¿Los marcianos llegaron ya?

La pregunta que da título no es para repetir el estribillo del número que por los años 50 popularizó la famosa orquesta Aragón: «Los marcianos llegaron ya/ y llegaron bailando ricachá, ricachá, ricachá/ Así llaman en Marte al Chachachá».

Viene al caso porque hace solo unos días alguien a quien se debería prestar atención aseguró que «los extraterrestres existen, no hay duda. Es posible que estén aquí ahora y simplemente no podemos verlos».

Quien acaba de hacer tal declaración a CNN fue la doctora Helen Sharman, la primera cosmonauta británica en viajar al espacio. Protagonizó tal hazaña a bordo de la nave espacial Soyuz TM-12, en 1991, cuando tenía 27 años.

Hoy, con 56 años, esta doctora en Química, quien permaneció ocho días como investigadora en la misión espacial, asegura sin temblarle la voz que «Hay tantos miles de millones de estrellas en el universo que debe haber todo tipo de formas de vida».

«¿Serán como tú y yo, compuestos de carbono y nitrógeno? Quizás no», comenta. Estas especulaciones habría al menos que considerarlas porque sus tareas en el espacio estuvieron vinculadas justamente a las llamadas ciencias de la vida, en que se especializó esta británica.

Merecedora, entre otros lauros, de la condición de miembro honorario de la Real Sociedad de Química del Reino Unido, de la Medalla por Méritos en la Exploración del Espacio, y de la Excelentísima Orden del Imperio Británico, Helen Sharman no ha sido la única en pronunciarse sobre la posible existencia de extraterrestres junto a nosotros, pero sí es la primera que hace tales comentarios en este año recién comenzado.

Ojalá esos seres de otros mundos sean tan tiernos y amables como el ET de la película de Spielberg.

Aunque expertos entrevistados por la televisión cubana no comparten el mismo criterio que esta doctora, y aunque no existen –todavía- evidencias públicas y comprobadas de tales presencias en la Tierra, de todos modos sería recomendable andar atentos en este 2020 por si en el P4 o en la cola de la farmacia alguien muestra una rara tonalidad verde en la piel o le asoman un par de antenitas acusatorias entre las extensiones del peinado o bajo la gorra.