Francia: la justicia autoriza el gallo Maurice a seguir cantando
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La justicia rechazó la queja: Maurice podrá seguir cantando libremente.
Una demanda insólita había formulado una pareja de jubilados dueños de una casa de campo en la turística isla de Oléron en el suroeste de Francia.
Molesta por el cacareo matutino de un gallo, la pareja acusó a la dueña del animal de “perjuicio sonoro”. Pero un tribunal francés rechazó la demanda y condenó además a los demandantes a pagar a la propietaria del gallo Maurice a pagarle 1.000 euros por daños y perjuicios, indicó Julien Papineau, abogado de la propietaria del ave.
“Es una victoria para toda la gente en la misma situación. Espero que sirva de jurisprudencia”, dijo Corinne Fesseau, la propietaria del gallo.
La suerte del gallo Maurice se ha convertido en un símbolo de la resistencia del mundo rural francés. Una petición en su defensa consiguió más de 140.000 firmas.
El abogado de los demandantes argumentaba que la casa de vacaciones de sus clientes está ubicada en una zona residencial de Saint-Pierre de Oléron y que, por lo tanto, tienen el derecho de exigir silencio.
En otra localidad del suroeste de Francia, Gajac, el alcalde pidió al gobierno que declare los sonidos del mundo rural (ladridos, mugidos, rebuznos, trinos…) como parte del "patrimonio nacional" y de este modo ponga fin a este tipo de quejas que terminan en los tribunales.
Y en una localidad del sureste francés, Saint-André-de-Valborgne, el alcalde colgó una pancarta en forma de advertencia a los visitantes. “¡Atención, pueblo francés! Usted entra en un pueblo francés por su cuenta y riesgo”, dice el letrero, difundido por el alcalde del pueblo en julio en su cuenta de Facebook. “Aquí tenemos campanas que suenan con regularidad y gallos que cantan muy temprano (…), si Usted no lo soporta,está en el lugar equivocado”, precisa el mensaje.
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