MIRAR(NOS): Todo no está dicho
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Resulta que recientemente se dio a conocer que se ha legalizado, en la misma Colombia dueña del cartel de Medellín y de tantas otras cosas machistas, y en el caso del Cartel, monstruosas, el término poliamor.
Nada tiene que ver con un policía y sí con un desatino para los más puritanos (como yo). No escapo del estupor, una familia de tres me ha sacado los colores al rostro y el mayor asunto es que son tres hombres defensores a ultranza del soberano derecho de amarse entre ellos, llegando incluso a legalizarlo.
Cada cual es libre de amar a su manera —conste que por ahí no va mi censura—, pero…
Según la Wikipedia, "poligamia" se usa para referirse a una manera codificada de matrimonio o unión múltiple (especialmente aquellos/as que tienen una base religiosa o tradicional), mientras que el término "poliamor" implica una relación definida por acuerdos entre los miembros, más que una norma cultural.
Así, aunque poligamia y poliamor son a menudo tratados por neófitos como conceptos similares, los dos términos están basados en diferentes filosofías e ideales, y poca interacción ocurre entre los que se dicen "polígamos" y "poliamorosos". Como dato curioso, unos 47 países tienen establecida legalmente la poligamia.
En el caso de Colombia, la unión poliamorosa, legalizada este mes, se diferencia de la poligamia en términos jurídicos porque esta última no existe legalmente en el país sudamericano, mientras que, por ejemplo, las pensiones sí pueden ser divididas entre las partes de una relación poliamorosa.
En la publicación dan cuenta de que esta “trieja” (si bien no pareja) brinda un mensaje a la sociedad. No se definen como un grupo de amigos que viven juntos. Dejan clarísimo que son una familia y esperan ser respetados como tal. No hay límites de cuántas personas pueden entrar, y lo que sí salta a la vista es que hay que tener la mente muuuuuuuuy abierta.
A estas alturas, por supuesto, deseo que, en alguna medida, este espacio que propicia CubaSí les haya abierto un poquito en todas estas materias, pero… sinceramente, al menos a primera instancia, cuando uno se topa con este tipo de novedades entra en un estado parecido al shock. Después se digiere, pero, antes, uno apunta sus fusiles y abre su boca en señal de asombro desmesurado.
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