La OMS y Donald Trump: el señor de las paradojas
especiales
Mientras Estados Unidos vive su peor momento por la pandemia del nuevo coronavirus, su presidente, Donald Trump, acaba de notificar al Congreso y también a la ONU, que su país se retira de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Al momento de redactar este texto, Estados Unidos reportaba la cifra récord de 60 mil 21 nuevos casos infectados en un día, y mil 195 fallecidos, según la Universidad Johns Hopkins.
Desde que la Covid-19 llegó a esa nación, totalizaban allí cerca de 3 millones los contagios y 131 mil 480 muertes.
El mandatario de la Casa Blanca ha declarado que fundamenta su decisión —que tardará al menos un año en ser efectiva y que venía anunciándose desde finales de mayo— en que la OMS no ha ejecutado las reformas que Estados Unidos, su principal contribuyente, le exigiera semanas atrás. A la par, acusa a la organización internacional de “graves fallas” en su gestión frente a la pandemia.
Entre esas supuestas faltas de la OMS, Trump menciona un presunto "ocultamiento" de estadísticas de los contagios y no haber sido más exigente con el gobierno de China, que, según el presidente norteamericano, no ha cumplido con su obligación de informar a la OMS todo lo que allí ha sucedido en cuanto al nuevo coronavirus.
Ya desde mediados de abril último, cuando anunció su intención de retirar el financiamiento a la OMS, Bill Gates, el segundo contribuyente a la OMS, había apuntado desde su cuenta en Twitter: "Vacilar con la financiación de la OMS durante una crisis mundial de salud es tan peligroso como suena. Su trabajo está en ralentizar la propagación de la Covid-19, y si este trabajo se paraliza, ninguna otra organización podrá reemplazarla. El mundo necesita a la OMS ahora más que nunca".
Convencido de ser el Señor de las Dominaciones, porque es quien más aporta, Trump protagoniza ahora esta nueva pataleta, precisamente cuando el planeta vive una gravísima y nunca antes vista situación epidemiológica en la que corresponde a la OMS un papel protagónico.
Así lo ratificó el propio secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, quien fue de los primeros en pronunciarse sobre la decisión del Señor de la Casa Blanca: "Creo que la Organización Mundial de la Salud debe ser apoyada, ya que es absolutamente fundamental para los esfuerzos del mundo para ganar la guerra contra el COVID-19", afirmó en un comunicado.
Por su parte, el canciller de Alemania, Heiko Maas, fue enfático en uno de sus twitter a propósito de la conducta de Trump: "Culpar a otros no ayuda. El virus no conoce fronteras".
También desde esa red social el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, mostró su desacuerdo: "No hay razón para justificar este movimiento en un momento en que se necesitan sus esfuerzos más que nunca para ayudar a contener y mitigar la pandemia de coronavirus".
Lo que oculta la cáscara
Con solo raspar un poco la cáscara que guarda al palo, según indica el viejo refrán, quedan al descubierto, más allá de las enunciadas por el presidente norteño, otras y convincentes razones por las que ha montado este nuevo y condenado show.
Según reconocidas agencias encuestadoras de ese país, solo el 23% de los adultos estadounidenses calificaron la respuesta del gobierno frente al coronavirus como excelente o muy buena, y únicamente el 20% de buena.
Considerando dichos resultados y también estimaciones de importantes analistas, la estrategia que ahora sigue Trump de criticar y culpar a la OMS, en realidad lo que busca es justificar, de cara a las elecciones de noviembre, su errático proceder frente a la pandemia.
Pero ni el señor Tedros Adhanom Ghebreyesus, presidente de la OMS, ni ningún otro directivo de esa entidad indicaron nunca inyectarse desinfectante o exponerse a la luz ultravioleta para combatir el Sars-Cov-2, y mucho menos aseguraron, como sí hizo Trump, que con las temperaturas cálidas el virus iba a “desaparecer milagrosamente”.
Cuando este coronavirus asomó la oreja peluda en la nación norteña, su presidente reiteró, más de una vez, desoyendo a científicos y otros expertos, que este no sería una amenaza para su país. Luego, públicamente declaró en el Foro Económico de Davos: “Lo tenemos totalmente bajo control”.
Resultó otra mentira que alcanza al presente, porque todavía Trump no ha logrado perfilar una estrategia de país sustentada en la coherencia y la unidad. En vez de tenerlo todo bajo control se vivencia un caos donde los gobernadores se las ven desamparados y actúan contradictoriamente. Lo mismo indican abrir los negocios y volver al trabajo, que reinstauran el confinamiento a causa de rebrotes.
Reabrir la economía a toda costa y a todo costo podría resumir la estrategia del presidente norteamericano, mientras, paradójicamente, el principal epidemiólogo de su país, Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, advierte “no confrontar vidas con la economía”.
Trump no actuó a tiempo, ha tropezado una y otra vez empujado por su prepotencia, y ahora culpa a la OMS de su catástrofe frente al coronavirus, una de las mayores en la historia de esa nación, que en estos meses ha dado sepultura a más fallecidos que los que dejó el derrumbe de las Torres Gemelas.
- Añadir nuevo comentario
- 3001 lecturas
Comentarios
Ramon
adriano
Haydee
LUIS IBARRA
Añadir nuevo comentario