Georgia anticipa contradicciones después de Trump
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Las luchas internas entre los republicanos en Georgia ofrecen sólo un anticipo de lo que el partido podría enfrentar durante una era posterior a Donald Trump, plantea hoy The New York Times.
No hay peor momento para que los republicanos de Georgia que se vean envueltos en una guerra civil. Su candidato presidencial acaba de perder el estado, que durante mucho tiempo fue un seguro espacio conservador, mientras que se avecinan dos competiciones para determinar el control del Senado de Estados Unidos, señala el Times en su valoración.
Según la publicación, las elecciones del 5 de enero para elegir a los dos representantes estatales al Senado federal tienen una importancia vital pues influirán en la dirección del país para la primera parte de esta década.
Pese a eso, precisa, la guerra llegó a Georgia, llena de traiciones, acusaciones internas, de mentira e incompetencia, y una amarga división en facciones sobre la cuestión de cuánta lealtad debe mostrarse al presidente Trump y a su falso argumento de que la elección en este estado sureño le fue robada.
En el centro de estas discrepancias partidistas está la elección al Senado. 'Este es claramente un tema divisorio para los republicanos de Georgia', dijo Ashley O'Connor, un estratega republicano.
'Pero el equilibrio del Senado está en juego para los republicanos, así que todos harían mejor en recordarse a sí mismos lo que está en juego', agregó citado por el Times.
La publicación neoyorquina aborda las rivalidades entre los integrantes del partido rojo, cuyos candidatos a reelegirse en el Senado Kelly Loeffler y David Perdue enfrentan disyuntivas que las pueden arrastrar a una derrota ante los retadores demócratas.
Señala el diario que la disputa proporcionó un telón de fondo desordenado para los esfuerzos más amplios de Trump por socavar el sistema electoral en su conjunto, a la vez complicó los esfuerzos de reelección de Perdue y Loeffler, atados a las ideas del mandatario sobre su derrota en las urnas.
Lo que resulta alarmante para los republicanos nacionales –acentúa el Times- es que la incomodidad de Georgia puede ofrecer sólo un anticipo de lo que el partido podría enfrentar durante la era posterior a Trump.
Con Trump señalando que tiene la intención de intentar mantener el control del partido y posiblemente volver a buscar la Casa Blanca en 2024, los legisladores y agentes del G.O.P. se preparan para un período en el que estarán efectivamente esposados a un ex presidente que exige poder de veto en las elecciones intrapartidarias, acentúa el Times.
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