneficiarios por desempleo ascendieron a 28,700 millones a finales de enero, alrededor de 17,300 millones menos que los 46,100 millones en beneficios "que se habrían pagado si todos hubieran recibido la ayuda prometida a tiempo".
Stettner dice que, debido a que lo
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