Congreso de EE.UU. busca evitar pruebas nucleares por Trump
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Una nube de hongo se eleva tras la explosión inicial de la prueba de bomba atómica de EE.UU. frente a la costa de Bikini Atoll, Islas Marshall, julio de 1946.
Según informó el lunes el diario norteamericano The Hill, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó una enmienda a la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA, por sus siglas en inglés), con 227 votos a favor y 179 en contra, la cual prohibiría el uso de los fondos “para hacer preparativos o ejecutar cualquier prueba de armas nucleares explosivas que produzca algún rendimiento”.
No obstante, esta enmienda choca con una resolución aprobada por el Senado de EE.UU. al respecto, y la disputa entre el Senado y la Cámara de Representantes debe resolverse antes de que la NDAA sea enviada al Ejecutivo.
La versión de la NDAA del Senado incluye una enmienda del senador Tom Cotton (republicano) que pondría a disposición unos 10 millones de dólares para “llevar a cabo proyectos relacionados con la reducción del tiempo requerido para ejecutar una prueba nuclear, de ser necesario”.
Por su parte, el presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, Adam Smith (demócrata), dijo que el país no necesita realizar pruebas nucleares. “La preocupación de los demócratas es que el Senado haya incluido 10 millones de dólares en su proyecto de ley de defensa precisamente para eso”, añadió, dejando en claro que los demócratas no creen que “sea una buena idea realizar pruebas nucleares en vivo”.
El debate sobre las pruebas nucleares en Estados Unidos estalló a principios de este año, después de que la Administración de Donald Trump propusiera un plan para realizar pruebas nucleares como una táctica de negociación dirigida hacia Moscú y Pekín.
El diario estadounidense The Washington Post advirtió también de las consecuencias a gran escala pasos de ese tipo para las relaciones del país norteamericano con otras potencias nucleares.
Este informe se emitió luego de que el magnate neoyorquino anunciara su intención de retirar al país del Tratado de Cielos Abiertos, tras acusar a Rusia de violarlo. El tratado, que entró en vigencia en 2002, autorizaba a los países signatarios a realizar vuelos de observación sobre los territorios de otros Estados para verificar movimientos militares, que terminó abandonándolo en 2019.
La Administración de Trump ha tomado decisiones que han sacudido la política militar estadounidense. De hecho, retiró a Estados Unidos del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés) sobre misiles terrestres de mediano alcance.
No obstante, el inquilino de la Casa Blanca insiste en un nuevo tratado que incluya a China, algo que el país asiático ha rechazado en reiteradas ocasiones, incluso el pasado 8 de julio afirmó que participaría con gusto en negociaciones de control de armas, si EE.UU. está dispuesto a reducir su arsenal nuclear al nivel de China.
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