Pelota cubana: ¿Por quién doblan las semifinales?
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La pelota cubana continúa avanzando. En los estadios de los seis equipos involucrados se siguen las incidencias de los desafíos y ya algunos gurúes, especialistas y aficionados comienzan con mayor nivel de profundidad a sacar cuentas de cara a las semifinales de esta 58 Serie Nacional.
Las Tunas, subtitular de la campaña precedente, se encuentra nuevamente enrachada. Tres triunfos al hilo hasta el momento de redactar estas líneas y global de 26-14 los convierte nuevamente en serios candidatos a los play off.
Cuando corren las novenas subseries los leñadores de Pablo Civil archivaban seis éxitos en las últimas diez salidas a la grama.
Haciendo honor a su mote, su temible batería ha vuelto a blandir sus hachas para encabezar la justa e average colectivo (313), porcentaje de embasado OBP (393), carreras producidas (747), bases robadas (58), y corredores en bases impulsados (324).
Individualmente los tuneros poseen tres hombres entre la decena de mejores bateadores: hablamos de Jorge Enrique Alomá (388, con 13 jonrones y 56 fletadas), Jorge Johnson (372-2-53), y Alexander Ayala (362-6-43).
Desde el box, a su staff le compilan para 273, segundo menor promedio rival, trabajan para 3.87 limpias-terceros por cada nueve innings, encabezan el Whip (1.39), y son los que menos boletos regalan cada nueve actos (3.11).
Yadián Martínez (9-2; con 2.46 limpias; 73 estrucados) encabeza a los serpentineros, respaldado por Dariel Góngora (10-5; aval de 3.45 y 57 estrucados), Yoalkis Cruz (8-4 dueño de 3.76; y 61 ponches), y Yudier Rodríguez (7-5; PCL de 4.19; y 64 retirados por vía de strikes).
Escoltan a la tropa de Civil los gallos de Sancti Spíritus. Con una racha envidiable que llegó a ser de ocho sonrisas en fila, han caído en sus últimas tres presentaciones. Eso es algo que posee esta segunda etapa: cualquier novena te inflige derrotas. De hecho, en el papel antes de iniciarse la etapa, no muchos colocaban a los espirituanos entre los posibles cuatro agraciados. Los espirituanos han logrado un balance ganador en todas las líneas de juego. Han aumentado su bateo colectivo hasta 298, y se mantienen en el centro de las tabla en otros rubros estadísticos pese a ser los de menor ofensiva de largo alcance con solo 40 vuelacercas.
Un argumento sólido viene siendo su cuerpo de lanzadores, el cual trabaja para 3.71 limpias por juego, con Whip de 1.45, frisando el límite de lo aceptable, y 3.82 transferencias por cada nueve episodios. A sus pitchers les batean menos que al resto, solamente 270 en una etapa que se ha caracterizado por la violenta ofensiva desatada.
Alberto Bisset, Yoen Socarrás, el refuerzo agramontino Yariel Rodríguez, Yamichel Pérez, y Pedro Ángel Álvarez sostienen el trabajo desde el montículo, de los más loables en esta etapa definitoria.
La tabla de posiciones se completa en puestos de privilegio tentativos con Villa Clara (22-18, y racha de cuatro sonrisas), Ciego de Ávila (19-21, negativos cinco deslices), Industriales (16-24, menos cuatro), y Holguín (14-26, cuatro éxitos en línea).
Ante semejante panorama cabría preguntarse, y especialmente tomando como referente el repunte victorioso de los cachorros holguineros, pues con anterioridad ya he mostrado mi desacuerdo con la estructura de la segunda fase y el famoso reordenamiento: ¿Tiene sentido borrar los resultados anteriores de los equipos involucrados? ¿Alguna de las Ligas beisboleras más serias del planeta, aquellas que constituyen los referentes más sólidos, obvian en algún punto las victorias obtenidas?
Definitivamente no. La competitividad y paridad, el posible escapado, no pasa por eliminar los desenlaces favorables de los elencos involucrados ante aquellos no clasificados o de menor aval.
Una solución bien podría ser, y lo he venido manifestando desde hace tiempo, llevar dos divisiones simultáneas. Tras los primeros 45 juegos el primer escaño de la segunda asciende automáticamente, el octavo de la primera desciende, y segundo de esta con séptimo de la de menor empuje se medirían al mejor de tres en serie de comodín.
Eso con cierta diferenciación en materia de gastos, bondades, recursos a disposición de cada una, e incluso política salarial, lo que conduciría sin margen de duda, a una mayor entrega, motivaciones e incentivos para lograr insertarse en la competición élite…
Bajo el presente sistema Holguín arrancó con notoria desventaja y es muy probable que pese a mantener ese repunte victorioso le cueste sobremanera hacerse de uno de los cuatro cupos semifinalistas.
Desde hace buen tiempo, incluso en el ámbito doméstico, los criterios de representatividad a tenor con los peloteros formados y desarrollados por cada provincia se han difuminado. Luego, con la opción de reforzarse antes del play ball en la segunda etapa, esto varía aun más.
Es cierto que los mejores serán aquellos que más sonrisas logren con la calidad concentrada, pero no resulta lógico, borrar éxitos, sean cuales fueren las circunstancias en las que se lograron. Otra arista pudiera ser medirse un mayor número de veces con las novenas de su región. Claro, eso implicaría establecer divisiones o algo parecido a estas y conferencias.
Las ideas pueden ser muchas, todas surgidas al calor de la reflexión y en aras de elevar el techo del certamen doméstico, de nuestra pelota desde adentro.
La Serie Nacional inicia con un sedimento de lagunas de mecánica, conceptos y maneras de hacer que traen sedimentadas buena parte de sus jugadores y técnicos incluso, desde el tránsito por categorías inferiores. Urge poner todos los saberes en función de atenuar esas deficiencias. La imposibilidad de clasificar al Mundial en el Panamericano juvenil que por estos días se celebra y el fracaso en reglas generales de esa selección, constituyen otra prueba sólida de lo que hemos venido comentando.
Ni siquiera esta fase, con todo y los subterfugios hechos para elevar la calidad de la misma y los partidos, lo ha conseguido con todas las de la ley.
Cierro con una predicción semifinalista: Las Tunas, Sancti Spíritus, Villa Clara y Ciego de Ávila se pintan como clasificados. Pero aún queda tela por donde cortar.
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