DE MIS RECUERDOS: Vietnam 1972
especiales
En agosto de 1972 tuve la dicha de viajar hacia un inmenso heroísmo: formé parte de una delegación periodística cubana que viajó a Vietnam para denunciar la ofensiva nixoniana contra los diques. Los gringos trataban de doblegar lo que debía ser, por lógica e historia, un solo país, y en su bestialidad eran capaces de intentar ahogar a la población del Norte con la furia de las aguas escapadas. Los llevaré a parte de mis vivencias allá.
PRIMER DÍA DE CLASES
Venga conmigo. Será testigo del primer día de clases en una escuela primaria de Gia Lam, distrito de Hanoi. Cuatro de septiembre de 1972. Acto en este centro enmascarado. Discursos. Canciones. Bailes. Hacia las aulas. En esta, los pequeños cantan. En aquella, escriben en la pizarra. Las paredes, de barro. El piso, de tierra. En una tercera, se muestran distintos tipos de bombas utilizadas por los agresores. La piña, la naranja, semejantes a estas frutas. Las lanzan para que las halen y… vuelen casas, vehículos, sembrados, el mismo que la haló y los que lo rodeen. Existen las encubiertas con juguetes: muñecas incluso, para conseguir lo mismo. ¡Ese es el Santa Claus verdadero y hay que prevenir a los niños, a los adolescentes, a todos!
¡El tambor suena! Otra enseñanza: ¡aviones enemigos rondan! Los alumnos se dirigen disciplinadamente hacia los refugios. Los maestros guían y son los últimos en entrar. Varios Phantom vuelan cerca del centro. La artillería patriótica responde.
Cesa la alarma. De nuevo, las clases. En cada aula entonan la Canción contra los aviones enemigos.
DUELO SOBRE EL RÍO ROJO
El sol del mediodía nos castiga mientras esperamos la balsa fuera del Volguita en una orilla del Río Rojo. Montamos el auto sobre la plataforma y de nuevo ¡la alarma! Tres aviones yanquis haciendo de las suyas. Salimos del carro. Los Mig van hacia ellos. Somos testigos del combate. Los enemigos huyen en dirección de la Séptima Flota.
Navegamos. ¡La alarma otra vez! La contienda nos sorprende en medio del río. Batista y Simoneau usan sus cámaras. En cuanto estamos en la otra orilla, los vietnamitas quieren introducirnos en los refugios. Ni pensarlo: escapamos. La lucha será filmada y fotografiada. Un cohete pasa cerca de un Phantom. ¡Hay que desbaratar a estos hijos de puta!, grito. Vemos los hongos que deja la carga de los agresores. Hacia la izquierda, humo y llamaradas.
Uno de los aguiluchos dobla en nuestra dirección. Los vietnamitas intentan meternos en los refugios. No lo consiguen. Tenemos que "capturar" a los asesinos y mostrárselos al mundo. Para eso estamos aquí. En segundos, la mole está encima de nosotros. Los testículos llegan al cuello pero seguimos laborando. El Phantom se va. Los milicianos nos regañan y nos obligan a abandonar el sitio. Reímos cual niños de sus maldades. En el Volguita, vamos camino al hotel.
LA TRISTEZA POR CAMBIAR UN TÍTULO
Termino el reportaje sobre el inicio de las clases. Lo entrego al teletipista y me voy a dormir después de un jugazo de piña en el bar. Mi descanso es interrumpido: el jefe de la delegación me despierta y hace saber que debo cambiar el encabezamiento y el título del escrito recién entregado: un ataque norteamericano acabó con la vida de cinco muchachos de la aldea visitada por la mañana.
UNA FAMILIA VIETNAMITA
CON 5 NIÑOS, ASESINADA
POR LA AVIACIÓN YANQUI
Hanoi, 5 de septiembre. Los cinco niños de la familia Van Nham, residentes en la calle Nha Bof, del distrito de Gia Lam, fueron asesinados ayer por bombas yanquis. Los padres también perecieron. Esos cinco muchachos estuvieron presentes en el acto que inauguró el curso escolar en esta ciudad…
Lo agrego al trabajo. Miro el rostro del periodista camagüeyano Lucas Cortadas: ha sido ganado por la rabia. Aprieta los puños. "Y no poder hacer nada, ¡nada!", se duele. No regreso a la cama. La mordida sobre esta zona ha sido mucho para mí. Me asalta una carta –poema:
Hanoi, 5 de septiembre de 1972/Nelia:/Anoche supimos/que cinco muchachos/del distrito de Gia Lam/fueron asesinados/por los Phantom./Entre las ruinas/de lo que fue el hogar/encontraron armas estratégicas:/libros/lápices/libretas
un balón de fútbol muy usado/y juguetes baratos.
EL MOMENTO MÁS DIFÍCIL
Llego tarde a la comida. La cara, de pocos amigos. Ya lo sé, hermanos. Aparto el plato, hecho rarísimo en mí. Cuando sepas donde estuve, entenderás. El doctor Harley Borges me invitó a recorrer el hospital Saint Paul. Dijo: "Amárrate los pantalones porque lo que vas a ver me impresiona a mí, que soy médico…" Se quedó corto. Es el momento más difícil que he vivido en Vietnam. La única salida es golpear al enemigo con el arma que tengo: la palabra. ¡Qué lástima no poder darles con algo más que estas líneas!
Carta para mis hijos desde Hanoi
Edith y Víctor:
El domingo los recordé más que nunca. Visité el hospital Saint Paul acompañando al médico Harley Borges. Lo que vi es difícil de describir, pero debo tratar de hacerlo. Todo no puede ser juegos y mimos. Hay que hablarles ya de cosas serias como estas: muchachos mucho más pequeños que ustedes con horribles quemaduras por el pecho, el rostro, el sexo...
Ver cómo resistían las curaciones sin llorar y aquel sufrir en la edad de los dulces y los juguetes, respirar el olor a carne humana quemada, fue acordarme de ustedes en la escuela, en mis brazos, en las clases de boxeo que les doy. Y fue también pensar que mientras exista el imperialismo, el peligro de este horror retoza sobre la cabeza de cualquier niño del mundo.
Todas las madres y todos los padres honestos debemos unirnos para dar la fuerza que podamos a la lucha por contener la destrucción y los asesinatos en las ciudades vietnamitas. Haiphong, Nam Dinh, Hong Gai, Phu Luy… son heridas que acusan.
Tengo ahora que rasgar el velo de la muerte. Deben conocerla. Una madre, con la tristeza devorándole los ojos, corre en busca de Borges. El hijo, recientemente lesionado en un bombardeo, va dejando la vida sobre el lecho. La cinta blanca en el brazo de la mujer muestra que otro familiar falleció hace no mucho.
Casi al mismo tiempo suena la alarma. Al poco rato, los Mig y los Phantom confunden el rugir de sus motores. La artillería entra en acción. Un cohete dibuja el cielo. En medio de la batalla, médicos y enfermeras realizan la suya contra la muerte. Treinta minutos de combate aéreo. La alarma anuncia la conclusión. Enfermos, visitantes, trabajadores del hospital, salen de los refugios.
Por la noche, llegan noticias al hotel Reunificación donde me hospedo. El muchacho murió. Otros tres fueron destrozados por las bombas en el distrito de Gia Lam, al norte de Hanoi. Dos aviones agresores fueron derribados.
¡Hijos, jamás habrá perdón para los yanquis!
LA OFENSIVA DEL POEMA
Entre el rememorar, la ofensiva de hechos vividos, crónicas y reportajes publicados, me llega un poema casi de amor; bueno, léanlo para que comprendan...
Hanoi, 12 de septiembre de 1972/Elsie Carbó:/No he dejado de soñar/ni una noche/con tus senos formidables./Pero, desde ayer,/después que la niña Thuy Tuyet/mostró su pecho/condecorado por las quemaduras de la guerra,/no puedo pensar en ellos.
Y también...
Nam Ha, 15 de septiembre./ Elio:/Corner/gol/ castigo/fuera de juego.//A pesar de Nixon,/estos niños/contienden por un balón/sobre las ruinas de edificios/puentes/chozas/estatuas pagodas./Sonríen, chutan, atacan, defienden/hasta que la alarma/anuncia la cercanía de las águilas.
Tomado del libro testimonial Vietnam 1972: Viaje por el heroísmo, primer premio del Concurso Raúl Gómez García del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura, mención en el certamen 26 de Julio del MINFAR en 1980, y primer premio en el género de crónica del concurso convocado en el año 2007 por el ICAP y la embajada vietnamita en Cuba. Los poemas integraron un conjunto ganador del segundo premio del Concurso de Poesía Regino Pedroso, del periódico Trabajadores en 2011. La obra, acogida por la Editora Política, fue entregada a la Empresa de Artes Gráficas Federico Engels en el 2014.
Añadir nuevo comentario