Las lecciones de Cuba y nuestros científicos

Cuando los vaticinios de la ciencia cubana comenzaron a proveer a nuestro gobierno de evidencias científicas acerca de la COVID-19 y su tratamiento clínico, Cuba se convertía en un ejemplo para el mundo de cómo con voluntad política y la unión de saberes distintos, era posible avanzar más rápido e incluso como ha sucedido, lograr un protocolo de manejo clínico nacional, con medicamentos innovadores, para enfrentar con mayor eficacia el Sars-Cov-2.

Cada encuentro de nuestros expertos y científicos con nuestro presidente resulta una clase en dos sentidos. Primero de humildad, modestia y compromiso social; segundo, de aportes de conocimientos refrendados en estudios que impactan directamente en la salud o en la vida de las personas; ciencia constituida, no abstracta, ciencia que busca una solución a desafíos que aún enfrenta el país, y lo más importante, en beneficio de todos.

Y es bueno preguntarse ¿en qué otra nación del mundo, desde que surgió esta pandemia, científicos y expertos han tenido la posibilidad de intercambiar, proponer y participar tan activa y coordinadamente en el enfrentamiento a la COVID-19 como lo hacen los nuestros en Cuba?.

Transitamos por el encuentro 23. Y cada intercambio es diferente, aportador, y también evidencia de que la gestión del gobierno con la ciencia, tiene un enorme caudal de posibilidades, no solo como estilo y dinámica de trabajo impuesta por la COVID19, sino como esencia, principio y fin mismo de los propósitos de las ciencias en Cuba.

Y es ahí también, en la práctica, una interpretación viva del concepto de Revolución de Fidel cuando afirmaba la necesidad de ¨emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos".

El resultado del candidato vacunal Soberana-01 que ahora transita por sus ensayos clínicos es un resultado de esa gestión del gobierno unida a nuestros científicos, como lo han sido otros medicamentos que ahora se aplican en el tratamiento a la COVID-19 una reafirmación de la validez de estos intercambios que mantienen plena sinergia con los intereses de la nación,  sus prioridades y el mejor uso del recurso humano y las capacidades tecnológicas y en el orden de la cooperación entre diferentes instituciones.

Entonces hay otra lección de estos tiempos para el mundo y es cubana: la integración entre cada eslabón de la cadena que a su vez tiene como organismo coordinador un comité de innovación y la propia Academia de Ciencias de Cuba.

Las lecciones de Cuba y nuestros científicosPero como si eso fuera poco, como resultado también de esta etapa de enfrentamiento a la enfermedad, ha quedado la abundancia de publicaciones científicas, un arsenal de saberes documentados a partir de estudios realizados y otros que están en camino cuya riqueza no solo está en su presentación sino en el amplio abanico de temas que tratan, las edades en las que impactan y sus aportes.

Al resumir hace solo unas horas un nuevo intercambio con expertos y científicos que acompañan al país en la gran batalla por la vida, el presidente de nuestro país lo calificaba como herramienta de inestimable valor sobre cómo podemos todavía perfeccionar la gestión de gobierno a partir de las propias evidencias que nos va dando la investigación científica, confirmatorio, una vez más de la importancia de todo este trabajo que están haciendo los expertos y los grupos científicos en función del enfrentamiento a la COVID-19.

Voluntad de gobierno, conocimientos, la prioridad de salvar vidas como esencias para enfrentar una enfermedad que requiere de todas nuestras ¨armas¨ para derrotarla.